06 septiembre, 2012

La compleja tendencia a la baja de la competitividad de Chile

Análisis & Opinión

La compleja tendencia a la baja de la competitividad de Chile

María Loreto Ferrari

María Loreto Ferrari es Directora de la Escuela de Negocios de AIEP (Chile).

Recientemente se señaló que Chile cayó once peldaños en el ránking de competitividad del World Economic Forum. Dicha caída es en realidad desde 2004, ya que durante 2012 bajó del puesto 31 al 33,  lo que es una variación relativamente menor en un contexto que incluye 144 países.
Lo complejo es la tendencia, lo que nos indica que hemos ido cayendo persistentemente. El ránking incluye ciertos aspectos que, desglosados, dan cuenta de las causas de esta baja.
Si bien la institucionalidad, particularmente del mercado financiero, es un aspecto fortalecido y con una tendencia a la mejora en Chile, los mecanismos de control se perciben más débiles. Hay una baja en la confiabilidad de las auditorías, en la protección de los accionistas minoritarios y en ciertos aspectos del gobierno corporativo que dan voces de alarma.
La baja actual se debe fundamentalmente a percepciones. Los mecanismos de control no han empeorado y la educación es deficiente hace varias décadas, pero estas falencias se han hecho evidentes por situaciones de alto impacto social, como La Polar y el movimiento estudiantil.
La caída en la percepción de calidad de la educación también es dramática. Un país con un sistema educacional donde el 70% de los futuros profesores de educación básica no cuenta con los conocimientos calificados como mínimos para desempeñarse, según resultados de la prueba Inicia 2012, es cuestionable.
Desde una perspectiva económica, aunque el manejo macro genera estabilidad y el superávit fiscal y el control del gasto público son fundamentales, existen factores de peso que afectan nuestra competitividad, como una matriz energética cara e insuficiente, sumada a políticas públicas erráticas en esta área. Se suma el comportamiento casi contra cíclico del precio de los combustibles y una legislación laboral que pretende flexibilizarse, pero termina siendo cada día más rígida y paradigmática.
La baja actual se debe fundamentalmente a percepciones. Los mecanismos de control no han empeorado y la educación es deficiente hace varias décadas, pero estas falencias se han hecho evidentes por situaciones de alto impacto social, como La Polar y el movimiento estudiantil. Sin embargo, factores objetivamente determinantes como la matriz energética y el mercado pueden terminar estrangulando las posibilidades de crecimiento y la competitividad del país.

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