Un dialogo con Mario Vargas Llosa
El premio Nobel Mario Vargas Llosa dice
en un nuevo libro que estamos viviendo en una “cultura del
entretenimiento” en la que todo — incluyendo la literatura, el
periodismo, la política y el sexo— se está volviendo cada vez más
trivial, y que ese fenómeno puede tener desastrosas consecuencias para
la humanidad.
De manera que cuando lo entrevisté la
semana pasada sobre su nuevo libro “La Civilización del Espectáculo”,
un colección de ensayos nuevos y otros publicados anteriormente en el
diario El País de Espana, no pude evitar empezar con la pregunta obvia:
¿Qué tiene de malo el entretenimiento?
"Nada! Yo estoy a favor de la
diversión", respondió el escritor peruano desde su casa en Madrid,
donde vive parte del ano. "Lo que digo en este ensayo es que la funcion
de la cultura no es exclusivamente divertir. Porque si convertimos a
la cultura solamente en diversión, en una manera ligera de pasar un
buen rato, entonces la cultura pierde esa función que ha tenido
tradicionalmente, que era la de preocuparnos sobre el mundo en que
vivimos, y (perderemos) tambien ...una actitud crítica que nos lleva a
poner constantemente en cuestión lo que creemos que son certezas
innamovibles".
Vargas Llosa agregó que en la
actualidad, la literatura "light”, destinada a entretener al público,
está acabando con la literatura como un arte. En el mundo de 140
caracteres de Twitter en que vivimos, hoy no podría surgir un León
Tolstoi, un James Joyce o un Jorge Luis Borges, entre otras cosas
porque internet está acortando nuestro lapso de atención y dificultando
cada vez más la capacidad de la gente para leer libros.
"De ninguna manera esto es una crítica
ni a la tecnología ni al desarrollo audiovisual", me dijo Vargas Llosa.
"Ahora, lo que yo creo, es que reemplazar enteramente a los libros por
las pantallas es reemplazar un tipo de esfuerzo intelectual (más
profundo) por un esfuerzo intelectual mínimo, y que tiene
consecuencias... Está creando un público que ya no soporta un gran
esfuerzo intelectual, al que el libro fatiga, aburre, distrae, porque
está dedicado a este esfuerzo mínimo que es el que demandan las
pantallas".
Hasta el sexo se ha convertido en una práctica cada vez más banal, despojada de erotismo, parecida a un deporte, afirmo.
Recordando la decisión de la junta de
gobierno de Extremadura, Espana, de ofrecer talleres de masturbación en
las escuelas, dijo que sexo "está perdiendo su misterio". Agrego que
estamos "trivializando tremendamente una actividad que, si no conserva
cierta dosis de misterio y de privacidad, puede retrocedernos al sexo
puramente animal y a la desaparición del erotismo, que es la forma
civilizada y humanizadora del sexo”.
Vargas Llosa añadió que también la
política actualmente "es mucho más un espectáculo que un debate de
ideas”. Y explicó que en ese espectáculo, el que conquista las
multitudes "no es el que piensa mejor, sino el mejor actor, el mejor
histrión o el mejor payaso".
Refiriéndose a otros capítulos del
libro, en el que cita el éxito mundial de la revista española “Hola” y
el fenómeno de Wikileaks como ejemplos de la degradación del
periodismol, Vargas Llosa me dijo que "hoy día, los periódicos más
serios, si no dan cada vez más espacio a lo que es puramente
chismografía social o artística, o cinematográfica, corren el riesgo de
perder lectores".
Wikileaks fue un ejemplo de periodismo irresponsable, mas dedicado a entretener que a informar, dijo.
"La actitud un poco cínica, despectiva,
sistemática hacia la política (de los medios) contribuye mucho a esa
desvalorización de la política, que yo creo que entrana un peligro
serio a largo plazo para la cultura democrática"', agregó.
Intrigado, le pregunté a Vargas Llosa,
un sólido defensor de la libertad de prensa y del libre mercado, qué
propone para que la prensa no termine completamente engullida por la
cultura del entretenimiento.
Vargas Llosa respondió que está en
contra de cualquier clase de regulación de los medios. "Creo que la
libertad del mercado requiere una intensa vida cultural y espiritual de
la sociedad, para que el funcionamiento del mercado no destruya los
valores, y el mercado funcione dentro de una cierta moralidad", explico.
Una cultura vibrante es la mejor
defensa contra una pérdida de valores como la que llevó entre otras
cosas a la crisis económica del 2008, agregó.
Mi opinión: Me gustó
el libro de Vargas Llosa, y – aunque toca tantos temas que uno
inevitablemente no puede coincidir en todo - siempre admiro su coraje
de ir contra la corriente políticamente correcta del momento.
Vargas Llosa se mete en territorios
intelectualmente peligrosos, sin temer a las críticas que seguramente
le harán muchos que sólo lo leen superficialmente. Nos hace repensar
muchas cosas que damos por sentadas, y eso es el mejor antídoto contra
la cultura del espectáculo que esta anestesiando nuestro pensamiento
crítico.
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