José Cárdenas
Si persiste la inconformidad de Andrés Manuel López Obrador por el resultado del “conteo distrital” —con todo y la apertura de la mitad de las urnas presidenciales—, el PRI “allanará” el camino para recontar la otra mitad, anuncia su líder, Pedro Joaquín Coldwell.
Para revertir el resultado de la elección, López Obrador necesitaba 42 votos en cada una de las 78 mil urnas revisadas. No hubo milagro ni sorpresa.
Sin embargo… el Movimiento Progresista marca la agenda… alega que un acto de Estado no se resuelve con un ejercicio de contabilidad.
Ahora el proceso llega al Tribunal Electoral, que sentenciará la elección a más tardar el 5 de septiembre. La ley lo faculta para recontar todas las urnas… si algún contendiente impugna el proceso.
Venga, pues, la impugnación.
–¿En esa “mesa”, Andrés Manuel podría ganar lo que perdió en la votación?
Con la ley en la mano, presume que sí… esa es su apuesta.
El coordinador de la campaña del pejista, Ricardo Monreal, defiende a su candidato: “Nadie nos puede satanizar ni nos puede cuestionar por ejercer los derechos que establece la ley”. Aclara que el reclamo no significa faltarle el respeto al medio millón de ciudadanos que contó voto por voto: “…si la ley te permite inconformarte con una resolución en contra tuya, tienes el derecho de acudir a las instancias superiores y eso no viola el Pacto de Civilidad”.
Entre los ciudadanos espectadores prevalecen la inquietud y el miedo de que los inconformes con el resultado electoral vuelvan a tomar las calles o realicen un plantón como el de hace seis años.
“No se preocupen”… es el mensaje que manda la gente de Andrés Manuel… “no vamos a ofender a la gente, pero vamos a demostrar que el PRI gastó miles de millones de pesos violando la ley… que hubo una compra desmedida de votos... estamos luchando para aclarar la verdad, jurídica y legal, de lo que pasó en la elección”… y promete: “Actuaremos con dignidad y firmeza (…) y acataremos al fallo de una elección envenenada”.
El Tribunal Electoral tiene la última palabra.
MONJE LOCO: La situación del presidente Calderón no puede ser peor. Le esperan cinco meses, largos, en los cuales le caerá encima la culpabilidad de haber recibido un partido triunfante y haber entregado un PAN desorganizado, con figuras de tan notoria mediocridad como Gustavo Madero, que hundieron al partido gobernante en el tercer lugar… y con un declive histórico tal como no lo soñaron ni sus peores enemigos. Por si eso fuera poco, todavía le queda pendiente operar la expulsión de Vicente Fox, resolver la transición y buscar dónde queda la puerta trasera para salir y esperar, pacientemente, el juicio de la historia, mientras de sus manos se desprende de la banda presidencial para colocarla en el pecho de un adversario. Toda una pesadilla. PUNTO Y APARTE: –¿Por qué ninguno de sus antiguos subordinados en el gabinete ha defendido a Vicente Fox? –¿Por qué ninguno ha tenido una expresión siquiera de amistad?
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