01 agosto, 2012

Sed de poder: Las iniciativas progres sobre la salud. Renee Davis


La amplia prohibición contra las bebidas carbonatadas del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ha recibido gran cantidad de cobertura mediática desde que la propuso por primera vez como una medida dentro de su campaña antiobesidad. Ojalá esta sed de salud se pudiera considerar como una dulce victoria de todos.

Seth Goldman, un empresario del mundo de las bebidas saludables, pidió a Bloomberg en el Wall Street Journal de ayer que reconsiderase su propuesta. Tan pronto como el gobierno empieza a entrometerse, “nosotros [los productores] rápidamente nos encontramos considerando escenarios que no están basados en las realidades del mercado o las necesidades del consumidor”.
La prohibición afectará al tamaño de los productos que la compañía de Goldman, Honest Tea, puede proveer. Puesto que compañías como Honest Tea trabajan en un determinado nicho de mercado, les será mucho más caro ajustarse a los límites arbitrarios del gobierno sobre el tamaño de lo que le sería a una compañía más grande.
Por decirlo de manera sencilla, estas demandas del gobierno obligan a los fabricantes a ignorar las demandas del mercado. Mientras tanto, si las personas no pueden tomar decisiones por sí mismas, ¿dónde se sitúa el umbral de una “excesiva” intervención gubernamental? ¿Hay algún límite sobre este aumento del control gubernamental?
No parece que haya ninguna faceta de la vida humana que haya escapado sana y salva de este gobierno progresista, ya que carece del principio inherente de la limitación. Si la obesidad o la salud son cosas que el pueblo americano no se toman lo suficientemente en serio, es trabajo del gobierno dar un paso adelante y obligar a que nos preocupemos. O si este no puede obligar con ese propósito, al menos impedirá que elijamos “incorrectamente”.
Si al público americano no se le puede dejar que escoja el tamaño de su bebida carbonatada, entonces se plantea la cuestión de que: ¿Qué hay peor que una bebida de casi medio litro y más de 200 calorías? Pues resulta que un montón de cosas, en realidad (atentas, palomitas de maíz, sois las siguientes).
Esta iniciativa de Nueva York no trata sólo de las bebidas carbonatadas y no es simplemente una agenda promovida por Bloomberg. En una jugosa cita, muy publicitada y reveladora, Bloomberg defendió sus medidas en términos de que el gobierno estaba “sencillamente obligándole a Ud. a comprender que tiene que tomar [una] decisión consciente” para su salud. Estas iniciativas para la salud son necesarias sólo si Ud. cree que “el gobierno sabe más” y que los americanos son incapaces de tomar las decisiones más básicas de la vida por sí mismos.
¿No somos unos afortunados por tener un gobierno que se preocupa?

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