Antonio Maria Delgado
A poco más de cuatro semanas de las cruciales elecciones de
Venezuela, el presidente Hugo Chávez y el opositor Henrique Capriles
aprietan el acelerador de sus respectivas campañas en una reñida carrera
por la presidencia del país petrolero que bien podría terminar con un
final de fotografía.
Analistas consultados dijeron que la ventaja con que Chávez inició la contienda electoral se ha esfumado en los últimos meses, con una intención de voto a favor de Capriles que se ha mantenido en ascenso y una a favor del mandatario que en el mejor de los casos está estancada y que en el peor está en franco descenso.
Los expertos dijeron que es difícil determinar si ya las dos líneas se cruzaron, o si están por hacerlo, en medio de las profundas discrepancias que presentan las encuestas disponibles.
Pero en lo que si coinciden es que los sondeos de opinión que le otorgar al líder de la revolución bolivariana una ventaja de más de 20 puntos carecen de credibilidad.
“Va a ser una elección muy estrecha; no va a ser una elección holgada para ninguno de los dos sectores”, comentó el analista Orlando Viera-Blanco desde Montreal.
“Ni es cierto que Chávez podría tener una votación que vaya más allá de los siete millones y los siete millones y medio de votos, como que tampoco Capriles los tendrá. La banda para cada uno de ellos estará entre los seis millones y medio y los siete millones y medio de votos, con una asistencia de 14 millones de electores”, señaló.
Los venezolanos acudirán a las urnas el 7 de octubre para una elección presidencial que muchos consideran podría ser decisiva para el futuro del país en medio de las promesas formuladas por Chávez de que hará uso de un nuevo mandato de seis años para terminar de cimentar su revolución socialista.
Una serie de encuestas favorables al gobierno colocan a Chávez con una ventaja que va desde los 15 hasta los 30 puntos porcentuales, mientras que aquellas favorables a Capriles lo colocan entre cinco puntos por debajo y cinco puntos por arriba del mandatario.
Según Viera-Blanco, el bastión de votos para el candidato de la oposición se encuentra en las zonas urbanas, con fortaleza con algunos de los estados más poblados del país, como lo son Zulia, Miranda, Lara, Carabobo, Falcón, Anzoátegui y Nueva Esparta.
El de Chávez está en los estados rurales, especialmente en los llaneros como Apure, Guarico y Portuguesa, donde los electores se sienten más identificados con el mandatario.
La abstención podría permanecer entre una 23 y un 25 por ciento y el segmento de no alineados o indecisos, conocidos localmente como ni-nis, ronda por el orden del 12 por ciento.
Ese segmento, que es lo suficientemente voluminoso como para definir la elección, se inclina en este momento a favor de Capriles en cerca de un 70 por ciento, dijo Viera-Blanco.
“El ni-ni es una persona que se preocupa por la inseguridad, que le molesta la confrontación política, que en los grupos focales dice que ambos (el gobierno y la oposición) son lo mismo, pero al final termina tomando una decisión”, señaló el experto.
“Los ni-nis también expresan mucha preocupación por la situación económica del país y la calidad de vida. Es por eso que hemos visto a Capriles en una campaña que evita la confrontación pero sí centrado sobre todos estos temas de seguridad y progreso”, explicó.
Son consideraciones que Chávez no parece estar tomando en cuenta en esta elección
Los expertos también han detectado un cambio en el sentimiento del elector venezolano ante la reaparición de dos elementos que previamente parecían haberse disipado en las mentes de los electores, dijo el profesor de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Romero.
“El primero de ellos es que hemos visto en los últimos días señales que nos hicieron recordar que el presidente Chávez está enfermo. Muchos venezolanos se habían olvidado de eso y algunos de ellos, inclusive, habían dicho que eso era una mentira”, comentó Romero.
Estas señales, que reanudaron los rumores en el país sobre una posible recaída de Chávez, han sido las manifestaciones de fatiga y mal aspecto del líder de la revolución bolivariana durante actos públicos y las repetidas cancelaciones de estos eventos, con frecuentes señalamientos de que lo hace debido a su estado de salud.
Esas manifestaciones crean dudas sobre la última declaración del mandatario de que ya se curó del cáncer que admitió sufrir el año pasado en La Habana.
Por otro lado, sus aspiraciones de salir reelecto también estaría siendo golpeadas por una cadena de malas noticias que han realzado en los ojos de mucho las grandes fallas de su gobierno.
“El segundo elemento es la cantidad de problemas referidos a la eficacia y eficiencia del gobierno en cuanto al tema carcelario [una crisis que ha dejado en lo que va de año más de 500 muertos], las inundaciones [que hacen recordar que el déficit habitacional del país se ha duplicado durante su gestión], la explosión de Amuay [accidente en la refinería atribuido a la falta de mantenimiento que dejó al menos 42 muertos]. Todos factores han dejado muy mal parada la gestión del gobierno”, comentó Romero.
Pero además, los observadores han detectado cierto grado de desmotivación y de desorganización entre las filas del chavismo que dejan entrever que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) enfrenta dificultades para motivar a sus seguidores.
El asesor electoral Esteban Gerbasi dijo que esto pudo verse durante la realización del simulacro electoral del pasado fin de semana.
“La crisis del PSUV quedó en evidencia con el simulacro. No le fueron sus testigos de mesa, le falló la gente en la movilización. La oposición hizo algo muy bueno, no hizo nada. No movilizó. Pero el PSUV tiró los caballos a la batalla, hizo su mejor esfuerzo, y quedó en evidencia que su mejor esfuerzo es muy malo porque la gente está muy desanimada”, comentó Gerbasi desde Miami.
“También quedó en evidencia que no tienen comunicación entre ellos, esa coordinación que había antes de un señor [Chávez] que los maneotaba, que les exigía y les reclamaba, se acabó. Y se acabó porque Chávez centralizó todas esas funciones y ahora no tiene tiempo de hacerlo porque está enfermo. Y es allí donde ellos están siendo golpeados”, comentó.
Analistas consultados dijeron que la ventaja con que Chávez inició la contienda electoral se ha esfumado en los últimos meses, con una intención de voto a favor de Capriles que se ha mantenido en ascenso y una a favor del mandatario que en el mejor de los casos está estancada y que en el peor está en franco descenso.
Los expertos dijeron que es difícil determinar si ya las dos líneas se cruzaron, o si están por hacerlo, en medio de las profundas discrepancias que presentan las encuestas disponibles.
Pero en lo que si coinciden es que los sondeos de opinión que le otorgar al líder de la revolución bolivariana una ventaja de más de 20 puntos carecen de credibilidad.
“Va a ser una elección muy estrecha; no va a ser una elección holgada para ninguno de los dos sectores”, comentó el analista Orlando Viera-Blanco desde Montreal.
“Ni es cierto que Chávez podría tener una votación que vaya más allá de los siete millones y los siete millones y medio de votos, como que tampoco Capriles los tendrá. La banda para cada uno de ellos estará entre los seis millones y medio y los siete millones y medio de votos, con una asistencia de 14 millones de electores”, señaló.
Los venezolanos acudirán a las urnas el 7 de octubre para una elección presidencial que muchos consideran podría ser decisiva para el futuro del país en medio de las promesas formuladas por Chávez de que hará uso de un nuevo mandato de seis años para terminar de cimentar su revolución socialista.
Una serie de encuestas favorables al gobierno colocan a Chávez con una ventaja que va desde los 15 hasta los 30 puntos porcentuales, mientras que aquellas favorables a Capriles lo colocan entre cinco puntos por debajo y cinco puntos por arriba del mandatario.
Según Viera-Blanco, el bastión de votos para el candidato de la oposición se encuentra en las zonas urbanas, con fortaleza con algunos de los estados más poblados del país, como lo son Zulia, Miranda, Lara, Carabobo, Falcón, Anzoátegui y Nueva Esparta.
El de Chávez está en los estados rurales, especialmente en los llaneros como Apure, Guarico y Portuguesa, donde los electores se sienten más identificados con el mandatario.
La abstención podría permanecer entre una 23 y un 25 por ciento y el segmento de no alineados o indecisos, conocidos localmente como ni-nis, ronda por el orden del 12 por ciento.
Ese segmento, que es lo suficientemente voluminoso como para definir la elección, se inclina en este momento a favor de Capriles en cerca de un 70 por ciento, dijo Viera-Blanco.
“El ni-ni es una persona que se preocupa por la inseguridad, que le molesta la confrontación política, que en los grupos focales dice que ambos (el gobierno y la oposición) son lo mismo, pero al final termina tomando una decisión”, señaló el experto.
“Los ni-nis también expresan mucha preocupación por la situación económica del país y la calidad de vida. Es por eso que hemos visto a Capriles en una campaña que evita la confrontación pero sí centrado sobre todos estos temas de seguridad y progreso”, explicó.
Son consideraciones que Chávez no parece estar tomando en cuenta en esta elección
Los expertos también han detectado un cambio en el sentimiento del elector venezolano ante la reaparición de dos elementos que previamente parecían haberse disipado en las mentes de los electores, dijo el profesor de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Romero.
“El primero de ellos es que hemos visto en los últimos días señales que nos hicieron recordar que el presidente Chávez está enfermo. Muchos venezolanos se habían olvidado de eso y algunos de ellos, inclusive, habían dicho que eso era una mentira”, comentó Romero.
Estas señales, que reanudaron los rumores en el país sobre una posible recaída de Chávez, han sido las manifestaciones de fatiga y mal aspecto del líder de la revolución bolivariana durante actos públicos y las repetidas cancelaciones de estos eventos, con frecuentes señalamientos de que lo hace debido a su estado de salud.
Esas manifestaciones crean dudas sobre la última declaración del mandatario de que ya se curó del cáncer que admitió sufrir el año pasado en La Habana.
Por otro lado, sus aspiraciones de salir reelecto también estaría siendo golpeadas por una cadena de malas noticias que han realzado en los ojos de mucho las grandes fallas de su gobierno.
“El segundo elemento es la cantidad de problemas referidos a la eficacia y eficiencia del gobierno en cuanto al tema carcelario [una crisis que ha dejado en lo que va de año más de 500 muertos], las inundaciones [que hacen recordar que el déficit habitacional del país se ha duplicado durante su gestión], la explosión de Amuay [accidente en la refinería atribuido a la falta de mantenimiento que dejó al menos 42 muertos]. Todos factores han dejado muy mal parada la gestión del gobierno”, comentó Romero.
Pero además, los observadores han detectado cierto grado de desmotivación y de desorganización entre las filas del chavismo que dejan entrever que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) enfrenta dificultades para motivar a sus seguidores.
El asesor electoral Esteban Gerbasi dijo que esto pudo verse durante la realización del simulacro electoral del pasado fin de semana.
“La crisis del PSUV quedó en evidencia con el simulacro. No le fueron sus testigos de mesa, le falló la gente en la movilización. La oposición hizo algo muy bueno, no hizo nada. No movilizó. Pero el PSUV tiró los caballos a la batalla, hizo su mejor esfuerzo, y quedó en evidencia que su mejor esfuerzo es muy malo porque la gente está muy desanimada”, comentó Gerbasi desde Miami.
“También quedó en evidencia que no tienen comunicación entre ellos, esa coordinación que había antes de un señor [Chávez] que los maneotaba, que les exigía y les reclamaba, se acabó. Y se acabó porque Chávez centralizó todas esas funciones y ahora no tiene tiempo de hacerlo porque está enfermo. Y es allí donde ellos están siendo golpeados”, comentó.
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