¿Y a nosotros, quién nos rescataría? Espero que nadie, para ver si así hacemos lo que debemos
El rescate de un país, es “cirugía mayor”; su objetivo, salvar a un paciente a punto de dejar este mundo.
Ángel Verdugo
Los rescates de Grecia y los que
lleva acumulados España más los que seguirán en los próximos meses, han
vuelto a poner en el centro de la discusión este “recurso de última
instancia” para salvar a países que de no ponerlo en práctica, no
podrían recuperar la viabilidad perdida en más de un aspecto debido,
principalmente, a políticas públicas erróneas y la complicidad perversa
de los beneficiarios de los privilegios que aquéllas otorgaban.
El rescate de un país, es “cirugía mayor”; su objetivo, salvar a un paciente a punto de dejar este mundo. En ese momento, poco importan las causas que lo llevaron a esa posición; determinarlas para impedir la repetición de los daños causados, es la tarea que sigue. Una vez que el país empiece a caminar con “normalidad” y las cosas tomen rumbo claro, comenzaría el trabajo doloroso e impopular de la reconstrucción bajo nuevas reglas y condiciones.
Ahora me interesa preguntarle, ¿habría un rescate de México, si nuestro país llegare a estar en una situación como la griega o la que hoy enfrenta España? Por el contrario, ¿piensa usted que a nosotros, jamás nos sucederá lo que a esos dos países? Es decir, ¿nunca necesitaremos ser rescatados?
Si comparte con no pocos esta última posición —la imposibilidad de llegar a estar como Grecia o España—, difiero de usted; no sólo porque ya estuvimos en esa situación en dos ocasiones —1982 y 1995— sino porque en la actualidad, hay elementos estructurales en nuestra economía y finanzas públicas los cuales, de no ser atendidos con la debida seriedad, podrían —en pocos años— colocarnos en una situación igual o más grave que la que enfrentan Grecia y España.
Para cualquier estudioso de la situación de nuestra economía y la salud de nuestras finanzas públicas, no pasa inadvertida la gravedad de no pocos problemas en una y las otras. No caeré en la vaguedad de exigir reformar para construir un andamiaje jurídico moderno que respondería a las exigencias de la globalidad y nuestra incorporación a ella de manera obligada desde hace 25 años, por el simple hecho de ser un tema trillado; prefiero mejor, darle problemas concretos.
La bajísima calidad del sistema educativo público y su imposibilidad estructural para formar el capital humano que las nuevas realidades exigen; el desfase de Pemex y CFE de la realidad que el mundo ha construido en materia energética y la renuencia abierta y militante para que ambas entidades compitan con otros agentes económicos, y la dependencia en los ingresos provenientes del petróleo más los subsidios diversos que en materia de energéticos se otorgan a sectores privilegiados de la población en general. ¿Le sigo?
El desastre que es el campo mexicano y la nueva realidad que en los últimos años han configurado Argentina, Brasil y Chile frente a la cual, en materia agrícola, ganadera y agroindustrial poco o nada podemos hacer, y la corrupción que nos ha llevado a altísimos niveles de ineficiencia y dispendio de recursos. Pienso que con esto basta.
Dada nuestra nula disposición para enfrentar con responsabilidad los problemas señalados, ¿aún piensa que jamás estaremos como Grecia o España? Ahora bien, de llegar la debacle, ¿nos rescataría Estados Unidos? ¿Está usted seguro? ¿Y si se negare hasta ver nuestra disposición para solucionar nuestros problemas estructurales? ¿Y si las condiciones exigidas nos parecieren exageradas?
¿Su conducta, sería buena para México?
El rescate de un país, es “cirugía mayor”; su objetivo, salvar a un paciente a punto de dejar este mundo. En ese momento, poco importan las causas que lo llevaron a esa posición; determinarlas para impedir la repetición de los daños causados, es la tarea que sigue. Una vez que el país empiece a caminar con “normalidad” y las cosas tomen rumbo claro, comenzaría el trabajo doloroso e impopular de la reconstrucción bajo nuevas reglas y condiciones.
Ahora me interesa preguntarle, ¿habría un rescate de México, si nuestro país llegare a estar en una situación como la griega o la que hoy enfrenta España? Por el contrario, ¿piensa usted que a nosotros, jamás nos sucederá lo que a esos dos países? Es decir, ¿nunca necesitaremos ser rescatados?
Si comparte con no pocos esta última posición —la imposibilidad de llegar a estar como Grecia o España—, difiero de usted; no sólo porque ya estuvimos en esa situación en dos ocasiones —1982 y 1995— sino porque en la actualidad, hay elementos estructurales en nuestra economía y finanzas públicas los cuales, de no ser atendidos con la debida seriedad, podrían —en pocos años— colocarnos en una situación igual o más grave que la que enfrentan Grecia y España.
Para cualquier estudioso de la situación de nuestra economía y la salud de nuestras finanzas públicas, no pasa inadvertida la gravedad de no pocos problemas en una y las otras. No caeré en la vaguedad de exigir reformar para construir un andamiaje jurídico moderno que respondería a las exigencias de la globalidad y nuestra incorporación a ella de manera obligada desde hace 25 años, por el simple hecho de ser un tema trillado; prefiero mejor, darle problemas concretos.
La bajísima calidad del sistema educativo público y su imposibilidad estructural para formar el capital humano que las nuevas realidades exigen; el desfase de Pemex y CFE de la realidad que el mundo ha construido en materia energética y la renuencia abierta y militante para que ambas entidades compitan con otros agentes económicos, y la dependencia en los ingresos provenientes del petróleo más los subsidios diversos que en materia de energéticos se otorgan a sectores privilegiados de la población en general. ¿Le sigo?
El desastre que es el campo mexicano y la nueva realidad que en los últimos años han configurado Argentina, Brasil y Chile frente a la cual, en materia agrícola, ganadera y agroindustrial poco o nada podemos hacer, y la corrupción que nos ha llevado a altísimos niveles de ineficiencia y dispendio de recursos. Pienso que con esto basta.
Dada nuestra nula disposición para enfrentar con responsabilidad los problemas señalados, ¿aún piensa que jamás estaremos como Grecia o España? Ahora bien, de llegar la debacle, ¿nos rescataría Estados Unidos? ¿Está usted seguro? ¿Y si se negare hasta ver nuestra disposición para solucionar nuestros problemas estructurales? ¿Y si las condiciones exigidas nos parecieren exageradas?
¿Su conducta, sería buena para México?
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