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Primero le recomendó que leyera El lazarillo de Tormes para modificar su perspectiva sobre España. Y en esta ocasión le aconseja ver un vídeo que califica de "muy ilustrativo": Españistán. Una vez más, el economista Santiago Niño Becerra manifiesta su desacuerdo con las tesis del premio Nobel de Economía, Paul Krugman, recientemente de visita por España.
En su blog de La Carta de la Bolsa, el economista se refiere en concreto a una entrevista realizada por El País al premio Nobel. Niño Becerra rebate muchas de las respuestas que da Krugman.
Por ejemplo, se muestra en desacuerdo con la opinión del Nobel de que el euro tiene una probabilidad de ruptura del 40%. "Yo pienso que la probabilidad era, es y será del 0% porque a nadie le interesa que el euro se rompa debido a que el cataclismo que ello ocasionaría afectaría horriblemente a todo el mundo", señala Niño Becerra. Y añade: "La dinámica de la evolución histórica lleva a una creciente coordinación de todo y es más sencillo coordinar tres elementos -divisas, países- que veinte".
Más adelante le preguntan al Premio Nobel si aún ve la posibilidad de un corralito en España. Krugman responde que "eso se enmarcaría en una ruptura del euro. Pero no es algo que vaya a pasar así como así".
Para Niño Becerra "según el razonamiento de Krugman la probabilidad de que se den en España limitaciones en la utilización de los depósitos bancarios a sus propietarios sería del 40% ya que es la probabilidad que, según él, tiene el euro de romperse y tal limitación en los depósitos el profesor la vincula a la ruptura del euro. Pienso que una cosa no tiene nada que ver con la otra", señala.
Durante su estancia en España, el Nobel de Economía también insistió en la necesidad de una mayor intervención del BCE. "España necesita que la institución compre bonos". Ahora bien, se pregunta Niño Becerra: "¿Y no necesita España una receta que le diga como resolver un problema irresoluble que España arrastra y que es una deuda que no puede pagar? Casi nadie habla de eso, y el Dr. Kugman tampoco", apunta.
Para el economista español, "que el BCE compre bonos a España es un parche que no resuelve ni el problema de la deuda que España arrastra, ni el otro problema del que España adolece: su economía no crece lo suficiente para pagar lo que debe y para seguir avanzando".
También rechaza Niño Becerra la afirmación de Krugman respecto a que el destino de España es el destino del euro. "Pues pienso que no. Si la Eurozona menos enferma decidiese arrojar a alguno de los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia o España) a las tinieblas exteriores y construir una corona sanitaria que aislase al/a los arrojados, pienso que pasarían pocas cosas, siempre y cuando fuese una actuación planificada y no de hoy para mañana, claro. Pienso que se produciría un decrecimiento, pero ni mucho menos una explosión".
Puntos en común
¿Hay algo en lo que ambos economistas estén de acuerdo? Niño Becerra sí coincide con Krugman en su consideración sobre los emergentes.A juicio del Nobel de Economía, "a nadie le va bien, ni a los emergentes. Estados Unidos solo tiene mejor escenario por comparación con Europa". ¿Y qué piensa Niño Becerra? "Muy de acuerdo con lo que dice de los emergentes: dependencia exterior, desigualdad interna, economía de monoproducto, pobreza, economía informal".
Ahora bien, discrepa respecto a lo dicho sobre Estados Unidos. "USA ha sido y es lo que el resto del mundo le ha permitido ser porque ese resto del mundo se ha estado beneficiando de que lo fuese, pero ese esquema de funcionamiento tiene fecha de caducidad: el agotamiento de la capacidad de endeudamiento USA, lo que acarrea el fin de las expectativas que USA representa".
Krugman también dice que hay muchas semejanzas con la época de la Depresión. "Si: desde el 2003", señala Niño Becerra. "Los Felices Veinte; el crash: a mediados del 2010: cuando se vio que continuar gastando no servía más que para mantener un artificio".
"Pero existen tres diferencias fundamentales: hoy, a diferencia de entonces, existe un modelo de protección social más o menos extendido; entonces, a diferencia de ahora, se suponía que la cantidad de recursos era ilimitada; hoy a diferencia de entonces, no existe una idea bonita a la vista que sea fácil de vender", sentencia Niño Becerra.
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