24 septiembre, 2012



Pemex y fugas: la vergüenza

Martín Moreno

 
No es nuevo, pero negligencia y corrupción vuelven a mezclarse con los resultados de siempre: muertes en Pemex y fugas de reos. Falta de mantenimiento y ausencia de transparencia en las instalaciones petroleras, enlutan otra vez al país. La llave de las celdas la tiene el narco todopoderoso, entregada por funcionarios corrompidos. ¡Viva México!, el mes patrio.


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Ni robo de combustible ni accidente desafortunado. La muerte de 30 trabajadores en Reynosa se debió —de acuerdo a fuentes consultadas por esta columna— al eterno aunque gravísimo lastre de muerte que pesa sobre Pemex: la carencia de mantenimiento, aderezada por la improvisación y la opacidad en las operaciones internas.“No hay evidencias de que haya sido un acto intencional”, señala el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel. Se equivoca.


¿Por qué? Debido a una razón tan contundente como preocupante: la falta de mantenimiento en las instalaciones de Pemex sí se considera algo intencional o deliberado, ya que está en manos de sus trabajadores y directivos corregir esa situación. En ellos está darle mantenimiento. En nadie más. No depende ni de un atentado o del clima. Es tarea obligatoria que no se realiza y, por tanto, está dentro de los márgenes de lo evitable.


Y ahí está el otro rostro de la irresponsabilidad: la opacidad que rodea a los contratistas de Pemex, a las terceras empresas contratadas. Las llamadas “tercerías”, que en la mayoría de las ocasiones no reciben ni la asesoría ni la información adecuadas. Y allí están las consecuencias.


Como ocurrió en octubre de 2007, cuando 21 trabajadores fallecieron en la Sonda de Campeche al intentar salvarse en “mandarinas” y que, por falta de adiestramiento, combinado con pánico, las abrieron para recibir oxígeno y lo único que consiguieron fue ahogarse. Nadie les dijo que dentro de la cápsula nada les pasaría. O la explosión en diciembre de 2010 en un oleoducto en San Martín Texmelucan, que arrojó también 30 muertos.


La negligencia cuesta cara: hoy hay 30 hogares bajo el luto de la abulia. Hay siete desaparecidos, seguramente fallecidos. La irresponsabilidad en Pemex suele vestir de negro. 


“La mayoría de los trabajadores eran de mantenimiento”, dice Suárez Coppel. ¡Ah, menos mal! Lamentable consuelo. Qué bueno que los muertos no pertenecían a la casta divina de Petróleos Mexicanos: los que van del nivel 39 (subgerencias y gerencias) al 47 (dirección general), con salarios estratosféricos, prestaciones descomunales y hasta presuntas nóminas secretas. La realeza de la burocracia mexicana.


Cierto: a Pemex, Hacienda le absorbe alrededor de 80% de sus ingresos. Nómina y jubilaciones le chupan la mayor parte del presupuesto. Los recursos para mantenimiento languidecen.


Pero tener recursos limitados no justifica la negligencia. Con lo que se tiene, se debe dar mantenimiento para evitar tragedias. Una cosa es la estrechez de recursos y otra, muy diferente, la irresponsabilidad.


De seguir así, Pemex seguirá matando a sus trabajadores.

 

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