06 septiembre, 2012

Iniciativa preferente y oportunidad política



Iniciativa preferente y oportunidad política

Diódoro Carrasco Altamirano

Junto con su sexto y último Informe, Felipe Calderón entregó dos proyectos de iniciativa preferente, que es la nueva modalidad para evitar la parálisis legislativa en el contexto de gobiernos sin mayoría en el Congreso.
 
Una, largamente esperada, es la reforma laboral, que estuvo a punto de aprobarse en la pasada Legislatura y no ocurrió por las preocupaciones electorales del PRI. La otra se refiere al control y manejo de los dineros, sobre todo en los gobiernos locales.


Con la iniciativa preferente, el Ejecutivo federal podrá presentar, al inicio de cada periodo ordinario de sesiones dos nuevas iniciativas —o señalar hasta dos que hubiere presentado en periodos anteriores, cuando estén pendientes de dictamen—, las cuales deberán ser votadas en un plazo máximo de treinta días naturales. En caso de ser aprobada, pasará de inmediato a la cámara revisora, la cual deberá discutirla y votarla bajo las mismas condiciones de tiempo.


Como se ha argumentado, con la iniciativa de reforma laboral se busca construir el andamiaje jurídico para la modernización de la Ley Federal del Trabajo, en torno a dos objetivos fundamentales: promover la generación de empleos, y lograr que el mundo de la producción y el trabajo informal se regularice y transite al mercado formal.


En resumen, se propone incorporar la noción de “trabajo decente”, de la OIT, para destacar los elementos que deben imperar en cualquier relación laboral, esto es, el respeto a la dignidad humana del trabajador; la no discriminación por razón de género, preferencia sexual, discapacidad, raza o religión; el acceso a la seguridad social; el salario remunerador; la capacitación continua para el incremento de la productividad; la seguridad e higiene en el trabajo; la libertad de asociación; la autonomía y democracia sindical; el derecho de huelga, y la contratación colectiva. Lo que en nuestra Constitución se llama “trabajo digno”.


Junto con ello, incluir como nuevas modalidades de contratación los periodos de prueba, los contratos de capacitación inicial y para el trabajo de temporada. Son importantes también las propuestas de regularizar el outsourcing, prohibir el trabajo de menores, fortalecer los derechos de la mujer trabajadora, impulsar la multihabilidad, y asumir la productividad de los trabajadores como el principal criterio para su promoción y no la antigüedad.


Un asunto neurálgico y con visión de futuro de la ley es que hace énfasis en los temas de transparencia y rendición de cuentas en las organizaciones sindicales, lo que es un viejo anhelo de los obreros y empleados, y que ya está despertando urticaria en varios organismos gremiales del viejo tipo.


Se busca hacer efectiva la democracia sindical mediante nuevos procedimientos a la hora de elegir dirigentes sindicales, y evitando que los patrones descuenten en automático a los trabajadores las cuotas sindicales, para entregarlas a los líderes, así como anular la cláusula de exclusión.


Respecto a la Ley Federal de Contabilidad Gubernamental, vale destacar, con ella se busca homologar la rendición de cuentas de todos los estados y entidades del país, para cerrar huecos y evitar desvíos de dinero público con fines personales o electorales, y otros fines no autorizados, cuestión que ha sido motivo de escándalos e inadmisibles conductas de gobernantes en varias entidades en fechas recientes.


Ambas iniciativas abonan a la transparencia y la rendición de cuentas en ámbitos vitales de la sociedad mexicana que de aprobarse serán un legado democrático y modernizador de Felipe Calderón.


Para Enrique Peña Nieto apoyar las iniciativas le permite iniciar su gestión con el pie derecho, abriendo la puerta a una etapa de reformas necesarias e impostergables, y probando con hechos la seriedad de su compromiso con la transparencia, la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción, como lo afirmó con contundencia en la reciente declaración a López-Dóriga en el sentido de que, en su proyecto “no hay cabida para el viejo PRI”, ni el viejo PAN, ni el viejo PRD, agrego, identificados sin duda con las prácticas anquilosadas de opacidad, simulación, abusos y complicidad que tanto daño han hecho al país.

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