08 julio, 2012

La realidad del narcotráfico en México y los Estados Unidos (I Parte)

La realidad del narcotráfico en México y los Estados Unidos (I Parte)
Lic. Melo Dionisio Alvarez Rodríguez

Introducción:
Una serie personalidades, centros de estudios especializados y medios han abordado el tema de la violencia, el narcotráfico y la inseguridad ciudadana en México, fundamentalmente en inglés. Sin embargo, el principal obstáculo que enfrenta la solución al narcotráfico en México es que las autoridades mexicanas no reconocen la magnitud del problema y subestiman la capacidad operativa de los carteles de la droga, que supera la burocracia estatal y de logística de sus instituciones. Incluso, el presidente de México, Felipe Calderón culpa a Estados Unidos de la descoordinación de sus agencias como la causa de la muerte de su agente de la ACI, Jaime Zapata.
El manejo de grandes sumas de dinero, sin controles financieros ni límites jurídicos o jerarquías territoriales hace que el narcotráfico aventaje los mecanismos funcionales del Estado, principalmente en sus niveles de inteligencia, con un tejido estructurado a diferentes niveles, que mantiene una vigilancia permanente de la sociedad y sus instituciones.
Las limitaciones de las instituciones del Estado, son aprovechadas por la logística de los narcotraficantes. Al sobrepasar sus fuerzas, las fuerzas del Estado, imponen su poder por intimidación, que podría llegarse a considerar como una corrupción forzosa que es muy difícil de depurar.


La incompetencia de los funcionarios públicos, aunque no se puede generalizar, si hay casos concretos que se pueden mencionar, pero la población se siente desprotegida y hasta desconfían de las autoridades.
Algunos organismos internacionales aseguran que en el contexto de violencia actual México hay una falta de voluntad del Estado para investigar los crímenes. Es tal el caso que mientras el crimen organizado no tiene días de descanso los funcionarios y empleados del Ministerio Publico toman tranquilamente sus vacaciones, días feriados y hasta las fiestas navideñas.

La táctica de los narcotraficantes es superior a las de las fuerzas castrenses, porque funcionan como una guerrilla urbana, que utilizan su propia comunidad como trinchera, conocen bien el terreno y eliminan o intimidan a todo el que le resulte inconveniente. Además el imperio de su ley es la ejecución, algo que si lo ponen en práctica y es un hecho real.
Los cuerpos policiales y del ejército en México fungen como una fuerza invasora, que circulan por las calles, donde reiteradamente son emboscadas, incluso le sobre pasan su poder de fuego y en otras ocasiones llegan tarde al lugar de los hechos. Sin contar que muchas veces se enfrentan entre sí, al no poderse identificar, porque los narcotraficantes usan sus mismos uniformes. La población también es víctima de esa confusión y del fuego cruzado que arroja la pérdida de una gran cantidad de vidas inocentes.
Las unidades de Infantería y Caballería, y las de Fuerzas Especiales hasta hace pocos meses estaban combatiendo a los Zetas con vehículos pesados y viejos sistemas de comunicación. Equipos de la década de los 90, diseñados para operaciones militares en montaña y zonas rurales, pero no aptos para operar en zonas urbanas frente  a narcotraficantes que usan equipos últimos modelos, muy ligeros. Además usan tácticas de guerrillas urbanas, utilizando a las personas como escudos humanos y los vehículos pesados como barricadas para bloquear las calles y carreteras del país.
El poder económico de los narcotraficantes es su principal arma, con el financian su red de inteligencia, su logística operativa y la adquisición de recursos: técnicos, equipos y armamentos. Todo eso se conoce, pero se trae a colación para sustentar una redefinición estratégica que dé al traste con la eliminación o diminución de las causas y efectos del narcotráfico en México y los Estados Unidos.
Estos son los hechos, no una simple opinión.
Las autoridades mexicanas para desconocer la gravedad de los hechos de violencia en Mexico, los comparan con territorios norteamericanos como California, pero aunque a la violencia no escapa ninguna región del planeta, las características si varían. En México 15 periodistas, 14 alcaldes, un candidato a gobernador y un ex gobernador fueron acribillados y 19 mil 557 ejecuciones en el país en el 2010.

En cuatro años, 40 mil 627 mexicanos han perdido la vida en la guerra contra el narcotráfico.  Sin embargo, el presidente Felipe Calderón no comparte la crítica de diversos sectores que exigen cambiar de estrategia y aceptar que de esta forma está perdiendo su guerra contra el crimen organizado.

El 2010 ha sido el peor año, aumentaron los decapitados, desmembrados, con el tiro de gracia, emboscados, tiroteados, encajuelados, colgados, fusilados en centros de rehabilitación, desenterrados de fosas; o sea, que las ejecuciones aumentaron drásticamente. Las estadísticas reafirman esta aseveración, veámosla por años:

* 2007: 2 mil 561 ejecuciones
* 2008: 6 mil 756
* 2009: 11 mil 753
* 2010: 19 mil 557

En total, 40 mil 627 personas fueron ejecutadas. En esta altísima suma de muertos no están contemplados los miles de desaparecidos o sepultados en fosas clandestinas o “narco-cementerios”. Sin contar todas aquellas que  sus familiares no han formulado denuncias por temor a represalias.
Además de la alarmante cifra hay que agregar el nivel de importancia de las víctimas, cuando se está hablando de 15 periodistas, 14 alcaldes, un candidato a gobernador y un ex gobernador. Actualizando los hechos tenemos la ejecución del general brigadier Manuel Farfán Carriola, Secretario de Seguridad Pública de Nuevo Laredo, el director del Centro de Coordinación Integral, Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo de la Secretaría de Seguridad de Nuevo León, Homero Salcido Treviño y el Funcionario norteamericano de la Agencia ACI, Jaime Zapata.
Capacidad y preparación de los cuadros de mando en el narcotráfico.
Uno de los factores a tener en cuenta es la capacidad y preparación de los cuadros de mando en el narcotráfico. El grupo o cartel mejor preparado es el de los “Z” que cuenta con hombres como Miguel Treviño Morales, también conocido como "el Z-40", que es un ex militar mexicano que desertó del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército Mexicano. Fue entrenado en los Estados Unidos y recibió entrenamiento élite que incluyó manejo de armas sofisticadas y trabajo de inteligencia, comunicaciones, emboscada y contrainsurgencia.

Los Zetas, es una organización criminal mexicana, cuyo principal negocio es el robo de autos, el secuestro y la extorsión. Se formó a partir de un grupo de militares que desertaron del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFE) y de la Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) del Ejército Mexicano, fundados en 1994 con motivo del levantamiento zapatista de Chiapas y único grupo antiguo de élite que fueron entrenados por la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, comandos de asesoría militar de la Sayeret Matkal israelí y de la GIGN francesa.

Por tanto, recibieron entrenamiento que incluyó manejo de armas sofisticadas y trabajo de contrainsurgencia. De acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR), al menos 40 ex integrantes de los Gafes se han integrado a las filas de los Zetas. Además, están integrados en los Zetas un indeterminado número de antiguos soldados de las fuerzas especiales de Guatemala. A principios del mes de marzo del 2010 se confirma la separación de los Zetas del Cártel del Golfo. Las últimas investigaciones han arrojado que este grupo delictivo ha comenzado a reclutar civiles jóvenes, incluso menores de edad, así como inmigrantes ilegales que intentan cruzar la frontera de México con los Estados Unidos. Actualmente tienen una alianza con el Cartel de Juárez
Su área de influencia originaria era Tamaulipas pero más tarde extendieron su actividad a Nuevo León y Coahuila. También se han reportado movimientos en Nayarit, Sonora, Sinaloa (Los Mochis), Puebla, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Durango, Tabasco, Campeche, Guanajuato, Veracruz y Tlaxcala.
Algunos de los miembros originales son: [24] Arturo Guzmán Decena (Z-1), Jesús Enrique Rejón Aguilar (Z-2), Heriberto Lazcano (Z-3), Jaime González Durán, Rogelio González Pizaña, Efraín Teodoro Torres, Raúl Barrón Hernández, Óscar Guerrero Silva, Luis Alberto Guerrero Reyes, Mateo Díaz López, Jorge López, Daniel Pérez Rojas, Sergio Enrique Ruiz Tlapanco, Nabor Vargas García, Ernesto Zatarín Beliz, Eduardo Estrada González, Flavio Méndez Santiago, Prisciliano Ibarra Yepis, Rogelio Guerra Ramírez, Miguel Ángel Soto Parra, Galindo Mellado Cruz, Gonzalo Ceresano Escribano, Daniel Enrique Márquez Aguilar y Germán Torres Jiménez.
Los Zetas están muy bien armados y equipados, usan equipos tácticos de protección, como chalecos antibalas y cascos balísticos, y manejan un arsenal de armamentos que incluye AR-15 y rifles AK-47, pistolas ametralladoras MP5, ametralladoras pesadas, lanzagranadas, misiles tierra aire, explosivos y helicópteros. Operan con equipos de interceptación de teléfonos modernos. Los Zetas tienen un mayor grado táctico que las autoridades locales, a menudo disfrazados de Policía Federal y la conducción de vehículos robados o disfrazados como vehículos policiales. El grupo se ha relacionado con la vigilancia y el secuestro de  periodistas, asesinatos de miembros del cártel rival y sus familias y funcionarios del Estado.
Los Zetas se localizan principalmente en la región fronteriza de Nuevo Laredo, pero tienen presencia en todo el país. En Nuevo Laredo se cree que han copado a la ciudad y sus territorios, colocando puestos de observación en los destinos de llegada, tales como aeropuertos, estaciones de autobuses y carreteras principales. Además de realizar actividades a lo largo de la frontera, que son visibles en toda la región de la Costa del Golfo, en los estados del sur de Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas, y en los estados de la costa del Pacífico de Guerrero, Oaxaca y Michoacán, así como en la Ciudad de México. Hay evidencias de que pueden estar activos en varios estados de los EE.UU. Centroamérica e Italia.

Red de inteligencia del narcotráfico:
Los Zetas han desplegado todo un sistema de inteligencia de información compartimentada, adoptando una estructura de células para limitar la información que pueden saber los demás integrantes de la organización.
La red de información parte desde la misma comunidad. Los halconcillos*  vigilan y reportan todo movimiento policial o personas de interés, que permite mantenerlos ubicados todo el tiempo. Todos equipados con teléfonos celulares o radios que  generalmente se realizan a nivel local dentro de un rango de cerca de 100 millas (160 km) lo  suficiente para sostener el enlace entre los integrantes de la red y los diferentes niveles de mando. La red la completan los llamados ventanas, los mañosos y los leopardos, que incluyen a las prostitutas que astutamente extraen información de sus clientes y los taxistas.
El sistema de inteligencia contempla un orden jerárquico, cada comando tiene un jefe de grupo Además de los comandos, hay una jerarquía dentro del grupo. La dirección (comando) cuenta con unos 20 expertos en comunicaciones, que interceptan las llamadas telefónicas, seguimiento e identifican los vehículos sospechosos, e incluso realizan secuestros y ejecuciones.
Las precarias condiciones sociales, la alta tasa de una población juvenil y la falta de instituciones de vigilancia ciudadana facilitan que el dinero fácil del narcotráfico reclute los miembros de esta extensa red de informantes, apoyados por las ventajas de la tecnología para las comunicaciones. Hay que señalar que las instituciones mexicanas no cuentan con una red similar, ni siquiera existe un sistema mínimo de vigilancia ciudadana. No se concibe que a las 8 de la noche dejen 4 cuerpos decapitados y cuidadosamente colocados en las escaleras del monumento a Cristóbal Colón en Nuevo Laredo y no se haya detectado la operación.

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