¿Cuánto más van a aguantar los "narcos"?
Román Revueltas Retes
Podrán decir misa sus detractores
pero la estrategia de Felipe Calderón contra las organizaciones criminales ha sido muy exitosa en
lo que toca a la captura o la eliminación pura y simple de centenares de
sicarios, cabecillas, líderes mafiosos y simples narcos de medio pelo.
Lo natural, entonces, es que uno se pregunte cuánto más podrán aguantar los delincuentes. Digo, si a la mayoría de sus compinches los han matado o están presos, llega un momento en que al más curtido matón le comienzan a entrar las dudas sobre las bondades de la carrera criminal.
Lo natural, entonces, es que uno se pregunte cuánto más podrán aguantar los delincuentes. Digo, si a la mayoría de sus compinches los han matado o están presos, llega un momento en que al más curtido matón le comienzan a entrar las dudas sobre las bondades de la carrera criminal.
Miren, para mayores señas, la suerte que han corrido esos 30 antiguos comandos de élite del Ejército Mexicano —entrenados inclusive por miembros de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos (de América)— que en su momento decidieron pasarse a las filas de la organización de Osiel Cárdenas y que luego conformarían la temible organización de Los Zetas: ya no están.
O, dicho en otras palabras y repitiendo lo consignado en los párrafos anteriores, los han matado las fuerzas de seguridad del Estado mexicano, los han ejecutado salvajemente sus rivales o se encuentran recluidos en una prisión de alta seguridad. No me parece, en ninguno de los casos, un destino nada atractivo.
Curiosamente, otra de las críticas que
también le hacen a quien está a punto de dejar de ser presidente de México (no
las gasta el hombre como Hugo Chávez, que va a apoltronarse en la silla del
palacio de Miraflores veinte añitos nada más) es que la eliminación de los
jefes de siempre —esos Osiel Cárdenas Guillén y Joaquín El Chapo Guzmán e Israel El Mayo Zambada y Vicente
Carrillo Fuentes, por nombrar a los de más relumbrón— llevará a un
recrudecimiento todavía mayor de la brutalidad de las bandas criminales.
Ya no estarán lideradas por gente, digamos,
medianamente juiciosa sino
por bestias inexpertas, impulsivas y descarnadamente violentas.
Pues, qué le vamos a hacer, señores. Por lo pronto, el parte de bajas es
bastante impresionante. Las
guerras, con perdón, se ganan aniquilando al enemigo. Pues eso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario