Los asesinatos de dos abogados sacuden Honduras Las víctimas eran defensores de los derechos de campesinos indígenas. Juan José Dalton San Salvador
La sociedad hondureña está conmocionada por el asesinato en menos de 24 horas de dos conocidos defensores de los derechos humanos dedicados a proteger a campesinos en un antiguo litigio con varios terratenientes del Valle del Aguán, al sur del país.
Los asesinatos se produjeron en incidentes separados. El domingo Antonio Trejo Cabrera, un abogado defensor de los campesinos quien recientemente había solicitado medidas de protección para él y sus familiares, recibió varios disparos que acabaron con su vida. El lunes, el fiscal encargado de Derechos Humanos en la ciudad Choluteca, Manuel Eduardo Díaz Mazariegos, era acribillado con 11 balazos.
Los asesinatos se produjeron en incidentes separados. El domingo Antonio Trejo Cabrera, un abogado defensor de los campesinos quien recientemente había solicitado medidas de protección para él y sus familiares, recibió varios disparos que acabaron con su vida. El lunes, el fiscal encargado de Derechos Humanos en la ciudad Choluteca, Manuel Eduardo Díaz Mazariegos, era acribillado con 11 balazos.
El hambre en España, según ‘The New York Times’. El diario estadounidense publica un demoledor reportaje sobre la crisis económica española
El reportaje comienza con el relato de una joven mujer española que
en el madrileño barrio de Vallecas busca comida en la basura. Por su
forma de vestir, parece la dependienta de una tienda, pero no. Según
cuenta la periodista del The New York Times, Suzanne Daley,
esta mujer, de 33 años, perdió su trabajo en una oficina de correos y,
tras agotar la prestación del paro, sobrevive con la ayuda de 400 euros.
“Cuando no tienes suficiente dinero, esto es lo que hay”, dice la
mujer, que no desvela su nombre.
Con esta imagen arranca el texto sobre la situación de España en el contexto de la crisis publicado por The New York Times y que ha coincidido con la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Nueva York con motivo de la asamblea general de Naciones Unidas (ONU). Mientras Rajoy en su intervención en la asamblea de la ONU no aludió a la crisis económica española y decidió hablar de Gibraltar o el multilateralismo, el periódico neoyorquino publicó en primera página este demoledor reportaje sobre España, ilustrado con una imagen en blanco y negro de un desempleado rebuscando comida en un contenedor de basura.
Con esta imagen arranca el texto sobre la situación de España en el contexto de la crisis publicado por The New York Times y que ha coincidido con la visita del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Nueva York con motivo de la asamblea general de Naciones Unidas (ONU). Mientras Rajoy en su intervención en la asamblea de la ONU no aludió a la crisis económica española y decidió hablar de Gibraltar o el multilateralismo, el periódico neoyorquino publicó en primera página este demoledor reportaje sobre España, ilustrado con una imagen en blanco y negro de un desempleado rebuscando comida en un contenedor de basura.
La independencia no existe
Los Estados-nación soberanos están liquidados en Europa, son residuos. El déficit fiscal catalán es excesivo, pero no un “expolio”: arréglese. Los catalanismos siempre antepusieron dirigir España a irse de ella
La política. Lamento traer desde Europa esta noticia: la independencia es imposible. No porque alguien la impida. Sino porque la independencia ya no existe en la Europa real, la UE. Como no existe el Estado-nación. Ni la soberanía nacional. Aún pesan. Pero son solo residuo histórico, apariencia en estado terminal, ensoñación.
El sociólogo Daniel Bell estableció ya en 1987 que el Estado era “demasiado pequeño para atender a los grandes problemas del mundo actual y demasiado grande para encarar los pequeños problemas cotidianos del ciudadano”. Desde entonces, el declive del Estado cabalga a la velocidad de la luz. Sobre todo en Europa, empujado por las pinzas trabadas entre la federalización comunitaria y la globalización; entre la transferencia de soberanía hacia arriba y el traspaso de competencias hacia abajo.
Democracia de calidad frente a la crisis Nos ha faltado un marco ético, capaz de estimular la responsabilidad social. Victoria Camps / Adela Cortina / José Luis García Delgado
Un gran número de españoles está viviendo la crisis actual como un
auténtico fracaso del país en su conjunto. Hace ya más de tres décadas
emprendimos una transición política y social que, con sus luces y
sombras, como todo en este mundo, se ha convertido en una auténtica
referencia para algunos países deseosos de dar el paso de la dictadura a
la democracia. El poder político pasó paulatinamente de un partido de
centro a partidos de centro-izquierda y centro-derecha, sin más ruido de
sables que el del 23-F y sin más mecanismo que el de instituciones
políticas y elecciones libres y bien reguladas. Se transformaron las
infraestructuras, se modernizaron los medios de comunicación, aumentó el
número de estudiantes universitarios, ingresamos en la Unión Europea,
construimos un razonable Estado de justicia, creímos haber alcanzado la
velocidad de crucero propia de países democráticos, no solo en política y
economía, sino también, y sobre todo, en cultura. La disposición al
diálogo, el espíritu abierto y tolerante parecían haber sustituido los
viejos estilos de vida en una sociedad pluralista.
El reto de los nuevos dirigentes chinos Tendrán que abordar las insatisfacciones de la sociedad y las relaciones internacionales. Ana Palacio
Me embarqué en un viaje de estudio a China organizado por el European
Council on Foreign Relations (ECFR), suponiendo que el mayor reto a que
se enfrentaba el país giraba en torno al fomento del consumo doméstico
para mantener tasas de crecimiento elevadas. Concluido el viaje, aprecio
una compleja imagen, mezcla de autoconfianza e incertidumbre, de aplomo
y agitación.
Pese a su inminencia, unhalo
de misterio envuelve el XVIII Congreso del Partido Comunista Chino
(PCCh). Se supone que tendrá lugar en octubre, pero las fechas exactas
siguen siendo desconocidas y es poco lo que ha trascendido acerca del
proceso interno y de las deliberaciones preparatorias.
Creíamos saber al menos el nombre del ungido nuevo secretario general del PCCh —Xi Jinping—, aunque nadie fuera capaz de agotar medio minuto detallando sus ideas y previsibles líneas de actuación. Su misteriosa evaporación —Jinping estuvo desaparecido dos semanas, cancelando de forma repentina reuniones con la secretaria de Estado de EE UU y con los primeros ministros de Dinamarca y Singapur, actuaciones especialmente extraordinarias en un país obsesionado por el protocolo— no hizo más que alentar conjeturas y acentuar el interés en este decisivo traspaso de poderes. Esta desaparición permitió cuestionar, además, cómo un liderazgo propenso al secretismo puede gobernar eficazmente la segunda economía mundial.
Pese a su inminencia, un
Creíamos saber al menos el nombre del ungido nuevo secretario general del PCCh —Xi Jinping—, aunque nadie fuera capaz de agotar medio minuto detallando sus ideas y previsibles líneas de actuación. Su misteriosa evaporación —Jinping estuvo desaparecido dos semanas, cancelando de forma repentina reuniones con la secretaria de Estado de EE UU y con los primeros ministros de Dinamarca y Singapur, actuaciones especialmente extraordinarias en un país obsesionado por el protocolo— no hizo más que alentar conjeturas y acentuar el interés en este decisivo traspaso de poderes. Esta desaparición permitió cuestionar, además, cómo un liderazgo propenso al secretismo puede gobernar eficazmente la segunda economía mundial.
España, Alemania y la salvación del euro Europa está siendo desgarrada entre lo económicamente necesario y lo políticamente posible. Javier de la Puerta
Final del partido en la crisis del euro. Hace unas semanas George
Soros daba un plazo de tres meses para resolverla, antes de que Grecia
nos sitúe otra vez al borde del abismo —el impago y la salida de la
eurozona— cuando ya la misma economía alemana se vea arrastrada por la
caída de la periferia, y Berlín sea incapaz de reaccionar. Ahora es
España, la cuarta economía de la zona euro la que está al borde de la
intervención total, gracias a una operación política del Banco Central
Europeo (BCE) que nos rescata previa claudicación. Tras la última ración
de auto-canibalización económica (65.000 millones en recortes que son
otros tantos mordiscos a nuestra demanda interna, nuestra capacidad de
crecimiento, nuestras necesidades sociales, nuestro futuro y nuestra
dignidad) ni los mercados financieros ni las instituciones europeas ni
nuestros socios en el euro ni, lo que es más, los mismos ciudadanos,
concedían a nuestro país ni una mijita de energía económica o voluntad
política propia. La tan celebrada victoria del eje Roma-Madrid-París
sobre la intransigencia de Berlín, en el Consejo Europeo de junio, ha
resultado ser un triunfo pírrico. Las “concesiones” arrancadas a la
canciller Merkel —recapitalización directa de los bancos españoles
(previa creación de una supervisión bancaria europea), luz verde al
Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) para comprar bonos italianos y
españoles (sujeta a “estricta condicionalidad”), y el esbozo de una
futura Unión Bancaria— están siendo menos efectivas como cortafuegos del
incendio financiero de lo que parecían en su momento. Ha sido necesario
subcontratar al BCE una inyección monetaria de caballo para reavivar
las constantes vitales de una periferia moribunda. En cambio, el coste
político en Alemania —en términos de desgaste del Gobierno Merkel y de
reducción de su margen de maniobra— es más elevado de lo que el resto de
los europeos podemos permitirnos.
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