04 septiembre, 2012

El incomprendido



El incomprendido


Después de escuchar el emotivo informe del Presidente hay que preguntarse ¿por qué 75% de los ingratos mexicanos no votamos por su partido? Entonces ¿Quién falló? La pregunta es relevante para que la nueva administración defina por donde empezar. Hay cifras impresionantes pero, el diablo está en los detalles.
 
El presidente habla de un Gobierno del lado de los ciudadanos, pero hay más de 100,000 muertos (según el INEGI). De los homicidios presuntamente vinculados al crimen organizado, hasta marzo de 2012, sólo había 1,167 expedientes. No se conocen ni los nombres de las víctimas. Eso sí, se reconoció el problema, y se planteó una solución integral. Hay una nueva policía, aunque será más eficaz cuando tenga una procuraduría sólida enfrente.
 
Se presume la estabilidad macroeconómica. Dicen que estamos mejor que Europa. La diferencia es que la economía mexicana fue la segunda que más cayó del mundo: 6.9% en 2009. Para 2011, el PIB apenas alcanzaba los niveles de 2008. La economía crece con la recuperación americana.


Nuestro sistema financiero es sólido porque trabaja poco: la penetración bancaria es de alrededor del 21%; aquí no hay crédito para sobrecalentar a la economía. Tenemos “equilibrio fiscal” porque hay elevados precios de petróleo y bajas tasas de interés mundial. Las aportaciones de gestión son marginales, el gasto crece con poca contraparte en el ingreso.
 
El consumo aumenta pero proviene del mercado informal. En 2008 (previo a la crisis), el censo registraba 3,735,347 empresas, mientras el IMSS registró tan solo a 795,466.
 
Se redujo la migración. Asegura Calderón que fue por las mejores condiciones de vida. Tristemente, los especialistas coinciden en que es mayor el impacto de la falta de trabajo en EUA y de la inseguridad de la ruta para migrar.
 
En política social, presume que nunca tantos mexicanos habían tenido acceso a casa propia, pero hay más de 5 millones de viviendas deshabitadas por su pésima calidad y ubicación.
 
Hay cobertura nacional en salud, pero, del 6.25 del PIB que se gasta en salud, 49% fue gasto de bolsillo. El gasto público tuvo un incremento sexenal real de 36.5% pero el de bolsillo solo se redujo en 3.9%. El 80% del gasto en medicamentos sigue siendo privado.
 
Es cierto, se ha transformado al gasto social, pero la pobreza, lejos de ceder, creció. Pasamos de 48.8 millones de pobres en 2008 a 52 millones en 2010. Según el CONEVAL, el ingreso real promedio de 2010 es semejante al de 1992. El gobierno olvido que para acabar el atraso se necesita crecer. Los programas son paliativos. Facilitan el acceso a la economía, pero no deben ser el eje de la sobrevivencia.
 
A falta de resultados reales se elevaron a rango constitucional los derechos sociales y humanos. Oficialmente, el combate a la pobreza es una buena intención. Es un entramado legal o un pasivo jurídico potencial.
 
En lo político, reconoce retos a pesar de las irregularidades (de todos los partidos) visibles aunque no jurídicamente demostrables.
 
Calderón goza pero sus cifras poco se validan en la calle. Su gobierno brilló por la ineficiencia. No tradujo el gasto en bienestar. Sustituyó la eficacia administrativa por reformas legales sin darles herramientas instrumentales.


Por ello, allende las reformas estructurales, urge empezar por modernizar al aparato y traducir los discursos emotivos en mejoras sociales reales. Queda claro que a pesar de los abusos de los partido (aunque lo niegue el TEPJF), los ciudadanos razonan su voto. Los buenos resultados se reflejan en las urnas.

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