LA REALIDAD DEL NARCOTRAFICO EN MEXICO Y LOS ESTADOS UNIDOS (II
Parte)
Lic. Melo Dionisio Alvarez Rodríguez
La falta de un sistema único de inteligencia.
El sistema de inteligencia mexicano está fragmentado en diferentes
cuerpos entre militares y civiles, que al igual que sus operaciones,
pugnan entre sí. El conflicto suscita por un erróneo concepto sobre
la militarización o no de la sociedad. Y no se trata de la
compartimentación de los diferentes cuerpos de inteligencia, sino la
falta de coordinación operativa municipal, estatal y nacional, la
que está permeada de una burocracia, que muchos la confunden con una
complicidad con los grupos criminales.
A pesar de que oficialmente se niega la militarización de
corporaciones policiales del país, más de un centenar de elementos
de alto rango —activos o en retiro— ocupan los principales cargos de
seguridad pública en estados y municipios, en sustitución de mandos
civiles, por el incremento de la violencia y la permeabilidad de las
policías por el crimen organizado.
“No se está militarizando la seguridad”, ha sostenido el secretario
federal de Seguridad Pública, Genaro García Luna, mientras que
Ernesto López Portillo, director del Instituto para la Seguridad y
la Democracia (Insyde), advierte que la presencia militar en mandos
civiles se generaliza, sin que represente un cambio estructural sino
un endurecimiento de la policía.
El problema no es si el sistema de inteligencia y los procesos de investigación son ejecutados por funcionarios civiles o militares. El problema es estructural, cómo se organizan los diferentes niveles de inteligencia y contrainteligencia y su capacidad operativa ilimitada a nivel nacional, que esté por encima de la división político-administrativa de los estados.
Todo sistema de inteligencia tiene que contar con un sistema
integral de vigilancia y apoyarse en lo último de la tecnología si
se quiere tener éxito ante una crisis de descomposición social como
la que está ocurriendo en México y otros países de la región. Si el
sistema de inteligencia de los regímenes totalitarios para
desarticular la actividad política, se utilizara para combatir la
delincuencia, los resultados serían altamente positivos. Sin
embargo, ciertos prejuicios de organizaciones pro derechos humanos o
religiosas impiden que se pongan en función métodos y tecnologías
que bien pudieran salvar muchas vidas, de las que ellos mismos dicen
proteger.
Los métodos, recursos, equipos y tecnologías a disposición de los
sistemas de inteligencia dependen de las características y magnitud
del problema que se tiene que enfrentar. En el caso de México y los
Estados Unidos tienen problemas comunes, algunos que se relacionan y
otros no, por lo que deben adoptarse los métodos que a cada caso y
país les corresponden.
La situación más recurrente en México son los secuestros o
levantones, como fase primaria de otros delitos. Las víctimas casi
siempre tienen condiciones predeterminadas por lo que infiere que se
pueden tomar medidas preventivas, como el uso de
VeriChip.
El VeriChip es un RFID o microchip de identificación a través de
frecuencias de radio que puede ser implantado en seres humanos. El
chip que se llamó Digital Angel fue creado por la Universidad de
Princeton y el Instituto Tecnológico de Nueva Jersey. Un Sistema de
GPS (Sistema de la Posición Global) podría ser combinado con la
Internet.
El "VeriChip" fue presentado a principios del año 2003 en México,
donde fue comercializado por la empresa Solusat, una subsidiaria de
Applied Digital. El microchip fue lanzado como una herramienta de
seguridad para luchar contra la plaga de los secuestros y
extorsiones.
Lamentablemente un recurso que existe no se le saca el beneficio que
pudiera aportar, ya sabemos que grupos religiosos y otros como
la ACLU (Unión
Americana
de Libertades Civiles) lo consideran una amenaza a la libertad y
privacidad del individuo. Una contradicción, por el hecho de velar
por algunos supuestos derechos, se deje de utilizar una tecnología de
punta, que paradójicamente se utiliza en miles de animales y no
aceptamos que se utilice en seres humanos, tal pereciera que los
animales tienen mayor importancia.
Y no solo son los tabúes y regulaciones, sino la falta importancia
que le dan las personas a su caso en particular, que se
desenvuelven bajo factores de riesgo y no toman las más mínimas
medidas. Unas por falta de recursos y otras porque no piensan que
son proclives al secuestro hasta que no se produce el hecho. Las
instituciones tampoco adoptan las medidas necesarias para equipar a
su personal con los equipos que puedan contrarrestar los efectos de
la violencia. El sólo hecho de que los responsables de la violencia
sepan que cada acto de secuestro está siendo monitoreado,
desestimula la su práctica y posibilidad la localización y captura
de los perpetradores en caso de producirse.
Los Zatas tienen desde sus inicios especialistas en la intercepción
de comunicaciones. Sin embargo las instituciones mexicanas
a
partir de este 1 de marzo es que los juzgados
especializados podrán requerir a
los
concesionarios de
redes públicas de
telecomunicaciones y
a las empresas comercializadoras información relativa a números
telefónicos, llamadas, suspensión de líneas, entre otros datos
relacionados con investigaciones por secuestro.
Ante la escalda de la violencia de la violencia y en México y su
repercusión internacional, el pleno del Consejo de la Judicatura
Federal (CJF) emitió un acuerdo para adecuar las atribuciones de los
Juzgados Federales Penales Especializados en Cateos, Arraigos e
Intervenciones de Comunicaciones a las reformas que entraron en
vigor en materia de secuestros.
De esta forma, los jueces federales especializados serán los
encargados de autorizar las medidas cautelares solicitadas por el
Ministerio Público de la Federación y de girar las instrucciones
pertinentes a los concesionarios de redes públicas de
telecomunicaciones y a las empresas comercializadoras de servicios
de telecomunicaciones.
El CJF indicó que conforme al Acuerdo General 6/2011, los juzgados
en cuestión serán competentes para atender y resolver las peticiones
que les haga el Ministerio Público de la Federación sobre los
referidos requerimientos a los concesionarios y empresas de
telefonía.
El CJF informó además, que los siete jueces que se hacen cargo de
esta actividad atienden, las 24 horas del día, las peticiones que le
hacen llegar, vía electrónica, la Procuraduría General de la
República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y la
Policía Federal. Esperemos que este proceso no se cargue de
burocracia y los delincuentes actúen más rápido y más eficiente que
los delincuentes.
Un eficiente sistema de inteligencia es muy importante, pero si las
autoridades no tienen la voluntad de enfrentar las acciones del
crimen organizado, no sirve de nada. Muchos casos de extorsión y
plagio a pesar de que los familiares han dado toda la información
del caso, con datos claves de números telefónicos, transacciones
realizadas desde Estados Unidos, etc. y no se emprendieron las
averiguaciones pertinentes.
Muchos ejemplos se podrían se podrían enumerar, pero la sucedido con la familia Reyes es suficiente para ilustrar la falta de voluntad jurídica para proteger a las personas, cuando casi toda la familia ha sido ejecutada progresivamente sin que se haya producido un arresto.
En este semana se produjo otro hecho ilustrativo, tal parece que integrantes de Los Zetas le pasaron un mensaje a Jesús Torres, delegado municipal en la comunidad Villa Cárdenas, que este domingo 27 de febrero reuniera todas las armas de los pobladores y se las entregaran en el salón ejidal.
Sin embargo, la gente se negó y cuando los sujetos armados arribaron a la casa del delegado municipal, se originó el enfrentamiento entre los pobladores y los sicarios. En el tiroteo murieron dos sicarios, cuyos cuerpos estuvieron tirados por más de 18 horas en la calle, porque jamás acudió al llamado el Ejército Mexicano, ni las policías estatales y municipales, a pesar de que se les llamó reiteradamente para que acudieran al lugar de los hechos, ubicado a unos 60 kilómetros de la cabecera de Nieves y aproximadamente a más de 200 kilómetros de la capital del estado de Zacatecas.
Lo triste de todo esto es que la acción había sido avisada, que a pesar de la actitud valiente de los pobladores de Villa Cárdenas, no pudieron impedir que los sicarios se llevaran al delegado municipal Jesús Torres y el procurador Arturo Nahle y el vocero Mario Caballero no han respondido las llamadas que se le han realizado.
Muchos ejemplos se podrían se podrían enumerar, pero la sucedido con la familia Reyes es suficiente para ilustrar la falta de voluntad jurídica para proteger a las personas, cuando casi toda la familia ha sido ejecutada progresivamente sin que se haya producido un arresto.
En este semana se produjo otro hecho ilustrativo, tal parece que integrantes de Los Zetas le pasaron un mensaje a Jesús Torres, delegado municipal en la comunidad Villa Cárdenas, que este domingo 27 de febrero reuniera todas las armas de los pobladores y se las entregaran en el salón ejidal.
Sin embargo, la gente se negó y cuando los sujetos armados arribaron a la casa del delegado municipal, se originó el enfrentamiento entre los pobladores y los sicarios. En el tiroteo murieron dos sicarios, cuyos cuerpos estuvieron tirados por más de 18 horas en la calle, porque jamás acudió al llamado el Ejército Mexicano, ni las policías estatales y municipales, a pesar de que se les llamó reiteradamente para que acudieran al lugar de los hechos, ubicado a unos 60 kilómetros de la cabecera de Nieves y aproximadamente a más de 200 kilómetros de la capital del estado de Zacatecas.
Lo triste de todo esto es que la acción había sido avisada, que a pesar de la actitud valiente de los pobladores de Villa Cárdenas, no pudieron impedir que los sicarios se llevaran al delegado municipal Jesús Torres y el procurador Arturo Nahle y el vocero Mario Caballero no han respondido las llamadas que se le han realizado.
CARCELES Y PRISIONES
Escuelas, no prisiones
El arzobispo de la Iglesia ortodoxa Antioqueña en México, Antonio Chedraoui Tannous, aseguró que: “en nuestro país se necesita de más iglesias y de escuelas en lugar de cárceles”.
Muchas organizaciones y personalidades religiosas, académicas e intelectuales visualizan el problema de la violencia como resultado de una crisis social, por la falta de oportunidades y un deficiente sistema educacional. Nada es absoluto y pueden existir ciertas vinculaciones entre la violencia y la marginación social, pero resulta paradójico, que los carteles de las drogas, principalmente Los Zetas, están dirigidos por un personal altamente capacitado y disfrutaban de las mejores oportunidades del país.
El arzobispo de la Iglesia ortodoxa Antioqueña en México, Antonio Chedraoui Tannous, aseguró que: “en nuestro país se necesita de más iglesias y de escuelas en lugar de cárceles”.
Muchas organizaciones y personalidades religiosas, académicas e intelectuales visualizan el problema de la violencia como resultado de una crisis social, por la falta de oportunidades y un deficiente sistema educacional. Nada es absoluto y pueden existir ciertas vinculaciones entre la violencia y la marginación social, pero resulta paradójico, que los carteles de las drogas, principalmente Los Zetas, están dirigidos por un personal altamente capacitado y disfrutaban de las mejores oportunidades del país.
Las escuelas como instituciones formadoras de los valores cívicos y
morales son indispensables, pero no logran formar una sociedad libre
de transgresiones legales, que implican responsabilidad penal y las
personas tienen que ser castigadas con la privación de libertad,
como única alternativa.
Entonces el concepto de escuelas no prisiones, no se ajusta a la
realidad, sino más bien es una definición política, que raya con la
retórica o una demagogia ilustrada. No quiere decir que se descarte
la prioridad de la educación cultural y religiosa, pero la realidad
actual es de la violencia generada por adultos, que no tienen ningún
interés por una formación educacional o religiosa.
La reorganización delictiva en las prisiones
El hecho de que se considere indispensable el internamiento o
reclusión de ciertos elementos que son incompatibles con la sociedad,
no quiere decir que con su simple encierro termina el caso. Tiene
que existir una política carcelaria que impida que los
establecimientos o reclusorios se conviertan en centros de
reorganización delictiva, incluso que sirvan como un Estado Mayor
para dirigir sus operaciones.
La concentración de individuos con diferentes perfiles criminales
posibilita la capacitación delictiva y su reorganización. Además
favorece la red de contactos entre elementos criminales y sus
colaboradores en libertad. También se logran nuevas alianzas y
conocen los nexos entre éstos y diferentes funcionarios públicos,
policiales y judiciales, que mediante la corrupción voluntaria o
forzosa cooperan con el crimen organizado.
La inseguridad de los establecimientos penitenciarios
Cuando nos referimos a la inseguridad de los establecimientos, lo
estamos relacionando con la capacidad que tienen los grupos
delictivos de sobrepasar las fuerzas de seguridad o custodia de
dichos centros y de la incapacidad de las autoridades de monitorear
y brindar apoyo en caso de emergencia.
Las prisiones deben tener diferentes anillos de seguridad,
ubicaciones estratégicas y los miembros del crimen organizado deben
estar en centros especiales bajo rigurosas normas de seguridad y
custodiados por tropas especiales.
El pasado 17 de diciembre de 2010, en el penal de la ciudad de Nuevo
Laredo, los Zetas liberaron por la fuerza 151 reos, la mayoría
relacionados con el narcotráfico.
Según
José Francisco Tena Roque, subdirector del penal de Cuauhtémoc,
Chihuahua opera con personal no capacitado y desde hace 15 años
cuenta con nueve custodios por turno para cuidar a 209 internos.
En la mayoría
de los penales del país, incluidos los Centros de Readaptación
Social (Ceresos), están saturados de reos no sentenciados muchos de
ellos por delitos federales a un costo promedio de 100 pesos diarios
cada uno y un estrecho presupuesto que impide establecer medidas de
vigilancia y seguridad más eficientes. Y no solo eso, muchas de las
prisiones no tienen uniformes para los reos, lo que facilita la fuga
de los mismos y cuando son rescatados por los grupos criminales, tan
pronto salen del recinto penitenciario, ya se confunden con la
población.
"El sistema penitenciario es un fracaso, pues en la mayoría de los
Ceresos existe hacinamiento, autogobiernos y la falta de un programa
homogéneo de vigilancia", admitió el secretario de Gobierno de
Veracruz, Reynaldo Escobar Pérez, al referirse a la situación de los
penales en su estado.
En una ocasión el director del Cereso de Cuauhtémoc, Chihuahua, Juan
de la Rosa Sigala declaró que no había circuito cerrado de
vigilancia, ni altavoz, ni personal, incluso, carecen de malla
perimetral y que algunos de los muros tenían apenas tres metros de
altura, por lo que la custodia de los reos apenas podía ser
garantizada.
Sistema de reeducación
El sistema de reeducación o
readaptación social, como se conoce en México, su principal
deficiencia, entre tantas otras, es que no tiene un sistema de
rehabilitación ocupacional, que tendría entre sus ventajas, ocupar
el tiempo libre y disminuir el hacinamiento de los reos, generar
ingresos para costear sus gastos y contribuir con sus familiares y
capacitarlos en oficios que les serán muy beneficiosas para cuando
sean liberados.
En muchos casos de puede combinar el trabajo con el estudio, ya que el nivel escolar de muchos de los reclusos es sumamente bajo, incluso algunos no saben leer ni escribir.
En muchos casos de puede combinar el trabajo con el estudio, ya que el nivel escolar de muchos de los reclusos es sumamente bajo, incluso algunos no saben leer ni escribir.
Los centros de trabajo correccionales, también facilitaría la
reubicación de los reclusos por el tipo de delito y el grado de
peligrosidad social, no contaminándose unos con otros, que a veces
convierten a los reclusorios en escuelas de delincuencia.
Corrupción
La mayoría de los custodios de las prisiones, que ganan alrededor 2
mil 900 pesos al mes no han recibido una capacitación especial para
desempeñar adecuadamente su labor, lo que los lleva a realizar sus
obligaciones como mejor les parece, y sus carencias son tantas que
"cualquier intento de corrupción por parte de los internos para
tener algún tipo de privilegio puede tener fácilmente resultados".
El poder económico de los narcotraficantes se impone en las
prisiones, compran y sobornan tanto a reos como a custodios. Incluso
utilizan a los familiares de los reclusos para que le suministren
drogas, armas, teléfonos celulares, ropas, alimentos y hasta bebidas
alcohólicas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario