Los límites de la democracia
Escrito por José Luis RicónDefino poder aquí como capacidad dada a una persona o grupo para tomar decisiones en nombre de otra. Puede venir respaldado por el compromiso de los que se someten o por la violencia física. Defino parte significativa de la sociedad como la mayoría, ponderada por cualesquiera diversos criterios posibles. Defino democracia como aquel sistema donde el poder es administrado por la parte más significativa de la sociedad.
La democracia unipersonal
Si en un entorno hay una sola persona, tenemos el caso
trivial de democracia para una sociedad de n personas con n=1. La
democracia es perfecta en este caso en tanto sus decisiones coinciden
con las del individuo, o dicho de otro modo: los medios y los fines
escogidos de manera democrática coinciden con los escogidos por el único
individuo, no pudiéndose producir ninguna clase de conflicto. Todo muy
perfecto y hello kitty.
La democracia bipersonal
Ahora tenemos una sociedad de n personas con n=2 , el
asunto se vuelve notablemente más interesante. Esencialmente, tendremos
dos actores, con dos formas de percibir la realidad y con opiniones
potencialmente discordantes. En caso de que se contradigan, pueden
dialogar, cambiar de opinión, etc… pero llegará un momento en el que se
haya de tomar una decisión que favorezca a uno y perjudique a otro. En
una democracia no forzosa, esto es raro, ya que una de las partes
siempre puede elegir salirse. Verbigracia, supongamos un grupo de 2
amigos que quieren ir al cine. Si uno quiere ir a ver una película y el
segundo, otra, o una de dos: o llegan a un acuerdo o no. En caso de no
llegar, pues cada cual se va por su lado, heh. (No por nada en toda
acción libre ambas partes salen ganando).
Para una democracia forzosa, uno de los agentes puede
salir perdiendo, respecto a la situación de democracia libre. Con n=1,
las posibilidades de que la decisión común coincidan con el individuo
son del 100%. Ahora son algo inferiores, ya que aparecen situaciones en
las que una parte ha de ceder.
Para n=3, 4 y hasta infinito, las posibilidades de que
la decisión tomada no coordinen adecuadamente los intereses individuales
van creciendo progresivamente.
La democracia cercana, extensa, directa e indirecta
Una democracia cercana es aquella donde todos sus
miembros se conocen, más o menos. Cercana a este planteamiento era la
democracia de las antiguas polis griegas, o la democracia de una
asamblea comunitaria de vecinos. Es aquí cuando la democracia es más
eficaz para resolver problemas que necesiten la cooperación de varios
individuos, ya que por un lado hay pocos agentes, lo que disminuye la
pluralidad de opiniones y facilita el conocimiento de información por
parte de los demás. Se contrapone con la democracia extensa, aquella
propia de las democracias modernas, donde sus participantes apenas se
conocen entre sí.
La democracia directa es aquella donde cada cual
defiende sus intereses directamente, como fue el caso de las citadas
polis griegas, y la contrapongo a la indirecta, propia de las
mencionadas democracias modernas, donde se vota de forma obligada a un
determinado grupo o partido, que defiende unos intereses similares a los
del individuo. La transmisión de opiniones desde la persona hasta el
poder es más burda: se encasilla a la gente en paquetes de opinión, en
el peor de los casos, o en el mejor, se les permite votar directamente a
una persona que les represente, lo cual es más próximo al modelo de
democracia directa.
Salta a la vista que el modelo más eficaz, es decir, el
que permite coordinar mejor los intereses comunes, es una democracia
cercana y directa. Es tan deseable que surge espontáneamente en grupos
pequeños que han de tomar decisiones. El caso donde la democracia se ve
más en entredicho es en el caso extenso e indirecto, que por desgracia
campa hoy en día a sus anchas por gran parte del mundo.
La democracia como caso general
Vamos directamente al tema, a la democracia estatal, que
es obligatoria en el sentido de que las decisiones de la mayoría
afectan a la totalidad los residentes, sin posibilidad de huir de ella,
(salvo moverse físicamente fuera de las fronteras del país).
El poder individual de voto, a diferencia de en los
demás casos, es casi nulo. Los grupos de voto conjunto (grupos de
interés, o lobbies) pasan a tomar una mayor relevancia, a la
par que el conocimiento de la cuasifutilidad del voto hace que a mayor
población que posea una democracia, mayor tasa de abstención presente.
Es lógico: en una democracia unipersonal, el poder de un
voto es del 100%, mientras que en una hipotética democracia con un
número infinito de personas, el poder del voto es 0%: irrelevante, lo
que incitaría a la gente a no votar. Y entre medias, pues una hipotética
relación descendente, que podría justificarse seguramente desde la
praxeología, cosa que quizá ponga más adelante.
Esa tendencia a la abstención es bien conocida en las
sociedades democráticas; basta con echarle un ojo a las gráficas que
propongo.[1] Y que dicho aumento tenga que ver con incrementos
poblacionales es una posibilidad, como expongo en el segundo gráfico.
[2]
Así pues, tenemos un sistema donde las minorías
organizadas que votan en bloque acaban siendo las que eligen quién
detentará el poder en la democracia. Las opiniones de los que están
fuera de esos grupos quedan diluídas y resultan perjudicadas en muchos
casos. Pero no solo eso. Al aumentar la extensión de la democracia, la
relación personal que existía en un principio (el grupo de amigos, la
comunidad de vecinos o barrio), donde todo el mundo conocía
relativamente mejor las necesidades de todo el mundo, va desapareciendo
hasta dejar de existir en la práctica. Particularmente cuando uno ha de
votar no a una persona, sino a paquetitos ideológicos llamados “Partidos
Políticos”. Se termina gobernando para los jubilados, para los
sindicalistas, los ecologistas o cualquier grupo con cierta cantidad de
miembros, cuyas peticiones, al cumplirlas, no resten demasiados votos de
otros grupos.
Incluso en el caso ideal de una democracia directa vía
internet, por ejemplo, estaríamos en las mismas. Supongamos que se abre
una votación para cada caso individual de conflicto entre un individuo y
“el bien común”. Un señor que tiene un terreno, y se vota si se le debe
expropiar para construir un AVE que pase por ellos. Toda España puede
votar. Y el 99,99% no conoce al susodicho propietario. (Y como este
caso, muchos, ojo) Qué fácil es hacer un click y votar por la violación
de la propiedad privada desde la comodidad del sofá propio. Alguno se
molestaré en informarse de la situación en concreto de esa persona y
votar en consecuencia. O los salarios mínimos! ¿Cuántos votarían a favor
de un salario mínimo de 1000 o 2000 euros? Que no haría más que generar
paro a costa de favorecer a unos pocos…
Conclusión
El problema de la democracia moderna no es otro que el
de gestión de información y de disminución del poder del voto. (1/número
de personas en la democracia).
Por parte de la información, por mucho que la parte
significativa de una sociedad elija a un partido, tal partido no
representa los intereses del colectivo. Ni siquiera los de la parte
significativa cuyo apoyo recibió. Como mucho, se puede afirmar que los
deseos más importantes de la parte significativa serán escuchados,
siempre y cuando el gobernante no mienta; y que los intereses
secundarios tanto de esa misma parte de votantes, como de los demás,
quedarán en un plano muy secundario.
En el peor de los casos, ni siquiera los intereses de
colectivo mayoritario serán los que definan la actitud del gobierno
(hecho muy de actualidad); y la rigidez del sistema de votaciones (cada
cuatro años, y a un partido, sin apenas capacidad de elección entre
medias), hacen que el sistema pueda resultar opresivo desde el punto de
vista del individuo. La tiranía de la mayoría sobre la persona, es lo
que son, ni más ni menos. Y si bien son mejores que muchas de las
alternativas con las que compite, el poder de la sociedad sobre el
individuo ha de ser limitado.
Allí donde surja democracia de forma espontánea, es que
es apropiada. No así donde sea impuesta. ¿Si permitiesen elegir entre
entrar o no dentro del sistema democrático de vuestro Estado, qué
diríais? ¿Estar sujetos a las decisiones de millones de personas
desconocidas, de forma perpetua,o decidir por uno mismo?
¿Y qué sería lo ideal? : Pues evidentemente un sistema
donde el poder opresor de la mayoría fuese nulo o casi. Lo que a la
postre implica un Estado lo más pequeño posible.
[2]
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