Dilemas kirchneristas por la re-reelección
Avanzar ahora mismo para declarar la necesidad de la reforma
constitucional antes de fin de año? ¿O esperar al 2013 para lograr con
las elecciones legislativas un mejor posicionamiento parlamentario? Ese el gran dilema
en que se debate ahora el kirchnerismo. Tiene que ver con la
administración de los tiempos. No con la cuestión de fondo: aunque
ciertos connotados K (Agustín Rossi, Aníbal Fernández) lo sigan negando,
la reelección de Cristina Fernández forma parte indiscutida de la agenda oficial.
Aquella
gran duda kirchnerista refiere a los números disponibles en Diputados y
el Senado. Para sancionar la necesidad de la reforma el Gobierno
requerirá de los dos tercios del total de los miembros de ambas cámaras. En Diputados, el oficialismo tiene hoy mismo un panorama accesible
que se podría simplificar aún mas el año próximo. ¿Por qué razón? La
renovación de la mitad de la Cámara que será votada corresponde a los
legisladores que ingresaron en el peor comicio histórico del
kirchnerismo, el de la derrota del 2009. En el Senado, en cambio,
requerirá reunir, entre propios y aliados, 48 voluntades. No es una
cifra sencilla de alcanzar si se tiene en cuenta las ocho provincias en
las cuales se pondrán en juego las tres bancas. Entre ellas Ciudad de
Buenos Aires. Para el kirchnerismo no fue cualquier cosa lo sucedido
hace quince días cuando la estatización de la empresa Ciccone recibió en
el Senado media sanción. Obtuvo 44 votos, apenas cuatro menos que los dos tercios soñados. ¿Será posible una aproximación parecida después de una campaña electoral que abrirá, también para la oposición , una huella definitiva para el 2015?
Mientras
todas las conveniencias se van evaluando, el kirchnerismo se ocupa de
desplegar los mecanismos de instalación de la reforma. En el arco
político suenan fuerte las primeras voces: gobernadores, intendentes y
legisladores que promueven la idea de la eternización de Cristina. Los
intelectuales de Carta Abierta hicieron su aporte en un sector acotado
pero influyente en la construcción de opinión. El universo parece
extenderse, de a poco, a otros ámbitos con mayor capacidad que la
política para amplificar el mensaje. Desde la farándula irrumpió ayer
Moria Casán, con una sorpresiva invocación a la re-reelección.
Sorpresiva o no tanto: la actriz atraviesa un momento delicado por el
supuesto robo de joyas en Paraguay. Pesa sobre ella un pedido de extradición . Pronto llegarían también las demandas del circuito deportivo.
El
Gobierno viene disciplinando a los gobernadores con los fondos de la
coparticipación. Ese dinero llega disminuido para economías provinciales
por las consecuencias del parate económico. Y que sufren el enorme peso
que adquirió en estos años la incidencia del empleo estatal. Los
mandatarios de provincias petroleras soportan una presión extra. La
forma en que Cristina reglamentó la estatización de YPF los obligaría a
negociar parte de la renta de sus reservas hidrocarburíferas. No pareció
una casualidad que Jorge Sapag, de Neuquén, y Martin Buzzi, de Chubut,
hayan sido de los primeros entusiastas impulsores de la re-reelección.
Daniel
Scioli tampoco resultó un espejo distintos para ninguno de los
gobernadores. El mandatario bonaerense mantuvo una dura pulseada con la
Presidenta por el pago de los sueldos y aguinaldos del mes anterior.
Sólo recibió los fondos nacionales cuando Cristina descubrió que la
disputa le hacía en Buenos Aires–-su fortaleza electoral– más daño que a
Scioli. También las hostilidades kirchneristas declinaron: el
vicegobernador, Gabriel Mariotto hace semanas que se llamó a silencio.
Pero Scioli no se atrevió a sacar ningún provecho de esa circunstancia.
De esa puja ganada involuntariamente. Al contrario, hace pocos días,
durante una visita a Chile, declaró su decisión de respaldar a Cristina
si inicia la búsqueda de la re-reelección. Contagiado del kirchnerismo,
quizás, edificó su propio relato sobre la realidad: “Nunca he estado peleado con Cristina. Hay sectores que me han querido hacer pelear con ella” , reveló.
Scioli
repitió que respaldará a la Presidenta en el intento de reformar la
Constitución. Y que sólo en el caso de que eso no ocurriera pensaría en
su postulación presidencial. Otro tic kirchnerista del gobernador: el
fin por mantener el poder justificaría cualquier medio.
Como
casi siempre, Scioli apostó a la provindencialidad. A esperar que un
golpe de magia coloque en sus brazos la herencia de Cristina. Si de esa
forma reacciona el mandatario del principal distrito electoral y uno de
los de mejor imagen social, ¿Qué podría aguardarse del resto? Scioli
parece haber frenado aquel rumbo de diferenciación con el Gobierno que
había despuntado con la pelea por la asistencia financiera.
Ese gesto resultó reforzado con otro
. El gobernador dispuso que toda la documentación oficial de los
organismos provinciales sea, en el futuro, impresa en la Casa de la
Moneda. ¿No sería, acaso, un respaldo implícito al Gobierno por la
estatización de Ciccone? ¿No sería además una forma de sumarse al cerco
protector tendido por el kirchnerismo alrededor de Amado Boudou?
El Gobierno va afianzando el sistema político para promover la reelección. Es un paso importante aunque resta otro decisivo: el acompañamiento, o no, de la sociedad.
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