La rifa del tigre y derechito a la chingada
La Sana Distancia
Jorge Díaz Elizondo I
Entre
los protagonistas de las elecciones presidenciales, sólo veo perdedores.
El primer gran perdedor es
el presidente Felipe Calderón. Las elecciones en todo el mundo son siempre, un
plebiscito sobre el actual gobierno, los resultados desastrosos son en gran
medida, producto del desparpajo con el que Calderón ha gobernado. Ya por incapacidad, ya por
imposibilidad, terquedad o por ingenuidad, pero por más que
insistieron desde el gobierno en decirnos que gozaba de aprobación (y adelanto
que así será hasta el último día de su mandato), no se pueden más que
interpretar como falsas esas mediciones, al ver la reducción a tercera fuerza
política de su partido, el PAN, en el país.
Obvio, Vázquez Mota
pagó los platos rotos. Aunque no se puede quitar
responsabilidad a la falta de preparación de la candidata y lo novatos y poco
profesionales que se vieron en su equipo de campaña, mucho del daño a su
postulación estaba hecho desde antes de que ella misma supiera que sería la
abanderada.
El otro que ganando,
corre el grave riesgo de perder (por lo menos el sueño y la
tranquilidad) es Enrique Peña Nieto. Orgulloso
ganador en la rifa del tigre, se enfrentará a todos los
compromisos que adquirió con los ejes del poder para construir una plataforma
ganadora y ahora deberá responderles ¿pagarles? Prometió hasta el cansancio un
nuevo PRI y una presidencia plural, democrática y de libertades
¿Qué hacer con los gobernadores
caciques y todas las lacras que aun viven en su partido y que
querrán seguir gozando de sus privilegios? El estado de guerra que vive el
país, representa uno de sus mayores retos ¿a partir de cuándo empezaremos a ver
resultados en términos de la disminución de la violencia y número de muertos?
La desigualdad, falta de empleos bien remunerados y la corrupción imperante en
todo el territorio nacional, son pendientes que ya no pueden esperar. Se ganó
el tigre, una papa
caliente. Nada que envidiar.
Y el que debe replantearse seriamente la posibilidad de cumplir
inmediatamente con algo que dijo durante las campañas, es Andrés Manuel López
Obrador. Irse derechito
a la chingada (su rancho) es lo más sensato para un personaje
que por naturaleza levanta polémica, pasiones, cariño, odio y; por tanto,
desencuentros. Un líder con esas características, no abona para el desarrollo y
unificación de las izquierdas.
Es vital para la izquierda mexicana renovarse. Los nuevos cuadros
habrán de reinventarse, tomar modelos como los franceses, españoles, ingleses,
brasileños (en cierta medida) para comenzar ya (antes de que sea demasiado
tarde otra vez) a plantearle al ciudadano una opción progresista, moderna, equitativa,
profesional y exitosa.
Sacudirse la imagen de
irresponsabilidad, desorganización y rijosidad se antoja la
primera gran tarea de las izquierdas. En Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera
se puede concentrar el deseo genuino de ofrecerle al mexicano una opción de
gobierno distinta y competitiva, por lo que no creo que personajes como López
Obrador quepan; a menos que, sea a nosotros a quienes quieran mandar a su
rancho.
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