19 octubre, 2012

El PAN, sin rumbo



El PAN, sin rumbo

Pablo Hiriart

Lo que vemos en torno a la reforma laboral, y que la pone en riesgo, es un juego de poder dentro de Acción Nacional que ha trasladado sus problemas internos al seno del Congreso.
 
El PAN se ha enemistado con sus aliados políticos naturales para sacar adelante no ésta, sino todo el paquete de reformas que vienen.
 
Le ha restado lustre a una reforma, la laboral, que podría ser un éxito rotundo de Felipe Calderón. Si no pasa el tema sindical, será vista como una reforma mocha. Una derrota para ellos. Y la medalla se la va a colgar el PRI.


Hasta los empresarios le han preguntado a los panistas, en un pronunciamiento firmado por las 12 agrupaciones que integran el Consejo Coordinador Empresarial: “¿Avanzamos o seguimos dando vueltas?”.
¿A dónde va el PAN si le pone piedras a las reformas y busca alianzas con los que de plano las rechazan?


Si la voz cantante en ese partido la llevan pendencieros sin visión de país ni formación política, obviamente va a cosechar enemigos. Se va a alejar aún más de su centro natural.


El PAN está descompuesto. No supo ganar las elecciones y tampoco sabe cómo levantarse del golpe que significó haber quedado en tercer lugar.


Y no se va a recuperar mientras siga gravitando en los órganos de dirección, y en el Congreso, un grupo cargado de amargura que le hizo daño al sexenio del presidente Calderón.


A ese paso van a dejar al PAN en un punto de debilidad tal, que su fuerza electoral declinará de manera notable. ¿No?


“Por la libertad de los trabajadores”, fue el risible título de un manifiesto de los senadores del PAN para justificar su postura que arriesga la reforma.


Si su interés por la suerte de los trabajadores fuera genuino, ya habrían echado a volar Mexicana de Aviación.


Por ahí andan pilotos y mecánicos de Mexicana, que costó muchos años formarlos, sin empleo y sin futuro. Lo mismo que aeromozas y personal de tierra.


Que se rasquen con sus uñas. Y que en el mercado no participe Mexicana, a pesar de ser un bien concesionado por el Estado.


Los mismos que no pudieron recuperar Mexicana son los que ahora torpedean la reforma.
Son destructores, no constructores. Están destruyendo al PAN.


Donde hay dinero público, sí se deben exigir cuentas. Pero donde no, es discutible.


Y los sindicatos que reciben dinero público, no vienen en la reforma que se discute.


Si los panistas que llevan la voz cantante del pleito en la reforma laboral en verdad creyeran su discurso de que los dirigentes sindicales se elijan por voto libre, universal y secreto, ¿por qué no eligen a la dirigencia de su partido con ese mecanismo que quieren para los sindicatos?


No lo hacen porque están jugando a la política.

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