06 septiembre, 2012

Caviar rojo

Caviar rojo

ChavezPor Juan Carlos Sosa Azpúrua
Hoy más que nunca las ideas de Nietzsche, que plasmó Wagner en su música y Ayn Rand en su literatura, deberían estar vigentes en este mundo decadente, tan impregnado de esa antípoda del espíritu humano que es el socialismo y sus falsos profetas: los socialistas caviar. Al calor de sus habanos, flotando en sus piscinas de Beverly Hills o del Country Club, con sus agentes tipo Sean Penn, pretenden que aceptemos el crimen poniéndole el nombre de revolución, y a los delincuentes colocándoles el nombre de revolucionarios y a la hipocresía envidiosa del resentido llamándola justicia social.
La libertad es un don supremo. Lo que se le oponga es abominable y debe ser erradicado de todo sistema político que pretenda el progreso de la humanidad.

EEUU tiene este debate. Es apasionante observarlo, palpar cuán diferentes pueden ser las sociedades cuando los valores de sus líderes se orientan hacia una u otra dirección. Obama cree que el gobierno es el rector de las vidas; Romney piensa que el director de orquesta de la existencia de una persona debe ser el individuo. Los resultados de Obama son desalentadores, su filosofía no funciona. Rescatando el espíritu de sus padres fundadores, quizás la esperanza regrese a esa nación.
Aquí el debate de las ideas es prácticamente inexistente. Parece un anatema sugerir la necesidad de una discusión seria sobre el modelo de nación que hemos de adoptar para vencer a los espectros del subdesarrollo. Si algo ha destruido el gobierno del señor Chávez es el sentimiento de excelencia que mueve al hombre a reformar su presente en la búsqueda de mejores alternativas. Como los pantalones del monstruo Hulk, los estándares se han encogido; son pequeños

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