La esposa del Presidente
A
Margarita Zavala no le gusta que la llamen Primera Dama, sino “la esposa del
Presidente, Felipe Calderón” (Excélsior, 13/02/2012) y así ha actuado durante
estos seis años: como compañera de su esposo, madre de sus hijos, militante del
PAN y ciudadana mexicana.
He allí sus prioridades. Margarita es
una mujer muy segura de sus convicciones, no se hace bolas, sabe lo que quiere
y, lo más importante, sabe a quién quiere: a su marido, a sus hijos, al PAN y a
México. Bueno, también quiere mucho a sus alumnos de clases de Derecho de 6º de
preparatoria.
Son jóvenes de 17 a 18 años orgullosos
de tener a una maestra tan sencilla, tan dedicada, pero sobre todo, tan
entusiasta. No hay semana en que su profesora no les recuerde que “la política
es la posibilidad de generar el bien”. Desde que sé de Margarita, es decir,
desde que su marido era presidente de su partido, siempre la he considerado
como a una mujer de buena fe, que efectivamente, cree en el bien; cree en la
posibilidad de ayudar y de escuchar al otro. En ese sentido, Margarita es una
buena católica observante. En este sentido es muy sincera y congruente frente a
sus actos. No se hace bolas. Ni tiene dudas; lo tiene clarísimo. Certidumbres
como la anterior le dan mucha libertad: actúa como piensa.
La esposa del Presidente es una mujer
inteligente, generosa, responsable y nada frívola. Tiene su propio mundo: sus
lecturas, su música y sus amigos de toda la vida. Cree en la amistad y en el
amor filial: adora a sus padres. Discreta como es, sabe guardar secretos y
sería incapaz de criticar a una amiga con otra amiga. Margarita no es traicionera,
ni mucho menos chismosa.
Odia los chismes, las “grillas” y a
las personas lambisconas. Estos seis años, en los que ha acompañado a gobernar
a su marido, ha aprendido mucho sobre la condición humana. Se da perfectamente
bien cuenta cuando alguien es o no es sincera.
Tiene olfato político, intuición y es
dueña de un gran sentido de observación.
En estos seis años que la esposa del
Presidente ha vivido en Los Pinos, nunca la he visto enojada, ni irritada. Sin
embargo, sí la he percibido conmovida, entristecida y particularmente empática
con los que sufren. Dicen que es la “panista más popular del país”, yo
agregaría que es, de todas las esposas de los presidentes de México, la más querida
y la más entrañable. Nunca, nunca he escuchado una crítica contra Margarita
Zavala. Miento. Sólo una: que no sabe llevar el rebozo correctamente. Que se le
cae a cada ratito y que alguien debería de enseñarle cómo usarlo con gallardía
y elegancia. Salvo lo anterior, cuando las y los mexicanos se refieren a ella,
lo hacen con respeto, simpatía y hasta afecto.
“Hagan de cuenta que su papá y su mamá
están como prestados a México. Y esto, niños, es un privilegio y un verdadero
honor”, les dijo a sus hijos, desde el primer día que entraron a Los Pinos.
Se los dijo, muy bonito, muy de a de
veras. De allí que los tres hubieran entendido, en un dos por tres, que en esa
casota, con ese jardinzote, estaban de pasadita. Al fin que ésa no era ni su
casa, ni su jardín y menos un solo pino. A partir del 1o. de diciembre, ya
tendrán, ahora sí, un nuevo hogar, como el que tenían en el 2006.
En el fondo, están felices. Ninguno de
los tres quiere ser (por lo pronto) diputado, ni senador, ni hacer negocios por
debajo de la mesa, ni tener yates, ni departamentos en Miami, ni aviones
particulares.
Ellos están felices con sus papás, con
su mamá tan sonriente que siempre les explica todo con mucha paciencia y con
sus abuelos tan cariñosos. Como sus padres, ellos también han aprendido mucho
en relación con su país y no me sorprendería que lo quieran mucho más que hace
seis años. La familia Calderón Zavala no provoca escándalos, ni rumores
extraños, ni tampoco sospechosismos... Dentro de lo que cabe, es una familia
normal, muy unida con los tíos, las tías, los abuelos, las y los primos.
Margarita Zavala no nada más tiene muy
buen prestigio en nuestro país, sino también en el extranjero. No hace mucho,
el señor Kerlikowske, el zar antidrogas de la Casa Blanca, hizo un
reconocimiento a la esposa del Presidente, por el trabajo en materia de
prevención en las drogas (www.presidencia.gob.mx). Es cierto. Margarita ha
hecho un papel espléndido con los centros “Nueva Vida”, centros que dan
atención y orientación muy necesaria a millones de familias de niños y jóvenes
que han caído en las adicciones.
En ese sentido, la esposa del
Presidente se siente estimulada y
optimista. Dice que, en este aspecto, México se encuentra a tiempo y está en muy
buen momento para seguir trabajando con los padres de familia. Margarita Zavala
ha trabajado mucho también respecto a los niños migrantes no acompañados. Este
es uno de los temas que más le preocupan.
En lo personal, puedo decir que a
Margarita Zavala sí la voy a extrañar. Me cae bien. Nunca me decepcionó, al
contrario, me gusta escuchar o leer sus entrevistas. Me gusta que no se tome
tan en serio, que no se crea la divina garza y que sea tan pero tan diferente
de su predecesora. Si algo le agradezco a la esposa del Presidente es que en estos
seis años jamás mandó cerrar la lateral que sale de Constituyentes a Parque
Lira. En el sexenio pasado, miles y miles de conductores sufrimos los
embotellamientos más terribles, cuando ésta se cerraba por instrucción de la entonces
primera dama.
Gracias, Margarita, por todo esto. Ah,
cómo te vamos a echar de menos... como esposa del Presidente...
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