07 agosto, 2012

AMLO 2018

C A R L O S   L O R E T   D E   M O L A 
Historias de reportero
AMLO 2018

Andrés Manuel López Obrador sabe que perderá la impugnación de la elección presidencial. No tiene un solo asesor que le diga que hay alguna esperanza. Por el contrario, según fuentes allegadas al tabasqueño, en el encierro de las reuniones con sus cercanos la tónica es descalificar a las autoridades electorales por su origen y desempeño.

Está pronosticado por casi todos los interesados en estos temas que a más tardar el primer día de septiembre el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictaminará la victoria del priista Enrique Peña Nieto. La estrategia del lopezobradorismo es clara: no se trata de ganar, sino de ensuciarle el triunfo a Peña. El PRI, sus gobernadores y su candidato han dado a lo largo de años suficientes motivos para la sospecha, la denuncia y la argumentación (muchas veces he comentado que eso del "nuevo PRI" distanciado de las prácticas del "viejo PRI" es un invento que no tiene vasos comunicantes con la realidad).

Ante esta estrategia, un sector de la población lamenta que López Obrador sea incapaz de aceptar una derrota. Pero hay otro sector que tiene sembrada de fondo la duda –si no la certeza– sobre el fraude y la manipulación. A estos muchos ciudadanos se suman grupos más organizados que le dan vigor a la protesta de López Obrador, marcadamente el movimiento #YoSoy132, pero también añejos y más compactos colectivos como el Frente de Atenco, el SME, entre otros.

Con esta capacidad de movilización –apuntalada con el financiamiento de partidos y gobiernos afines– le alcanza a Andrés Manuel López Obrador para encabezar durante otro sexenio un movimiento social que lo mantenga vigente en la opinión pública, lo proyecte como el más importante opositor al régimen de Peña Nieto y lo impulse a la siguiente sucesión presidencial bien posicionado para obtener de nuevo una candidatura.

Es previsible que, en semanas, la impugnación deje de hacer escala en lo que pasó o no en la campaña que culminó con la elección del 1 de julio y se convierta de lleno en un rechazo al PRI mismo y sus métodos antidemocráticos. Esta protesta se verá seguramente alimentada al arranque del sexenio priista con los primeros pasos de Peña Nieto en Los Pinos: ¿Salinistas en el gabinete? ¿Reforma fiscal que se meta con el IVA? ¿Reforma energética que incluya más inversión privada en Pemex? ¿Reforma laboral que reduzca el poder de los sindicatos? ¿Excesos en el entorno presidencial? Motivos no van a faltar para el reclamo desde las plataformas ideológicas de la izquierda.

Quizá la única duda es cómo se van a comportar los moderados de la izquierda. Antier, el candidato les mandó un mensaje claro: el único acuerdo posible es que se anule la elección. Los moderados, que pregonan que acompañarán al tabasqueño "hasta que el Tribunal dictamine" y se mantendrán por la ruta institucional, tienen en sus manos la respuesta de AMLO: él va a seguir.



Saciamorbos

La cosa menos esperada me pasó con ella: con mucho gusto me daba la entrevista, pero 10 mil pesos de por medio. No se hizo.

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