03 agosto, 2012

Serénense, todos


Serénense, todos


Sólo los irresponsables pueden unir de palabra los atentados con bombas molotov y coches bomba contra tiendas de Soriana con la molestia de un segmento del electorado en contra del triunfo de Enrique Peña Nieto en las elecciones, o a partir de dichos, afirmar que estos fueron resultado de la acusación de los líderes de la izquierda que señalan que esa empresa ayudó al “robo” de la elección.


Andrés Manuel López Obrador y el líder del PRD, Jesús Zambrano, que plantean la primera hipótesis, están en falta. Pero Soriana, que los responsabiliza de todo lo que sucede en sus tiendas, generaliza. Ambas posturas contribuyen con su incapacidad de discernir, a exacerbar el odio político.
 
Sólo los ciegos y estrechos de pensamiento soslayaron que en una sociedad empapada en la violencia criminal durante más de cinco años, grupos sectarios de la población no pudieran aprovechar las condiciones en las que se encuentra la nación para que lo que debe ir en rutas diferentes, se coloque en caminos paralelos donde, en la lógica de López Obrador y Zambrano, y de los voceros de Soriana, se cruzan y se conectan.
 
Los ataques a Soriana en el país ya rebasaron los cauces legales del conflicto postelectoral. Sin embargo, la acusación de la empresa contra López Obrador, Zambrano y el ex coordinador de la campaña presidencial de la coalición de izquierda, Ricardo Monreal, los convierte en accesorios de un delito.


El vocero de Soriana, Humberto Fayad, asegura que pueden comprobar que los ataques fueron azuzados por ellos tres. La pregunta es si las molotov en Nuevo León, en el contexto de un repunte de la violencia tras una serie de golpes importantes a Los Zetas y al Cártel de los Beltrán Leyva, y el coche bomba en Sinaloa, en el mismo marco de referencia del pleito de las bandas criminales por la sobrevivencia, puede adjudicarse a ellos tres.
 
La misma pregunta puede hacerse a López Obrador y a Zambrano, al defenderse de las imputaciones de Fayad. López Obrador dijo en Twitter: “Los dueños del PRI pensaron que podrían comprar la Presidencia y ahora su dinero ilícito los está desnudando”. Ninguna condena de los atentados con extrema violencia.


Zambrano le dijo a Salvador Camarena en su programa nocturno en W Radio, que no tenía porqué condenar nada, porque no eran responsables de nada. El dirigente del PRD matizó luego su declaración. En una entrevista con La Jornada, sugirió: “Se puede tratar de una provocación política, de un montaje perverso de nuestros adversarios para desacreditar la lucha pacífica que estamos realizando en defensa de la democracia por las vías legales y pacíficas”.
 
A decir de ellos, los bombazos son resultado de la molestia de los seguidores de López Obrador, o salieron de la mesa de operaciones clandestinas del PRI. De lo mismo que se acusan a Soriana  –“ruin” llamó Zambrano a su vocero, a quien amenaza con denunciarlo por difamación moral-, incurren él y López Obrador en sus entrelíneas: la violencia contra Soriana se la ganó por violador de la ley electoral y ayudar al “robo” de la Presidencia. Touché.


Soriana tiene un argumento más sólido -pero mal explicado- que la palabra de ellos alienta los ataques a sus tiendas. El ejemplo más documentado está en San Vicente Chicoloapan, estado de México, donde militantes perredistas secuestraron a 300 personas el miércoles en un Soriana durante 180 minutos, porque, alejaron, ayudaron al PRI a que les quitara la alcaldía. Es decir, el discurso de odio contra una empresa por razones electorales, elevó su nivel de su violencia.
 
La guerra contra el narcotráfico coloca el conflicto postelectoral de 2012 en situación muy distinta a 2006. La hiperventilación de las denuncias en las redes sociales amplían y magnifican el discurso del odio. Lo ha desatado López Obrador y lo ha continuado Soriana. Blancos y grises es lo que existe. Maniqueísmo y manipulación de una sociedad políticamente inmadura.


Serénense, como pidió López Obrador a Soriana, pero serénense todos. El discurso codificado de los políticos no es entendido hacia abajo, y será aprovechado por quien busque un beneficio que no esté conectado con lo electoral. La violencia crece en dos rutas que hoy son lo mismo. Por favor.


Responsabilidad colectiva es lo que debe imponerse.
 

No hay comentarios.: