02 septiembre, 2012

Argentina y Venezuela: socialistas y rocanroleras

Argentina y Venezuela: socialistas y rocanroleras

Venezuela-y-ArgentinaPor Juan Salinas Bohil
Qué amarga es la derecha. Todavía usa blazer cruzado con botones de hojalata, camisa celeste y pantalón gris con botamanga. ¡Un horror! Y ni qué hablar de la corbata: un resplandor jamaiquino a rayas oblicuas espeluznante. Dejemos los gemelos para otro día. Tengamos la nota en paz, ¿sí?
Es imposible hablar con uno de ellos. Se atosigan. Se persiguen. Creen en Dios. Se persignan. ¿Y si son judíos? Son fundamentalistas. ¿Judíos de derecha? Es increíble pero existen. Están en el Gignness de los récords. Argentina es un crisol de razas -y de credos-. ¿Y los saltimbanquis políticos? Son legión. Pero volvamos a la derecha. Está bien que no cuentan ni un solo diputado en el Congreso, pero muchachos y muchachas ¡hay que crecer! Agiornarse, ponerse commen il faut. Pero claro, ya nadie va a París y Londres porque sale caro. Y Miami es tan, tan, tan. No sé. Es como que me cuesta.

Se enojan por todo. Si Carlos García hace una versión onda rock del himno nacional con esa voz de terciopelo que tiene, se ponen furiosos. Si lo canta Valeria Lynch como si estuviese a punto de rompérsele la faja, también. Pero lógico, los Pumas, todos abrazados lagrimeando y haciendo pucheros como Andrea del Boca cuando murió Kirchner, eso les encanta. Al himno hay que cantarlo bien fuerte, con sentimiento, qué joder, dicen. Mientras, decenas de miles en la tribuna tararean su bóroboroboroborobó, boborobobobóroboró.
Pero hay más, siempre hay más con esta gente. Porque creen que la empresa privada es mejor que la gubernamental, que hay que ahorrar en vez de consumir, hablar bien y no decir palabras fuera de lugar, darse una ducha todos los días y entre tantas cosas que se les puede criticar, hay una que resalta por demás. Creen en el bien y el mal. En lo blanco y lo negro. Y elijen. Porque detestan el centro, la nada. Porque consideran que el centro y sus seguidores que bien les viene usar ropajes de derecha, son peores que la izquierda porque son los primeros en afirmar que las ideologías han muerto, aunque viendo a los Castro, Chávez, Correa, Morales y Cristina de Kirchner, habría que comentarles que se les deben haber perdido algún par de capítulos de la telenovela de la tarde.
La derecha siempre opta. Entre el policía y el delincuente; entre el soldado y el guerrillero; entre el maestro y el alumno; entre el superior y el inferior; entre el que sabe y el que no; entre el 10 y el 4; entre la excelencia y la mediocridad; entre el  creyente y el agnóstico; entre el dueño de la propiedad y el usurpador; entre lo nacional y lo extranjero; se inclinará por lo primero, la izquierda por lo segundo. ¿Y el centrista?
Los tiempos han cambiado de manera tan rauda que muchos no entienden lo que sucede. Formas de vestir y trato hacia los mayores, son algunos cambios. Hay Más. Lo que antes era ya  no es. Mejor dicho, es lo mismo pero con distinto nombre. Un izquierdista es un "progresista"; las putas "trabajadoras sexuales"; los maestros "trabajadores de la educación"; los terroristas "jóvenes idealistas"; los periodistas "comunicadores" y diarios, radios y televisoras "medios"; los ancianos "gerontes"; las villas miserias "asientos informales" y un muerto de hambre es "ser humano con sus necesidades insatisfechas". Ciertamente, tanto palabrerío confunde quizás en mayor proporción que los concejales cuando arrogándose la potestad de señores fundacionales le cambian el nombre a una calle en la que alguien ha vivido su infancia y juventud o toda su vida. Y cómo entender cuando el 25 de mayo se festeja en otro lugar que no es Buenos Aires, se crea un sindicato de delincuentes que se encuentra adherido a la CTA (Sindicato Único de Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria) y los jueces hablan hasta por los codos y no por sus sentencias, y protegen o alquilan sus departamentos para el negocio de la prostitución.
Hace tiempo que el kirchnerismo en pleno ha salido a realzar a la juventud y la niñez. Y la derecha no entiende el porqué. Si la Presidente defiende las actividades "culturales" de los delincuentes con condena o sin condena como los barrabravas, tampoco; o si su cuñada, Alicia Kircner, ministra de Desarrollo Social, que es presentada por la prensa adicta como la Caperucita Roja de la familia anticipa en el Palacio de Miraflores que se hará un intercambio de jóvenes entre Argentina y Venezuela, su corriente política se denomina setentísticamente "Corriente de Liberación Nacional (KOLINA), y si hace horas acaba de lanzarse "KOLINA internacional" que según sus organizadores será un espacio dedicado a la promoción de la política kirchnerista en el exterior y estará a cargo del vicecanciller Eduardo Zuaín, mientras que "El objetivo es construir lazos con los movimientos populares de América latina". ¿Tampoco es entendible?
Si inquieta, pudiese averiguar qué cantidad de jóvenes menores de 30 años estarían en condiciones de votar en 2015 (antes está el 2013), lo sabría. De ahí que el gobierno les dé dinero si tienen hijos y si "estudian"; entregue computadoras en escuelas estatales que son imposibles de usar en quienes si apenas saben leer, escribir y hacer mínimas cuentas; el ministro de Educación los incite a tomar colegios porque "Es un triunfo de la democracia" y no se pueda repetir primer grado porque debe ser "traumático" y esté en estudio cursar el primer grado sin haber hecho el jardín de infantes, por lo que, como se observa, tiene piedra libre para ideologizarlos con muchísimos más recursos que el libro de lectura ¡Upa! que se usó en la década del 50.
Sobre el tan cacareado tema de el adoctrinamiento escolar, la extremista Hebe Pastor dijo durante un acto de la izquierda en el Senado bonaerense, anticipando quizás lo inevitable en su existencia: "Necesitamos los pibes formados a los 11 años porque si no, nos corre el tiempo". Y agregó: "Tenemos que empezar a formar a los niños desde el jardín de infantes, tenemos que copiarnos de los curas que hacen un catecismo y a los cuatro años están pelotudos", "enseñarle a los pibes por qué son pobres y no tienen casa", para finalizar con un "A los tres o cuatro años les podemos explicar porque los pibes entienden perfecto".
¿Se entiende ahora lo de la batalla cultural y la guitarrita del vice con los granaderos que llevaron la libertad a Chile, Perú y Ecuador? Es la política, solía decir Clinton. Por suerte, San Martín no puede hablar.

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