23 julio, 2012

Se pudre el PAN


Captura_de_pantalla_2011-04-14_a_las_19.08.06Por Ricardo Alemán


La imagen pareció inédita.

Juntos, sonrientes, como grandes aliados de toda la vida, aparecieron los señores Gustavo Madero y Jesús Zambrano, a la sazón jefes nacionales del PAN y del PRD.

Pero aún más sorprendente que la insólita imagen, fue el grosero discurso que los líderes de la derecha y las izquierdas le recetaron en plena cara al respetable; a los electores. Promovieron el discurso de romper la legalidad, las leyes y las reglas electorales, a causa de una ocurrencia sin fundamento; la supuesta compra de votos.

Y es que, como todos saben, Madero y Zambrano reclamaron al árbitro electoral que no declare presidente electo a Enrique Peña Nieto, hasta en tanto no se fiscalice el dinero gastado por el PRI y su candidato, en instrumentos financieros, como los monederos Monex, que según los jefes de los partidos antagónicos, son prueba de la compra de votos.



¿Y por qué se debe insistir en que los señores Madero y Zambrano tratan de engañar a los electores, cuando reclaman que el IFE debe fiscalizar el gasto electoral del PRI, antes que declarar electo a Enrique Peña Nieto?. La respuesta tiene muchas razones; todas ellas elementales.


Primero, porque tanto Madero como Zambrano participaron –desde el poder legislativo--, en la elaboración de las reformas electorales de 2007 que, entre muchas otras cosas, cambio las reglas electorales para arrebatarle al IFE su carácter de ciudadano y, con ello, dieron lugar a las leyes que hoy reclaman.


Y segundo, porque en el extremo de la ironía, resulta que Madero y Zambrano también participaron –desde el Congreso--, en la reforma electoral tramposa que le arrebató al Consejo General del IFE –a los consejeros, pues--, la tarea de fiscalización de los procesos electorales.


Esa tarea se le entregó a una instancia que no depende de los consejeros del IFE. Por eso, cuando AMLO y sus leales –como el tinterillo y ex consejero del IFE Jaime Cárdenas--, reclaman que el IFE fiscalice las supuestas trampas de la elección –antes de declarar presidente electo a Peña Nieto--, en realidad están desconociendo la reforma que ellos mismos aprobaron en el Congreso.


Y claro, según el mandato legal, el resultado de la fiscalización del IFE se dará a conocer por allá del mes de enero de 2013, cuando Peña Nieto ya este despachando en Los Pinos, como presidente de los mexicanos, en tanto que para esas fechas acaso Madero y Zambrano ya no sean ni dirigentes del PAN y del PRD, respectivamente.


Por eso, una vez aclarado que el fondo de la alianza entre azules y amarillos no es por la supuesta fiscalización de las presuntas trampas en que habrían incurrido el PRI y Peña Nieto, entonces la pregunta debe cambiar de dirección. ¿Qué es lo que, de manera inexplicable, mantiene unidos al PAN de Gustavo Madero y a las izquierdas de Andrés Manuel López Obrador?. Otra vez la respuesta está a la vista de todos.

 

ES LA POLÍTICA, ESTUPIDOS.


En efecto, lo que se juega en las estrategias que han seguido tanto la derecha como las izquierdas, ya no es una pelea frontal por el resultado de la elección del pasado 1 de julio, pues los dos partidos están convencidos de que el futuro presidente se llama Enrique Peña Nieto. No, lo que hoy está en juego es la siembra del carácter opositor que tratan de imprimirle el PAN y el PRD a su papel partidista, en el inminente gobierno de Peña Nieto.


Dicho de otro modo; que un sector del PAN –al que representa el señor Gustavo Madero--, no reconoce la derrota cultural del PAN y menos la derrota electoral y, por tanto, se opone a la política de alianzas que desde hace 24 años ha impulsado de manera institucional el partido azul y que le valió llegar al poder presidencial en el año 2000.


No, los panistas del equipo de Madero prefieren la calle, la guerra declarativa, la táctica al estilo de las izquierdas y de López Obrador, y la vuelta al pasado, en abierta contradicción a la postura que han asumido de manera pública políticos como Felipe Calderón, Josefina Vázquez y otros dirigentes que no solo han sido congruentes con los principios democráticos, sino que han enviado el mensaje de que prefieren reeditar la alianza PRI-PAN, que les dio buenos resultados.


¿Cuál de las dos posturas del PAN va a prevalecer; la del grupo de Madero o la que encabeza Felipe Calderón?. Ese es el fondo de la pelea de un partido azul que da muestras contundentes de que se pudrió al llegar al poder. Por lo pronto, los seguidores de Madero insisten en que no es nuevo el acercamiento entre la derecha y las izquierdas, para combatir al PRI.


Y en este caso tienen toda la razón. Sólo basta recordar que luego del 6 de julio de 1988 –hace 24 años--, aparecieron juntos los candidatos Cárdenas y Clouthier, en su lucha contra el fraude del PRI. Pero además, la derecha y las izquierdas también se aliaron contra el PRI de Peña Nieto, apenas en las elecciones locales de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, además de la alianza de facto que se dio en Guerrero entre azules y amarillos, para hacer gobernador al nefasto Ángel Aguirre.


Y sí, se debe insistir en que tienen toda la razón quienes insisten en que no es ninguna novedad la alianza entre PAN y PRD con fines político-electorales. Sí, pero en donde se equivocan, en donde no tienen ni una pizca de razón es en las contradicciones de la alianza PAN-PRD, cuando se les ve a través de la lente de la historia.


Es decir, que si bien en 1988 se aliaron el PAN y el naciente PRD, contra el PRI en el gobierno; contra el aún partido vertical, autoritario, nada democrático, que ganaba elecciones por mayorías abrumadoras, prácticamente sin oposición, también es cierto que en ese 1988, no existía el IFE, no había elecciones confiables, creíbles, no había credencial de elector con fotografía; no existía un padrón creíble, no había reglas como las de hoy, no existía la equidad informativa, no existían las prerrogativas electorales...


En suma, que las elecciones de 1988 y la alianza PAN-PRD de entonces, no tenía nada que ver con las elecciones de hoy en México.


Pero la mayor diferencia de todas, es que en 1988, el PRI era el partido en el gobierno federal. Y hoy, en la elección de julio de 2012, el PAN era --y aún es--, el partido en el gobierno federal, en tanto que el PRD es el partido en el poder en el Distrito Federal. Por eso la pregunta: ¿De qué fraude, de qué compra de votos, de qué irregularidades hablan los jefes del PAN y del PRD?.

 

NIEGAN SU HISTORIA.


Lo cierto es que en el juego perverso de la descalificación del resultado electoral, el PAN y el PRD se niegan a sí mismos y, claro, niegan su historia y sus aportes a la democracia. Y todo para justificar el fracaso cultural y la derrota electoral. Y de nueva cuenta le hacen un gran favor al PRI, al hacerlo ver como el único partido demócrata.

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