19 octubre, 2012

AMLO, el gran promotor de Salinas



AMLO, el gran promotor de Salinas

Joaquín López-Dóriga

Cuando Carlos Salinas de Gortari dejó Los Pinos, el jueves 1 de diciembre de 1994, hace lejanos 18 años, perdió todo el poder que como Presidente ejerció en México y deslumbró al mundo.
 
Seis años antes, el 1 de diciembre de 1988, había iniciado una cuestionada gestión, tras un proceso electoral manchado por la ilegitimidad, la caída del sistema, era secretario de Gobernación Manuel Bartlett, y el efecto Cárdenas-Clouthier.


En el correr de sus dos primeros años de gobierno, la prioridad fue, precisamente, la legitimación, bajo sospecha en las elecciones, en plena corrección en el ejercicio del poder: reformar para olvidar y para fortalecer.


Y así se fue construyendo a partir de una serie de reformas, que inició con el reestablecimiento de las relaciones Estado-Iglesia, que cumplen 20 años, hasta la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.


Pero llegó 1994, el parteaguas de su desgracia, de la del país y del surgimiento del México de hoy.


El sábado 1 de enero, cuando iba a entrar en vigor el TLC, irrumpió el EZLN con su declaración de guerra, a lo que siguieron los grandes secuestros, Alfredo Harp, Ángel Losada, Joaquín Vargas; el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el miércoles 23 de marzo, la nominación forzada de Ernesto Zedillo como el candidato presidencial sustituto del PRI; el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, el sábado 28 de septiembre, los escándalos de su hermano Mario, como subprocurador y fiscal del caso y el rechazo, el 20 de noviembre a devaluar el peso en una crisis ya apuntada y reclamada por el entonces presidente electo.


En estas condiciones inició Ernesto Zedillo su presidencia el mismo día en que Carlos Salinas perdió el poder, el mencionado jueves 1 de diciembre de 1994, gobierno al que le estalló, a los 18 días, la peor crisis económica de que haya registro y la peor ruptura entre antecesor y sucesor, agravada por el encarcelamiento de Raúl, el hermano incómodo, el martes 28 de febrero de 1995.


Salinas dejó el país en un autoexilio impuesto por él y las circunstancias, lo que nunca perdonó a Zedillo, y le llevó casi una década comenzar a reinsertarse en la sociedad, en lo que está con todo derecho.


Pero desde hace 18 años, perdió el poder.


Hoy en día, ¡qué paradoja!, el único que lo reconoce como el factótum de la política es su peor enemigo, Andrés Manuel López Obrador, que de calificarlo de innombrable, lo nombra todo los días como la causa de todos los males pasados, presentes y futuros, dándole un peso y una fuerza política de la que carece, lo que Salinas debe observar divertido: su mayor opositor es su mayor promotor, cuando uno y otro sabe que eso es política ficción.

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