12 julio, 2012

UNA SOCIEDAD LIBRE DEBE TENER:

Leyes Objetivas

Leyes objetivas son leyes que restringen al gobierno a su función legítima: la protección de los derechos individuales.
Las leyes deben ser objetivas tanto en su forma como en su fondo. En su forma, la ley debe permitir que cada individuo sepa, antes de tomar cualquier acción, qué tipo de conducta es ilegal, por qué está prohibida, y cuál será la pena por violarla. En su fondo, la ley debe prohibir solamente la conducta privada que viola los derechos individuales de otros. Las leyes contra el asesinato, por ejemplo, satisfacen ambos requisitos.

La ley objetiva es la base indispensable para un “gobierno de leyes y no de hombres”. Cuando la ley es clara y precisa, no deja margen para que los burócratas o los policías puedan ejercer un poder arbitrario a través de decisiones impredecibles y subjetivas. Por ejemplo, obsérvese el contraste crucial entre la ley del homicidio y la ley de la defensa de la competencia (anti-trust), que prohibe “restricciones no razonables del comercio”, una expresión ambigua que se puede aplicar a cualquier transacción comercial – o no, según le parezca al fiscal.
Como el gobierno ejerce un monopolio sobre el uso legal de la fuerza, cada acción del gobierno debe ser controlada objetivamente y autorizada expresamente. Estas rígidas limitaciones dejan libres a los ciudadanos privados para que ellos vivan sus vidas, sin el temor constante que se sufre bajo un régimen de leyes no objetivas.
Preguntas y Respuestas con Ayn Rand
¿Cuál es el objetivo de la ley?
Todas las leyes deben estar basadas en los derechos individuales y tener por objeto su protección.
Bajo una ley objetiva, ¿cuál es la diferencia fundamental en el ámbito de la acción privada versus la acción del gobierno?
Un ciudadano privado puede hacerlo todo excepto lo que está legalmente prohibido; un funcionario del gobierno no puede hacer nada excepto lo que está legalmente permitido.
¿Deben todas las leyes ser formuladas objetivamente?
Lo que no puede ser formulado como una ley objetiva, no puede ser objeto de legislación – no en un país libre, no si queremos tener “un gobierno de leyes y no de hombres”. Una ley indefinible no es una ley, sino sólo una autorización para que algunos hombres puedan regir a otros.
¿Cuál es el peligro de las leyes no-objetivas?
Una ley objetiva protege la libertad de un país; sólo una ley no-objetiva  puede darle a un estatista la oportunidad que busca: la oportunidad de imponer su voluntad arbitraria – sus políticas, sus decisiones, sus interpretaciones, su forma de implementarlas, su castigo o favor – sobre víctimas desarmadas e indefensas. Él no tiene que ejercer su poder con demasiada frecuencia ni demasiado abiertamente; él simplemente tiene que tener ese poder y hacerles saber a sus víctimas que lo tiene; el miedo hará el resto.
Cuando los hombres están aprisionados en la trampa de leyes no-objetivas, cuando su trabajo, su futuro y su subsistencia están a merced del capricho de un burócrata, cuando no tienen forma de saber qué “influencia” desconocida caerá sobre ellos por qué ofensa no especificada, el miedo se convierte en su motivación básica, si deciden permanecen en la industria – y las concesiones, la conformidad, el estancamiento, la apatía, el triste color gris de “ni una cosa ni otra”, es todo lo que se puede esperar de ellos. El pensamiento independiente no se somete a edictos burocráticos, la originalidad no sigue “políticas públicas”, la integridad no pide permisos, el heroísmo no se fomenta con el miedo, el genio creativo no se puede hacer aparecer apuntándole con un arma de fuego. Las leyes no-objetivas son el arma más eficaz para esclavizar a seres humanos: sus víctimas se convierten en las fuerzas del orden y se esclavizan a sí mismas.
Las leyes que son estrictas y precisas, ¿no llevan implícita la amenaza de la opresión y la dictadura?
Es un grave error asumir que una dictadura rige a un país por medio de leyes estrictas y rígidas que son obedecidas y ejecutadas con precisión rigurosa y militar. Tal norma sería malvada, pero casi soportable; los hombres podrían soportar las decretos más duros, siempre que estos decretos fueran conocidos, específicos y estables; no es lo conocido lo que quebranta los espíritus de los hombres, sino lo impredecible. Una dictadura tiene que ser caprichosa; tiene que gobernar por medio de lo inesperado, lo incomprensible, lo absurdamente irracional; tiene que tratar no con la muerte, sino con la muerte súbita; un estado de inseguridad crónica es lo que los hombres son psicológicamente incapaces de soportar.

No hay comentarios.: