13 julio, 2012

Presidencia imperial: Obama nos deja sin la reforma de la asistencia social. Amy Payne


La presidencia imperial de Obama ha anulado de nuevo al Congreso y a la ley. No contento con ponerse a volver a redactar las normativas de inmigración, educación y energía, ayer, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) del presidente Obama hizo pública una directiva de normativa oficial que redacta de nuevo la ley de reforma de la asistencia social de 1996. La nueva normativa elimina los requerimientos federales para el trabajo que eran el fundamento de la reforma de la asistencia social de la era Clinton.

Aunque esta noticia real ocurrió ayer, la mayoría de los medios de comunicación se quedaron prestando atención a anuncios y discursos políticos, dejando que un cambio primordial y unilateral del sistema de asistencia social de Estados Unidos pase casi desapercibido.
La reforma de la asistencia social sustituyó a la antigua Ayuda a las Familia con Hijos Dependientes por un nuevo programa, la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF). La Fundación Heritage desempeñó un papel central al forjar un consenso entre ambos partidos para la reforma y para proporcionar muchas de las recomendaciones que se convirtieron en parte de la ley. La razón principal era que se debía exigir a los adultos físicamente capaces trabajar o prepararse para trabajar como condición para recibir la ayuda de asistencia social.
Esta reforma fue muy exitosa. La TANF se convirtió en el único programa de asistencia social (de entre más de 70) que fomentó una mayor autoconfianza. Sacó a 2.8 millones de familias de las listas de la asistencia social y las devolvió al mundo del trabajo, de modo que se sustentaran por sí mismos. La tasa de pobreza infantil cayó y el empleo de los padres solteros aumentó. Se requería a los receptores que desempeñasen al menos 20 o 30 horas a la semana de trabajo o actividades para preparación laboral a cambio de beneficios económicos.
Ahora, el HHS de Obama está afirmando que puede dar dispensas de esos requerimientos de tener que trabajar y que son el núcleo de la ley – encima sin el consentimiento del Congreso.
Cuando se estableció la TANF, el Congreso eximió o protegió deliberadamente casi todo el programa de la TANF de poder dar dispensas. Explícitamente, no querían que la ley fuese redactada de nuevo al antojo de los burócratas del HHS. En diciembre de 2001, el independiente Servicio de Investigación del Congreso (CRS) aclaró que no había autoridad para anular los requerimientos laborales y otras exigencias principales: “Efectivamente, no hay dispensas en la TANF”, informó.
Pero eso no frenó a la administración Obama, que ha estado aumentando el gasto en asistencia social a un ritmo que ya es alarmante. El presidente Obama ha añadido a millones de personas a las listas de la asistencia social y su administración ha estado envuelta en la polémica últimamente por sus iniciativas para ampliar y sumar a más americanos a los programas de cupones de alimentos.
Este es un problema crónico: Durante las dos últimas décadas, el gasto en asistencia social ha crecido más rápido que el Seguro Social y Medicare, educación y defensa. La reforma de la TANF fue un pequeño paso en la dirección de reducir la dependencia de los americanos de los programas del gobierno y hacer que se vuelvan a ganar su sustento.
Reducir su componente laboral es probable que hinche innecesariamente las filas de los receptores de la asistencia social y sin que haya modo de pagarlo.
Los expertos de la Fundación Heritage Robert Rector y Kiki Bradley lo explican con más detalle en su exhaustivo análisis:
En el pasado, los burócratas estatales han intentado definir actividades como bailar hula-hula, acudir a Weight Watchers y el reposo en cama como “trabajo”. Estas artimañas fueron bloqueadas por los estándares federales de trabajo. Ahora que la administración Obama ha abolido esos estándares, podemos esperar que en el programa de la TANF “trabajo” signifique cualquier cosa menos trabajar. El nuevo dictado de asistencia social hecho público por la administración Obama claramente nos deja sólo con el cascarón de la ley.
Ciertamente, Obama no le dijo al pueblo que iba a eliminar la reforma de la asistencia social cuando estaba optando a presidente en 2008 ¿y por qué iba a hacerlo? “Las historias de miedo de la asistencia social ayudaron a la elección de Ronald Reagan”, comentaba Mickey Kaus, del Daily Caller. “Una promesa de ‘acabar con la asistencia social tal como la conocemos’ supuso la elección de Clinton…Y en 2008, Barack Obama no se atrevió a sugerir que quería hacer lo que ha hecho hoy”.
Aunque la reforma de la asistencia social de 1996 sacó con éxito a la gente de la asistencia social al trabajo, no “acabó con la asistencia social tal como la conocemos”. Sin embargo, ahora la administración Obama ha acabado con la reforma de la asistencia social tal como la conocemos. El presidente no puede ocultar su desastroso historial de desempleo al privar a los americanos de la esperanza de un empleo. Debería cambiar de rumbo inmediatamente y ofrecer ideas constructivas para el crecimiento económico en vez de dependencia del gobierno.

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