PAN, ¿qué harán?
Gregorio Ortega Molina
El cinismo en política tiene bajos rendimientos y altísimos
costos electorales y sociales. Acción Nacional perdió la contienda
presidencial, el Congreso y las gubernaturas, porque a decir de su líder y
conductor, los
candidatos eran unos pigmeos, cuando, a la vieja usanza, él
palomeó e incluso impuso a algunos de ellos, por sobre la voluntad de los
auténticos, los verdaderos panistas.
Resulta que el presidente de México, el responsable de la debacle
electoral de su partido, como consecuencia del resultado de sus políticas
públicas, quiere, necesita mangonear al PAN, porque tiene la certeza de que su
proyecto para México sólo sufre un receso de seis años, y en 2018 retomará las
riendas de la patria para profundizar la globalización, la entrega de los
recursos no renovables del país al Imperio, para satisfacer las más apremiantes
de las necesidades de sus verdaderos patronos.
Quien tiene el poder, pero perdió su sucesión y disminuyó
dramáticamente la presencia del PAN en el Congreso y en los gobiernos de los
estados, ¿puede aspirar a decidir sobre el destino político de su partido,
reordenarlo o refundarlo, para servirse de esa institución, ponerla a trabajar
en beneficio de sus intereses, cuando la realidad le es adversa? ¿No será que
procede así, para que se crea en su permanencia en territorio nacional -cuando
ya se va-, y se tenga la certeza de que nada tiene que temer, pero está
aterrado?
¿Puede Javier Lozano, un recién llegado, incidir en el destino de
Acción Nacional? Lo que ocurre en esa institución política es un reflejo de lo
que sucede en la Presidencia de la República, porque la ausencia de sentido
común que allí impera permea a toda la sociedad, en la que por sectores los
mexicanos son capaces de creer cualquier cuento, cualquier historia, con tal de
que cuadre con sus “supuestos” intereses, porque la abominación bíblica es
regresar al pasado, y ese pasado está encarnado en el anatema, que es el PRI.
Si Acción Nacional, si los herederos de los padres fundadores
desean sacarse la espina y regresar al poder para, ahora sí, iniciar la
transición y las reformas y no nada más la alternancia, lo primero que han de
hacer es desprenderse de los neopanistas y yunquistas que se incrustaron en el
partido, con propósitos exclusivamente de adueñarse de una parcela del poder,
para retomar el cauce
ideológico y político que los hizo una oposición constructiva.
Vicente Fox cumplió con el cometido de todo político afiliado a un
partido: ganar el poder
y conservarlo. Desconocerlo, es negarse a ellos mismos.
Se lee en los principios de doctrina del PAN: “La vida de la
Nación, el cumplimiento de su destino, la posibilidad de crear y mantener en
ella condiciones espirituales y físicas adecuadas para una convivencia
civilizada y noble, son incompatibles con el establecimiento o la conservación
de un estado social desordenado o injusto…”
¿Cuál es el resultado de las políticas públicas del actual
gobierno, y su comportamiento poselectoral? Dejemos de lado la injusticia,
evaluar si se vive en ella o no puede ser subjetivo, pero el desorden en que
deja a la nación, es para servir de estudio en ciencia política, porque es
colindante con el caos.
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