El Departamento de Agricultura de Texas ha lanzado una campaña de video online para “avergonzar” al gobierno federal con el fin de que este mejore la seguridad fronteriza de Estados Unidos.
Como parte de la campaña, llamada “Texas Traffic-True Stories of Drug and Human Smuggling” (El Tráfico en Texas: Historias reales sobre el contrabando de drogas y personas), cada semana durante los próximos cuatro meses el Departamento de Agricultura publicará un video relatando historias en primera persona por parte de granjeros, rancheros y miembros de las fuerzas de seguridad de Texas acerca del contrabando de droga, el tráfico de seres humanos y la violencia a lo largo de la frontera.
Aunque los informes sobre la auténtica gravedad de la violencia sin control a lo largo de la frontera están siendo tremendamente discutidos, una cosa es cierta: Estados Unidos simplemente no se puede cruzar de brazos e ignorar el continuo baño de sangre y las luchas justo al sur de la frontera, en México. Desde 2006, México, liderado por el presidente saliente Felipe Calderón, ha estado librando una guerra contra las organizaciones criminales transnacionales de dicha nación (TCO). La ofensiva militar y la violencia consiguiente se han llevado hasta ahora casi 55,000 vidas, incluidos los destacados casos de los americanos David Hartley y Robert Krentz.
En respuesta a esta violencia continua, el Departamento de Agricultura de Texas pide que “el gobierno federal haga cumplir nuestras leyes y asegure las fronteras de la nación”. Sin embargo, mejorar la seguridad sólo en el lado americano de la frontera no es para nada suficiente.
Contener la ola de violencia requiere de un enfoque polifacético. Mediante la Iniciativa Mérida (un paquete de asistencia antidroga para México y Centroamérica de tres años de duración y con un valor de $1,500 millones) Estados Unidos ha ofrecido un valioso respaldo a las iniciativas mexicanas; sin embargo, se debe hacer más.
Combatir la amenaza
Ciertamente, nada de esto sucederá de un día para otro. En lo que respecta a estos asuntos, México y el resto de países de la región siguen inmersos en una lucha generacional contra el comercio de narcóticos y la amenaza de las TCO. México y Estados Unidos se deben asegurar de que comprenden que no hay una fórmula mágica para terminar la guerra contra el narcotráfico. Mejorar la seguridad de las fronteras de Estados Unidos no es en absoluto suficiente. Por eso, contrarrestar la continua amenaza de la violencia requiere que Estados Unidos y sus socios adopten un verdadero enfoque polifacético.
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