Guerrilleros liberales
Uruguay está haciendo todo lo posible
para atraer a los que quieren huir de las calamidades latinoamericanas,
europeas o estadounidenses. Se las arregla para lograrlo haciendo, en
muchas áreas, lo contrario de lo que hace el resto del mundo, sólo que con disimulo y bajo tono para evitar los rencores del resto.
El mandatario uruguayo (¿debo insistir en que es un ex guerrillero que estuvo preso por actos de violencia?) ha resultado uno de los gobernantes más astutos del globo. Deja hacer a su vicepresidente, Danilo Astori,
y a los llamados 'astoristas', un grupo de socialdemócratas que en el
fondo son liberales y controlan el Ministerio de Economía, todo lo que
quieran en lo relativo al marco económico y el clima de inversiones.
Para mantener mansa a la base, hace concesiones periódicas a la izquierda, por ejemplo a través de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, de corte mucho más intervencionista. Cuando sale al extranjero mantiene un discurso vagamente socialista
para no alarmar a los otros socialistas latinoamericanos que lo ven
como suyo, pero cuando gobierna le ofrece al mundo libertad y seguridad,
al revés que varios de sus correligionarios.
La semana pasada, fueron actualizadas y detalladas en el Parlamento las normas legales para atraer a extranjeros. Son más audaces incluso que las que dio en su día Margaret Thatcher
en ese aspecto particular. La orientación de estas normas es
francamente valiente en un mundo donde, debido al desbarajuste fiscal,
lo único que se oye es que los gobiernos van a subir impuestos (el IVA
será el próximo que subirá bajo un gobierno conservador español, en
Estados Unidos está a punto de caducar la eliminación de algunos
impuestos decretada por el gobierno anterior y en Francia acaba de
confirmarse que aumentarán los tributos anunciados en la campaña
presidencial).
Si usted, abrumado extranjero, se va a
vivir al Uruguay, no tendrá que pagar impuestos sobre los ingresos
obtenidos fuera de ese territorio durante cinco años, contando a partir
del año siguiente a aquel en que pasó a ser residente. Si se traslada
allá en ocubre de este año, por ejemplo, pasará a ser residente a los
seis meses, es decir en abril de 2013, pero los cinco años de
exoneración regirán a partir del año siguiente. ¿Y qué sucederá al cabo
de esos casi seis años? Pues que sólo pagará el 12% sobre sus
dividendos e intereses, y ni un centavo sobre otro tipo de ingresos
externos...a menos que haya pagado ya un mínimo de 12% por sus
dividendos o intereses en otro país, independientemente de que
Montevideo tenga o no un acuerdo de doble tributación con él, en cuyo
caso estará exento también de esa discreta obligación. Aunque estas
normas recientes están referidas sólo a las personas, las empresas
extranjeras ya tenían el mismo tipo de exoneración anteriormente.
El efecto de las inteligentes medidas adoptadas por Uruguay ha sido casi inmediato. En Estados Unidos circulan ya informes de asesores financieros y publicaciones bursátiles animando a los norteamericanos a emigrar allá. El asunto no es académico. El número de emigrantes estadounidenses ha aumentado mucho (hay unos 6.4 millones
viviendo o estudiando fuera de su país, cifra récord) y ha surgido un
intenso negocio que consiste en ayudar a obtener un pasaporte
extranjero. Es una verdadera delicia histórica que el Uruguay
gobernado por un ex tira-tiros sea hoy un lugar al que muchos americanos
quieren huir para protegerse del estatismo.
Esto, claro, lo descubrieron antes que los estadounidenses los ciudadanos de países vecinos,
que han ido huyendo de las catástrofes económicas con destino a
Uruguay en años recientes. Los siete bancos del país y el feraz campo
uruguayo están ahítos de dinero argentino.
Por supuesto, y a pesar de la elegancia
con que lo hacen todo para evitarse envidias, Uruguay ha empezado a
despertar angustia.....En lugar de copiar las buenas cosas que ofrece
ese país y así evitarse la estampida de dinero y de personas, algunos gobiernos estén presionando a Montevideo a fin de que cobre impuestos a sus emigrados o rompa el secreto financiero
para poder hacerlo ellos mismos. Argentina es uno de los gobiernos que
ve con más angustia los éxitos de su vecino, pero no el único. Hasta el G-20 quiere meter las narices.
Mujica les sonríe a todos, les da la palmadita en el hombro y sigue haciendo de las suyas. Bravo.
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