18 julio, 2012

Los límites de la democracia

Los límites de la democracia

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Escrito por José Luis Ricón
Defino poder aquí como capacidad dada a una persona o grupo para tomar decisiones en nombre de otra. Puede venir respaldado por el compromiso de los que se someten o por la violencia física.  Defino parte significativa de la sociedad como la mayoría, ponderada por cualesquiera diversos criterios posibles. Defino democracia como aquel sistema donde el poder es administrado por la parte más significativa de la sociedad.

La democracia unipersonal

Si en un entorno hay una sola persona, tenemos el caso trivial de democracia para una sociedad de n personas con n=1. La democracia es perfecta en este caso en tanto sus decisiones coinciden con las del individuo, o dicho de otro modo: los medios y los fines escogidos de manera democrática coinciden con los escogidos por el único individuo, no pudiéndose producir ninguna clase de conflicto. Todo muy perfecto y hello kitty.

La democracia bipersonal

Ahora tenemos una sociedad de n personas con n=2 , el asunto se vuelve notablemente más interesante. Esencialmente, tendremos dos actores, con dos formas de percibir la realidad y con opiniones potencialmente discordantes. En caso de que se contradigan, pueden dialogar, cambiar de opinión, etc… pero llegará un momento en el que se haya de tomar una decisión que favorezca a uno y perjudique a otro. En una democracia no forzosa, esto es raro, ya que una de las partes siempre puede elegir salirse. Verbigracia, supongamos un grupo de 2 amigos que quieren ir al cine. Si uno quiere ir a ver una película y el segundo, otra, o una de dos: o llegan a un acuerdo o no. En caso de no llegar, pues cada cual se va por su lado, heh. (No por nada en toda acción libre ambas partes salen ganando).
Para una democracia forzosa, uno de los agentes puede salir perdiendo, respecto a la situación de democracia libre. Con n=1, las posibilidades de que la decisión común coincidan con el individuo son del 100%. Ahora son algo inferiores, ya que aparecen situaciones en las que una parte ha de ceder.
Para n=3, 4 y hasta infinito, las posibilidades de que la decisión tomada no coordinen adecuadamente los intereses individuales van creciendo progresivamente.

La democracia cercana, extensa, directa e indirecta

Una democracia cercana es aquella donde todos sus miembros se conocen, más o menos. Cercana a este planteamiento era la democracia de las antiguas polis griegas, o la democracia de una asamblea comunitaria de vecinos. Es aquí cuando la democracia es más eficaz para resolver problemas que necesiten la cooperación de varios individuos, ya que por un lado hay pocos agentes, lo que disminuye la pluralidad de opiniones y facilita el conocimiento de información por parte de los demás. Se contrapone con la democracia extensa, aquella propia de las democracias modernas, donde sus participantes apenas se conocen entre sí.
La democracia directa es aquella donde cada cual defiende sus intereses directamente, como fue el caso de las citadas polis griegas, y la contrapongo a la indirecta, propia de las mencionadas democracias modernas, donde se vota de forma obligada a un determinado grupo o partido, que defiende unos intereses similares a los del individuo. La transmisión de opiniones desde la persona hasta el poder es más burda: se encasilla a la gente en paquetes de opinión, en el peor de los casos, o en el mejor, se les permite votar directamente a una persona que les represente, lo cual es más próximo al modelo de democracia directa.
Salta a la vista que el modelo más eficaz, es decir, el que permite coordinar mejor los intereses comunes, es una democracia cercana y directa. Es tan deseable que surge espontáneamente en grupos pequeños que han de tomar decisiones. El caso donde la democracia se ve más en entredicho es en el caso extenso e indirecto, que por desgracia campa hoy en día a sus anchas por gran parte del mundo.

La democracia como caso general

Vamos directamente al tema, a la democracia estatal, que es obligatoria en el sentido de que las decisiones de la mayoría afectan a la totalidad los residentes, sin posibilidad de huir de ella, (salvo moverse físicamente fuera de las fronteras del país).
El poder individual de voto, a diferencia de en los demás casos, es casi nulo. Los grupos de voto conjunto (grupos de interés, o lobbies) pasan a tomar una mayor relevancia, a la par que el conocimiento de la cuasifutilidad del voto hace que a mayor población que posea una democracia, mayor tasa de abstención presente.
Es lógico: en una democracia unipersonal, el poder de un voto es del 100%, mientras que en una hipotética democracia con un número infinito de personas, el poder del voto es 0%: irrelevante, lo que incitaría a la gente a no votar. Y entre medias, pues una hipotética relación descendente, que podría justificarse seguramente desde la praxeología, cosa que quizá ponga más adelante.
Esa tendencia a la abstención es bien conocida en las sociedades democráticas; basta con echarle un ojo a las gráficas que propongo.[1] Y que dicho aumento tenga que ver con incrementos poblacionales es una posibilidad, como expongo en el segundo gráfico. [2]
Así pues, tenemos un sistema donde las minorías organizadas que votan en bloque acaban siendo las que eligen quién detentará el poder en la democracia. Las opiniones de los que están fuera de esos grupos quedan diluídas y resultan perjudicadas en muchos casos. Pero no solo eso. Al aumentar la extensión de la democracia, la relación personal que existía en un principio (el grupo de amigos, la comunidad de vecinos o barrio), donde todo el mundo conocía relativamente mejor las necesidades de todo el mundo, va desapareciendo hasta dejar de existir en la práctica. Particularmente cuando uno ha de votar no a una persona, sino a paquetitos ideológicos llamados “Partidos Políticos”. Se termina gobernando para los jubilados, para los sindicalistas, los ecologistas o cualquier grupo con cierta cantidad de miembros, cuyas peticiones, al cumplirlas, no resten demasiados votos de otros grupos.
Incluso en el caso ideal de una democracia directa vía internet, por ejemplo, estaríamos en las mismas. Supongamos que se abre una votación para cada caso individual de conflicto entre un individuo y “el bien común”. Un señor que tiene un terreno, y se vota si se le debe expropiar para construir un AVE que pase por ellos. Toda España puede votar. Y el 99,99% no conoce al susodicho propietario. (Y como este caso, muchos, ojo) Qué fácil es hacer un click y votar por la violación de la propiedad privada desde la comodidad del sofá propio. Alguno se molestaré en informarse de la situación en concreto de esa persona y votar en consecuencia. O los salarios mínimos! ¿Cuántos votarían a favor de un salario mínimo de 1000 o 2000 euros? Que no haría más que generar paro a costa de favorecer a unos pocos…

Conclusión

El problema de la democracia moderna no es otro que el de gestión de información y de disminución del poder del voto. (1/número de personas en la democracia).
Por parte de la información, por mucho que la parte significativa de una sociedad elija a un partido, tal partido no representa los intereses del colectivo. Ni siquiera los de la parte significativa cuyo apoyo recibió. Como mucho, se puede afirmar que los deseos más importantes de la parte significativa serán escuchados, siempre y cuando el gobernante no mienta; y que los intereses secundarios tanto de esa misma parte de votantes, como de los demás, quedarán en un plano muy secundario.
En el peor de los casos, ni siquiera los intereses de colectivo mayoritario serán los que definan la actitud del gobierno (hecho muy de actualidad); y la rigidez del sistema de votaciones (cada cuatro años, y a un partido, sin apenas capacidad de elección entre medias), hacen que el sistema pueda resultar opresivo desde el punto de vista del individuo. La tiranía de la mayoría sobre la persona, es lo que son, ni más ni menos. Y si bien son mejores que muchas de las alternativas con las que compite, el poder de la sociedad sobre el individuo ha de ser limitado.
Allí donde surja democracia de forma espontánea, es que es apropiada. No así donde sea impuesta. ¿Si permitiesen elegir entre entrar o no dentro del sistema democrático de vuestro Estado, qué diríais? ¿Estar sujetos a las decisiones de millones de personas desconocidas, de forma perpetua,o decidir por uno mismo?
¿Y qué sería lo ideal? : Pues evidentemente un sistema donde el poder opresor de la mayoría fuese nulo o casi. Lo que a la postre implica un Estado lo más pequeño posible.
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[2]
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