31 agosto, 2012

Elecciones válidas, presidente legítimo


Elecciones válidas, presidente legítimo

Pablo Hiriart

El TRIFE, último eslabón del proceso electoral, hizo su trabajo y dio su veredicto: hubo elecciones libres y auténticas, y México tendrá un Presidente legítimo, electo por el pueblo: Enrique Peña Nieto.
 
Se acabó la incertidumbre y terminó el proceso legal. No hay más.
 
El fallo de los magistrados va en concordancia con lo que todos vimos en la jornada del 1 de julio: elecciones pacíficas, en las que cientos de miles de personas, sin remuneración de por medio, trabajaron para que el país expresara su opinión en las urnas.
 



Nadie vio robo de ánforas ni quema de boletas o asaltos a los comités distritales donde se recontaron las actas y luego, de nueva cuenta, los votos. Los funcionarios de casilla, tan ciudadanos como quienes acudimos a votar, no se vendieron ni alteraron el sufragio que depositamos en la urna.


Ocurrió lo que se vio, una elección limpia en la que 50 millones de personas acudieron a votar por el candidato o candidata de su preferencia. El ganador fue, en esta ocasión, el candidato de la coalición PRI-Verde, Enrique Peña Nieto.


Dentro de seis años, el ganador puede ser del mismo partido o de uno distinto. México tiene una democracia electoral madura e instituciones confiables para que quien se ciña la banda presidencial en el pecho lo haga con legitimidad.


Las quejas interpuestas por la coalición Movimiento Progresista resultaron infundadas. Se revisaron una a una, por absurdas que parecieran.


El Tribunal les dio su lugar y su tiempo, las tomó en serio y respondió con profesionalismo.


Fue emotivo y a la vez tranquilizador escuchar al magistrado Salvador Nava Gomar informar al país que “entramos al estudio completo de cada uno de los agravios… no existe un solo argumento que no se haya estudiado a fondo…leímos todas las fijas de la demanda, así como las recibidas con posterioridad”, y luego de 55 días de trabajo concluyeron que no fueron vulnerados los principios de imparcialidad, legalidad, objetividad y certeza.


Los documentos que envió el Movimiento Progresista, no convalidan las acusaciones.


En resumen, no hay elementos para anular o invalidar los comicios del 1 de julio.


Los dirigentes de los partidos que integran el Movimiento Progresista, especialmente el Partido de la Revolución Democrática, dijeron que iban a acatar el fallo del Tribunal.


Pues bien, ya hay fallo, y la ley no consideró que el Movimiento Progresista tuviera la razón.


Sin son congruentes, hoy deberían reconocer al Presidente electo y dar la vuelta la hoja a la siguiente página de nuestra vida democrática. Entrar a la normalidad, presentar propuestas, hacer alianzas y sacar adelante sus proyectos.


Tenemos instituciones que funcionan, ciudadanos honestos que cuentan bien los votos, y un tribunal electoral que actúa de manera independiente.


Bienvenida sea, pues, la presidencia de Enrique Peña Nieto para el periodo 2012-2018

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