04 septiembre, 2012

Carta dirigida a Alfonso Romo (en respuesta a su desplegado del Reforma)

Carta dirigida a Alfonso Romo (en respuesta a su desplegado del Reforma)

Carlos Alazraki

Como comunicador y empresario del sector privado estoy convencido de que tengo derecho a replicar tu lamentable desplegado que publicaste el 31 de agosto en el periódico Reforma.

Para los lectores que no leyeron tu desplegado, les resumiré lo que escribiste:
1. Te molesta saber que existen 70 millones de mexicanos hundidos en la pobreza.
2. Lo que sucedió en la elección pasada, te sigue estremeciendo.
3. Nosotros los mexicanos fuimos testigos de las violaciones que se cometieron en la elección presidencial.
4. No nos confundamos: “La compra de los votos” es el verdadero peligro para México.
5. Carecemos de la educación suficiente para que en libertad y conciencia podamos afirmar que “en mi hambre mando yo“.
6. A los ciudadanos los invitas a no tener miedo y manifestarse en una forma pacífica.
7. Y a los Magistrados del Tribunal Electoral, a no premiar a quienes cometieron ilícitos ya que se elevaría la corrupción a nivel constitucional.
8. Que el TEPJF asuma con responsabilidad sus facultades y no nos hagan perder la fe en las instituciones.
9. Y abres tu desplegado con un dicho de Stefan Zweig bastante raro. Estas son mis respuestas:
En relación al punto 1 en el que te molesta la pobreza de 70 millones de mexicanos, permíteme informarte que no eres el único mexicano al que le molesta. Me molesta a mí y a 120 millones de mexicanos más.
En relación al punto 2 sobre que lo que sucedió en la elección pasada te sigue estremeciendo. No veo por qué.
Votamos un poco más de 50 millones de mexicanos. Votamos en paz y votamos por el candidato que quisimos. Siempre en libertad y siempre con una sonrisa.
Sigo sin entender por qué la libertad del voto te estremeció.
En relación al punto 3 sobre que fuimos testigos de violaciones que se cometieron en la elección, no sé de qué hablas.
Si por violaciones entiendes 5 cerdos, 3 borregos y 2 pollos, para mí eso no lo son.
Violaciones son las que tus amiguitos hacen. El dinero a los viejitos en el DF, las ligas de Bejarano y las corrupciones de Imaz y Cía.
En el punto 4, no nos confundamos en la compra de votos. Te la contesté en el punto 3. Sin embargo, te agrego un comentario. Como publicista estoy harto de que tú, Monreal y López Obrador le hagan creer a la gente que somos unos estúpidos.
Ya basta de que ofendan a la inteligencia de los mexicanos. ¿De verdad crees que todos los mexicanos somos corruptos como ustedes?
¿De verdad crees que 5 millones de mexicanos se vendieron por unos borregos o unas tarjetas inexistentes de Soriana o Monex? ¿De verdad lo creen? Porque si de verdad lo creen, están locos.
Nosotros los mexicanos no tenemos un pelo de idiotas y si ustedes creen que si lo tenemos, es su problema. Lo que no se vale es que con sus mentiras calienten más el entorno.
Tu punto 5 en el que dices que carecemos de la educación suficiente para vendernos, es una idiotez.
Tu punto 6 en el que invitas a los mexicanos a manifestarse en forma pacífica, te tengo una buena: No necesitamos de tu invitación. La Constitución ya nos lo permite desde antes de que nacieras.
Tu punto 7 en que los magistrados no premien a nadie, gracias a Dios no lo hicieron. Simplemente cumplieron con la Ley y nombraron al ganador con más de 3.3 millones de votos.
El punto 8 es otra tontería y lo de Zweig no lo entendí.
Lo que sí entendí es lo siguiente:
1. Estás muy amargado con el sector privado -sobre todo con el de Monterrey-.
2. Por estas razones te uniste a López Obrador.
3. Que estás absolutamente ciego en negar la realidad.
4. Que al igual que Andrés, Monreal, Encinas y sus amiguitos, tú... no sabes perder.
5. Que me da pena que traten de convertir una mentira en una verdad. Una verdad que ni ustedes mismos se la creen.
6. Que por tu conflicto con este sector, busques una historia para seguir vigente.
7. Por último te dejo un par de dichos sobre la mentira:
La mentira es el refugio de los cobardes.
La mentira es el recurso de quienes viven una vida de vergüenzas.


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