04 septiembre, 2012

AMLO Y LA CHINGADA



AMLO Y LA CHINGADA

Por Ricardo Alemán.

A mediados de febrero de este año, un reportero de Milenio hizo pública la conversación entre Andrés Manuel López Obrador y un empresario durante una reunión presuntamente privada.
En pocas palabras, López Obrador aseguró al empresario que si perdía la elección presidencial –por segunda vez–, se iría a la chingada.

Hoy sabemos que la chingada es el nombre de su finca en Tabasco. Y también sabemos que esa declaración –como muchas otras– fue otro de los engaños de Obrador.

 
¿Por qué?


Porque contrario a lo que prometió, luego de perder –por segunda ocasión– la elección presidencial, Andrés Manuel López Obrador volvió a desechar el resultado, llamó a la resistencia civil y –en el límite de la sinrazón– publicó en su cuenta de Twitter que no se retirará de la política hasta que "la patria sea de todos, no de 30 potentados".


¿Y esto qué quiere decir?


Que López Obrador, igual que hiciera Antonio López de Santa Anna, se ve a sí mismo como un "defensor de la patria".


Que López Obrador, igual que Luis XIV, el rey absolutista de Francia; se ve a sí mismo como el Estado.
Que López Obrador, como no pocos profetas, se ve a sí mismo como el representante sin mancha de un reino que no es de este mundo.


Y lo que es peor, que López Obrador todavía se ve al frente de los partidos de dizque izquierda.


Si eso ocurre, si Andrés Manuel continúa en su papel del gran inquisidor de las "izquierdas", continuará también el freno a la izquierda liberal, moderna y progresista que México requiere y más de uno representa.


Y es que mientras Obrador se ha mostrado incapaz de entender la política nacional sin su injerencia; ya sea por miedo, respeto o falta de interés, no ha surgido un líder político capaz de hacerle ver que su presencia en la izquierda es más nociva que benéfica.


De hecho, esta aparente obsesión con el poder invita a que algunos pregunten; de llegar a la presidencia, ¿sería posible retirar el poder a un ente con la mentalidad de López Obrador?


Como están las cosas, la respuesta obvia sería no.


Por eso, parece evidente que no es gratuito –ni fortuito– que algunos comparen a AMLO con Hugo Chávez y Fidel Castro. Otros dos connotados vividores y aferrados al poder.

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