¿En serio, estamos mejor que Brasil? Esto no lo creen ni los que redactaron las “notas informativas”
Las evaluaciones de países y las comparaciones entre ellos es una práctica con miras a satisfacer una necesidad de datos.
Ángel Verdugo
Una ventaja de los años del “partido
casi único”, era la alegría que producía “el silencio” del Presidente
saliente a quien habíamos oído durante casi seis años. Éste, consciente
de su poder disminuido, callaba y sin reticencia alguna dejaba los
espacios mediáticos a su sucesor. Para estas fechas —el último Informe—
el sucesor era ya, a los ojos de la clase política, empresarios y
millones de mexicanos, el Presidente de facto.
Hoy, producto de la alternancia, tendremos a partir de este 1 de diciembre a un Presidente de la República proveniente del PRI. Sin embargo, el actual, aprovechado de que no estamos ya en los años de la casi unicidad partidaria, rehúsa callar; no obstante la percepción que de él tienen amplios grupos de la sociedad, busca convencernos —sin lograrlo—, de que su gobernación fue una de grandes logros y no pocos aciertos.
Uno de ellos, producto de una artificial competencia contra Brasil, es hacer creer que México lo supera, y con mucho éste “logro” se alcanzó, se entiende, como producto de su atinada gobernación.
Para vender esta baratija, utilizan el “Informe Semanal” de Hacienda; en él, con dos “notas informativas”, pretenden demostrar mediante una selección de indicadores favorables a México, que Brasil —dicho coloquialmente—, “nos hace los mandados”.
Las evaluaciones de países y las comparaciones entre ellos, es una práctica que empezó a popularizarse hace 20 o 25 años; de ello se encargaron instituciones y centros de investigación con miras a satisfacer una necesidad —presente en los mercados de capital— de datos e información confiable la cual, se decía, permitiría medir más objetivamente el riesgo de las inversiones a realizar en aquéllos.
Sin embargo, hay cosas que lo cuantitativo no refleja; si bien el segundo de los dos informes dedicados a rebajar a Brasil —el del 27 al 31 de agosto— deja ver algo, sus argumentos son sólo cifras.
Dice Hacienda en las Conclusiones del segundo Informe: “México cuenta con un gran potencial humano y económico para posicionarse en un futuro cercano como la economía líder en América Latina, sin embargo, quedan retos pendientes; como la implementación de medidas para incrementar la productividad laboral, misma que se reflejará en una mayor competitividad de las empresas del país. A través de estos dos mecanismos, en conjunto con niveles suficientes de ahorro e inversión se puede mejorar el bienestar de los hogares.”
Si dejáremos de lado la confusa sintaxis para sacar algo en claro, lo que quedaría es que “México cuenta con un gran potencial humano y económico…”; ¿y?
Por otra parte, si usted deseare comparar a México con Brasil, le doy algunos elementos que explicarían, en gran parte, sus actuales avances. Aquel país no tiene una “Revolución Mexicana”, y tampoco una desastrosa Reforma Agraria y el Ejido; menos aún, gran bendición, tiene algo igual a la nefasta “Expropiación Petrolera”.
Por eso, es lógico que en pocos años Brasil logrará lo que hoy les produce un legítimo orgullo; no tener al cuello aquellas lápidas que a México le han impedido crecer y hoy nos mantienen mentalmente en los primeros decenios del Siglo XX, ha sido para Brasil una bendición. ¿Quién entonces, señores redactores de ambas notas informativas, está mejor preparado para aprovechar al máximo su potencial y construir un mejor futuro?
No pierdan el tiempo; nadie les comprará esa baratija que venden.
Hoy, producto de la alternancia, tendremos a partir de este 1 de diciembre a un Presidente de la República proveniente del PRI. Sin embargo, el actual, aprovechado de que no estamos ya en los años de la casi unicidad partidaria, rehúsa callar; no obstante la percepción que de él tienen amplios grupos de la sociedad, busca convencernos —sin lograrlo—, de que su gobernación fue una de grandes logros y no pocos aciertos.
Uno de ellos, producto de una artificial competencia contra Brasil, es hacer creer que México lo supera, y con mucho éste “logro” se alcanzó, se entiende, como producto de su atinada gobernación.
Para vender esta baratija, utilizan el “Informe Semanal” de Hacienda; en él, con dos “notas informativas”, pretenden demostrar mediante una selección de indicadores favorables a México, que Brasil —dicho coloquialmente—, “nos hace los mandados”.
Las evaluaciones de países y las comparaciones entre ellos, es una práctica que empezó a popularizarse hace 20 o 25 años; de ello se encargaron instituciones y centros de investigación con miras a satisfacer una necesidad —presente en los mercados de capital— de datos e información confiable la cual, se decía, permitiría medir más objetivamente el riesgo de las inversiones a realizar en aquéllos.
Sin embargo, hay cosas que lo cuantitativo no refleja; si bien el segundo de los dos informes dedicados a rebajar a Brasil —el del 27 al 31 de agosto— deja ver algo, sus argumentos son sólo cifras.
Dice Hacienda en las Conclusiones del segundo Informe: “México cuenta con un gran potencial humano y económico para posicionarse en un futuro cercano como la economía líder en América Latina, sin embargo, quedan retos pendientes; como la implementación de medidas para incrementar la productividad laboral, misma que se reflejará en una mayor competitividad de las empresas del país. A través de estos dos mecanismos, en conjunto con niveles suficientes de ahorro e inversión se puede mejorar el bienestar de los hogares.”
Si dejáremos de lado la confusa sintaxis para sacar algo en claro, lo que quedaría es que “México cuenta con un gran potencial humano y económico…”; ¿y?
Por otra parte, si usted deseare comparar a México con Brasil, le doy algunos elementos que explicarían, en gran parte, sus actuales avances. Aquel país no tiene una “Revolución Mexicana”, y tampoco una desastrosa Reforma Agraria y el Ejido; menos aún, gran bendición, tiene algo igual a la nefasta “Expropiación Petrolera”.
Por eso, es lógico que en pocos años Brasil logrará lo que hoy les produce un legítimo orgullo; no tener al cuello aquellas lápidas que a México le han impedido crecer y hoy nos mantienen mentalmente en los primeros decenios del Siglo XX, ha sido para Brasil una bendición. ¿Quién entonces, señores redactores de ambas notas informativas, está mejor preparado para aprovechar al máximo su potencial y construir un mejor futuro?
No pierdan el tiempo; nadie les comprará esa baratija que venden.
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