10 septiembre, 2012

La América excepcional de Marco Rubio

Anna Leutheuser

La idea del “excepcionalismo americano” se ha convertido en prueba de fuego del patriotismo más o menos a partir del año pasado. Los políticos de ambos partidos se han dado cuenta que los ciudadanos americanos se sienten identificados con esa idea y se han apresurado a añadirla a su lista de palabras de moda. Sin embargo, se utiliza a menudo sin ninguna explicación, lo que permite que las personas la compartan pero con significados muy distintos.

A regañadientes admiten los progres que Estados Unidos es “excepcional”, y sólo aceptando que cada país es especial. En su discurso inaugural en el pleno del Senado, el senador Marco Rubio (R-FL) rechazó enérgicamente este argumento. Afirmó que Estados Unidos tiene algo único que ofrecer al resto del mundo como nación dedicada a la idea universal de la libertad.
“Estados Unidos nunca quiso ser la única refulgente ciudad  en la colina”, dijo él. ”Queríamos que nuestro ejemplo inspirase a los pueblos de la tierra para que construyan una propia. Verán Uds., estas naciones, estas nuevas naciones emergentes, estas nuevas refulgentes ciudades, esperamos que se unan a nosotros, pero nunca nos podrán sustituir. Porque su luz no es más que un reflejo de la nuestra. “Esto no es arrogancia, sino más bien la aceptación de la solemne obligación que Estados Unidos tiene como guardián de la libertad.
Rubio concluyó reconociendo el temor de que “el Siglo de América” haya sido el siglo XX y que alguien más podría liderar en el siguiente. Pero esto, según él, sería un fracaso total del gobierno de Estados Unidos. Nuestro gobierno está en la ruina y no parece dispuesto a salvarse por sí mismo. Pero el pueblo americano no está roto. Nuestra gente conserva las mismas capacidades y los mismos deseos de triunfar que tenían sus antepasados. Rubio exhortó a sus compañeros senadores de la siguiente manera:
Si le damos a Estados Unidos un gobierno que pueda vivir dentro de sus posibilidades, la economía estadounidense nos dará un gobierno de medios considerables. Un gobierno que pueda permitirse pagar por las cosas que el gobierno debería estar pagando porque no malgasta el dinero en cosas que no debería estar haciendo.  Si somos capaces de cumplir con unas cuantas cosas simples pero importantes, tenemos la oportunidad de hacer algo que es difícil de imaginar como posible siquiera: una América cuyo futuro será aún más grande que su pasado.
Sin lugar a dudas, esa sería una América excepcional.

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