Argentina y Venezuela: socialistas y rocanroleras
Qué amarga es
la derecha. Todavía usa blazer cruzado con botones de hojalata, camisa celeste
y pantalón gris con botamanga. ¡Un horror! Y ni qué hablar de la corbata: un
resplandor jamaiquino a rayas oblicuas espeluznante. Dejemos los gemelos para
otro día. Tengamos la nota en paz, ¿sí?
Es imposible
hablar con uno de ellos. Se atosigan. Se persiguen. Creen en Dios. Se
persignan. ¿Y si son judíos? Son fundamentalistas. ¿Judíos de derecha? Es
increíble pero existen. Están en el Gignness de los récords. Argentina es un
crisol de razas -y de credos-. ¿Y los saltimbanquis políticos? Son
legión. Pero volvamos a la derecha. Está bien que no cuentan ni un solo
diputado en el Congreso, pero muchachos y muchachas ¡hay que crecer! Agiornarse,
ponerse commen il faut. Pero claro, ya nadie va a París y Londres porque
sale caro. Y Miami es tan, tan, tan. No sé. Es como que me cuesta.
Se enojan por
todo. Si Carlos García hace una versión onda rock del himno nacional con esa
voz de terciopelo que tiene, se ponen furiosos. Si lo canta Valeria Lynch como
si estuviese a punto de rompérsele la faja, también. Pero lógico, los Pumas,
todos abrazados lagrimeando y haciendo pucheros como Andrea del Boca cuando
murió Kirchner, eso les encanta. Al himno hay que cantarlo bien fuerte, con
sentimiento, qué joder, dicen. Mientras, decenas de miles en la tribuna
tararean su bóroboroboroborobó, boborobobobóroboró.
Pero hay más,
siempre hay más con esta gente. Porque creen que la empresa privada es mejor
que la gubernamental, que hay que ahorrar en vez de consumir, hablar bien y no
decir palabras fuera de lugar, darse una ducha todos los días y entre tantas
cosas que se les puede criticar, hay una que resalta por demás. Creen en el
bien y el mal. En lo blanco y lo negro. Y elijen. Porque detestan el centro, la
nada. Porque consideran que el centro y sus seguidores que bien les viene usar
ropajes de derecha, son peores que la izquierda porque son los primeros en
afirmar que las ideologías han muerto, aunque viendo a los Castro, Chávez,
Correa, Morales y Cristina de Kirchner, habría que comentarles que se les deben
haber perdido algún par de capítulos de la telenovela de la tarde.
La derecha
siempre opta. Entre el policía y el delincuente; entre el soldado y el
guerrillero; entre el maestro y el alumno; entre el superior y el inferior;
entre el que sabe y el que no; entre el 10 y el 4; entre la excelencia y la
mediocridad; entre el creyente y el agnóstico; entre el dueño de la
propiedad y el usurpador; entre lo nacional y lo extranjero; se inclinará por
lo primero, la izquierda por lo segundo. ¿Y el centrista?
Los tiempos han
cambiado de manera tan rauda que muchos no entienden lo que sucede. Formas de
vestir y trato hacia los mayores, son algunos cambios. Hay Más. Lo que antes
era ya no es. Mejor dicho, es lo mismo pero con distinto nombre. Un
izquierdista es un "progresista"; las putas "trabajadoras
sexuales"; los maestros "trabajadores de la educación"; los
terroristas "jóvenes idealistas"; los periodistas
"comunicadores" y diarios, radios y televisoras "medios";
los ancianos "gerontes"; las villas miserias "asientos
informales" y un muerto de hambre es "ser humano con sus necesidades
insatisfechas". Ciertamente, tanto palabrerío confunde quizás en mayor
proporción que los concejales cuando arrogándose la potestad de señores
fundacionales le cambian el nombre a una calle en la que alguien ha vivido su
infancia y juventud o toda su vida. Y cómo entender cuando el 25 de mayo se
festeja en otro lugar que no es Buenos Aires, se crea un sindicato de
delincuentes que se encuentra adherido a la CTA (Sindicato Único de
Trabajadores Privados de la Libertad Ambulatoria) y los jueces hablan hasta
por los codos y no por sus sentencias, y protegen o alquilan sus departamentos
para el negocio de la prostitución.
Hace tiempo que
el kirchnerismo en pleno ha salido a realzar a la juventud y la niñez. Y la
derecha no entiende el porqué. Si la Presidente defiende las actividades
"culturales" de los delincuentes con condena o sin condena como
los barrabravas, tampoco; o si su cuñada, Alicia Kircner, ministra de
Desarrollo Social, que es presentada por la prensa adicta como la Caperucita
Roja de la familia anticipa en el Palacio de Miraflores que se hará un
intercambio de jóvenes entre Argentina y Venezuela, su corriente política se
denomina setentísticamente "Corriente de Liberación Nacional (KOLINA), y
si hace horas acaba de lanzarse "KOLINA internacional" que
según sus organizadores será un espacio dedicado a la promoción de la
política kirchnerista en el exterior y estará a cargo del vicecanciller Eduardo
Zuaín, mientras que "El objetivo es construir lazos con los movimientos
populares de América latina". ¿Tampoco es entendible?
Si inquieta,
pudiese averiguar qué cantidad de jóvenes menores de 30 años estarían en
condiciones de votar en 2015 (antes está el 2013), lo sabría. De ahí que el
gobierno les dé dinero si tienen hijos y si "estudian"; entregue
computadoras en escuelas estatales que son imposibles de usar en quienes si
apenas saben leer, escribir y hacer mínimas cuentas; el ministro de Educación
los incite a tomar colegios porque "Es un triunfo de la democracia" y
no se pueda repetir primer grado porque debe ser "traumático" y esté
en estudio cursar el primer grado sin haber hecho el jardín de infantes, por lo
que, como se observa, tiene piedra libre para ideologizarlos con muchísimos más
recursos que el libro de lectura ¡Upa! que se usó en la década del 50.
Sobre el tan
cacareado tema de el adoctrinamiento escolar, la extremista Hebe Pastor dijo
durante un acto de la izquierda en el Senado bonaerense, anticipando quizás lo
inevitable en su existencia: "Necesitamos los pibes formados a los 11
años porque si no, nos corre el tiempo". Y agregó: "Tenemos
que empezar a formar a los niños desde el jardín de infantes, tenemos
que copiarnos de los curas que hacen un catecismo y a los cuatro años están
pelotudos", "enseñarle a los pibes por qué son pobres y no
tienen casa", para finalizar con un "A los tres o cuatro años
les podemos explicar porque los pibes entienden perfecto".
¿Se entiende ahora lo de la batalla cultural y la guitarrita del vice con
los granaderos que llevaron la libertad a Chile, Perú y Ecuador? Es la
política, solía decir Clinton. Por suerte, San Martín no puede hablar.
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