04 septiembre, 2012

El Salvador: Política industrial reclamada con el hígado

El Salvador: Política industrial reclamada con el hígado

HígadoPor Alejandro Alle
Cualquier argumento pareciera ser bueno para reclamar. Esta vez fue una declaración genérica de CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de las Naciones Unidas) acerca de "la necesidad de que El Salvador tenga una política industrial".
Fue la chispa para que los industriales reaccionaran con el hígado, mediante un campo pagado carente de nivel y hasta de gracia, al "saludo" que les había enviado el Presidente.
Vacías de contenidos específicos, las declaraciones de CEPAL dejan la puerta abierta para que una pretendida política industrial se convierta en una política de privilegios y sobrecostos para el resto de la sociedad.

Esta película ya se ha visto en América Latina, que no casualmente sigue siendo pobre y desigual: en nombre de una política industrial el Estado otorga privilegios, determina ganadores (invariablemente amigos del poder, cualquiera sea su color), y condena al resto de la sociedad a subsidiar a una industria nacional que se acomodará a ser ineficiente.
La política de sustitución de importaciones es un viejo paradigma de CEPAL, cuyo principal mentor, el argentino Raúl Prebisch, hizo famosa en los años ´40 la afirmación sobre el "deterioro de los términos de intercambio": cada vez harían falta más toneladas de trigo para comprar un tractor importado, por lo que urgía a producir tractores localmente. Y a cerrar la importación. Populismo económico puro.
Pero algo que sin duda los entusiastas cepalinos cuscatlecos ignoran, es que el propio Prebisch fue llamado en octubre de 1955, apenas caído el gobierno populista de Perón que había seguido al pie de la letra sus recetas de sustitución de importaciones…, para que elaborase un diagnóstico de la situación económica. Sus conclusiones fueron las siguientes:
"El país tiene una potencialidad económica que tendrá que aprovechar eficazmente a fin de acelerar el ritmo de su producción y satisfacer así sus crecientes necesidades de consumo popular".
Y al referirse a los obstáculos encontrados, señalaba: 1) un mayor ritmo de producción requeriría más importaciones de maquinarias y equipos (justamente lo que él mismo había recomendado no hacer…); 2) si tales maquinarias y equipos se incorporasen al sistema productivo no habría fuerza motriz suficiente para accionarlos, debido a la grave crisis de energía (típica consecuencia del populismo económico…). Y 3) la producción no podría moverse por la notoria descapitalización del sistema de transporte". Pareciera escrito para El Salvador de 2012.
La única diferencia es que (por ahora…) los problemas de El Salvador no son culpa de Prebisch, sino de una larga historia, continuada en el presente, de carencia de políticas públicas eficaces.
En vez de insistir con políticas industriales (a la carta de quienes las piden…), el imperativo de las autoridades debiera ser concentrarse, como hizo Chile, en la "promoción de actividades genéricas". Como la exportación.
Y olvidar la "promoción de sectores específicos", que es lo que las políticas industriales terminan siendo. Discriminando a favor de los amigos. Y en contra de la sociedad.
Hay muchas cosas de las cuales los industriales salvadoreños deberían quejarse, como los subsidios cruzados entre CEL y ANDA, que encarecen el precio de la energía, la falta de infraestructura, el deterioro de los indicadores de competitividad, la ausencia de un buen sistema público que les permita contar con personal sano e instruido. Como el personal que disponen sus competidores en otras partes del mundo.
El mensaje que un Estado moderno debería darle a los empresarios es: "Ahí tenés el planeta: andá, vendé, y traé dólares, así podemos importar las cosas que aquí no producimos. Yo te ayudo con infraestructura adecuada y con servicios eficientes. Y no te complico con burocracia. Pero tampoco voy a impedir que tus competidores extranjeros vendan aquí. Porque eso afectaría a los ciudadanos, que son quienes me eligieron. Además, no te voy a decir qué tenés que producir, ni cómo. Esa es tu tarea. Para eso sos empresario".
Esa es la única política industrial que beneficiaría a todos. Salú.

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