México: el largo y extraño proceso del cambio de gobierno
Por Alberto Nájar
Para muchos mexicanos, la imagen en la televisión fue inédita: juntos el
presidente Felipe Calderón y el presidente electo, Enrique Peña Nieto,
anunciaron el inicio del proceso de entrega y recepción del gobierno
del país.
Por primera vez, el presidente electo y el actual presidente explicaron cómo será el proceso de cambio de gobierno.
Han pasado dos meses desde que Peña Nieto ganó las elecciones, y deberán transcurrir otros tres para que asuma el poder.
Durante ese lapso México tiene dos
presidentes. Un proceso heredado del antiguo sistema político dominado
por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuando la oposición
tenía escasas posibilidades de acceder al gobierno y el traspaso de la
autoridad era asunto más político que administrativo, reconocen
analistas.
Ahora por primera vez los mandatarios se
reunieron en Los Pinos, la casa presidencial. Por eso la sorpresa de la
conferencia de medios que ofrecieron: durante siete décadas, ese mensaje
no había sido necesario.
Ahora, cuando el PRI recupera la presidencia
tras doce años de gobierno del Partido Acción Nacional (PAN), lo que
existe es un escenario incierto, le dice a BBC Mundo Luis Aguilar
Villanueva, director del Instituto de Política Pública y Gobierno de la
Universidad de Guadalajara (UdeG).
"Es un período no sólo de incertidumbre política
sino de gran tensión, con enfrentamientos, confrontaciones, acusaciones
reales o inventadas", explica.
"Hay descomposición política que evidentemente impacta la legitimidad del cargo y la actuación del futuro presidente".
Un tema que abordaron los dos presidentes en su
primer mensaje oficial. La transmisión de gobiernos será, dijo Peña
Nieto, "ordenada y transparente", para despejar dudas e incertidumbres.
Historia
México tiene uno de los procesos de cambio de
poder más largos del mundo. La votación presidencial se realiza el
primer domingo de julio, pero quien resulte electo debe esperar cinco
meses para asumir el poder, el 1 de diciembre.
Es un proceso legal que los gobiernos del PRI
establecieron no para garantizar un eficiente relevo administrativo,
sino para ajustar equilibrios políticos en el país, señala Aguilar
Villanueva.
"En el viejo régimen autoritario las elecciones y
su resultado no eran la fuente de legitimidad política, sino que
descansaba en los arreglos del nuevo equipo con el presidente
todopoderoso y el arreglo entre los grupos que llevaron al poder a una
persona", explica.
"Se explica ese largo tiempo porque era una transmisión política y no administrativa".
Así, entre 1929 y 2000, cuando el PRI perdió por
primera vez la presidencia, el cambio de gobierno se realizaba
básicamente entre los mismos personajes.
En esos 70 años el traspaso de poder iniciaba
antes de las votaciones, cuando el PRI elegía a su candidato
presidencial lo cual ocurría generalmente entre septiembre y noviembre
del año anterior a los comicios.
Si bien la responsabilidad del gobierno
permanecía en el presidente en funciones, muchas actividades, proyectos y
nombramientos se detenían hasta el momento en que el candidato ganador
-del PRI- era legalmente investido.
Enrique Peña Nieto asumirá el poder el 1 de diciembre.
La mayor parte de esos 70 años no hubo oposición
real. De hecho, los únicos comicios donde el partido en el gobierno
estuvo en riesgo de perder la presidencia fueron en 1940, 1952 y 1988.
En los tres procesos hubo denuncias de fraude y
violencia contra los opositores. En el resto de los comicios la
competencia fue escasa, e incluso en 1976 sólo hubo un candidato
presidencial, José López Portillo, postulado por el PRI.
En 2000 el Revolucionario Institucional perdió
la presidencia pero en el relevo de poderes no hubo problemas porque el
candidato ganador, Vicente Fox, del PAN, mantuvo en su puesto a
prácticamente toda la burocracia.
Seis años después ocurrió lo mismo y de acuerdo con especialistas el escenario se repetirá a partir del 1 de diciembre.
Realidad
¿Qué sucede entre el día de la elección presidencial y la toma de poder?
Casi nada, responden analistas. El proceso de
entrega y recepción del gobierno transcurre sin cambios en casi todas
las áreas administrativas, como salud, educación, finanzas o seguridad.
Un ejemplo ocurre en la Secretaría de Hacienda,
explica Aguilar: desde hace varias décadas los responsables de esta área
comparten la misma filosofía económica, fueron compañeros de cursos o
pertenecen a generaciones formadas por los mismos maestros.
Cuando ocurre un relevo de gobierno no hay
cambios: la Secretaría se rige por los mismos criterios, y lo mismo
sucede en el sector de salud pública: los médicos responsables de los
hospitales se mantienen en sus puestos durante décadas.
Así con el resto del gobierno mexicano. Desde
2000 los gobiernos opositores al PRI negociaron con sindicatos y
organizaciones gremiales para mantener a la administración pública en
operación.
Las dificultades están en otro lado, le dice a
BBC Mundo Javier Santiago Castillo, ex presidente del Instituto
Electoral del Distrito Federal (IEDF).
"Un período de transición tan largo no ayuda a atender los problemas del país, sólo crea incertidumbre", explica.
Luis Aguilar coincide. En agosto, después de las
elecciones, en el país ocurrió un inesperado repunte de la violencia
vinculada a carteles del narcotráfico.
Semanas antes México estuvo en calma,
especialmente durante las votaciones, dice el especialista. Pero después
del proceso electoral los carteles "percibieron un vacío de poder" que
les permitió reanudar sus ataques.
Esa es la diferencia con el actual cambio de
poderes en México, coinciden los analistas. "Hay descontento por la
situación económica y social del país", dice Santiago Castillo.
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