19 octubre, 2012

El gasto en asistencia social rompe todos los récords

Robert Rector and Amy Payne




Ha sido un año de mucha asistencia social; y un nuevo informe muestra que la asistencia social está más extendida que nunca.
En julio, la administración Obama atrajo enorme atención sobre el sistema de asistencia social, cuando el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) proclamó que tenía autoridad para eliminar los requisitos laborales de la reforma de la asistencia social que había ayudado a tanta gente a salir de la pobreza desde 1996.
Esta mañana, un nuevo informe del independiente Servicio de Investigaciones del Congreso (CRS) muestra la asombrosa realidad del crecimiento del Estado del Bienestar, haciéndose eco de la propia investigación de la Fundación Heritage que revela que el gasto en asistencia social se está aproximando al hito de un billón de dólares.


Aproximadamente 100 millones de personas (un tercio de la población de Estados Unidos) reciben cada mes la ayuda de al menos un programa de asistencia social según ingresos. El beneficio promedio viene a rondar los $9,000 por persona. Si lo convertimos en dinero contante y sonante, el gasto total en asistencia social según ingresos es más de cinco veces la cantidad necesaria para eliminar toda la pobreza de Estados Unidos.
A pesar del hecho de que el gasto en asistencia social ya se encontraba en sus niveles máximos cuando llegó al cargo, el presidente Obama ha incrementado en más de un tercio el gasto federal en asistencia social según ingresos. Con los programas “según ingresos”, los beneficios se calculan según los recursos del beneficiario para poder mantenerse; dicho de otra forma, están pensados para ayudar a los americanos con bajos ingresos. Pero el carácter de esta ayuda es más de limosna que de respaldo, pues a los beneficiarios físicamente capaces rara vez se les requiere que trabajen o que se preparen para trabajar como condición para poder recibir dicha ayuda.
A principios de este año, sólo cuatro de los más de ochenta programas federales de asistencia social tenían requisitos laborales y ahora la administración Obama ha suspendido los requisitos laborales de dos de ellos. Y eso a pesar de que después de que la administración Obama suspendiera en 2009 el requisito laboral del programa de cupones de comida, se duplicó el número de personas adscritas a dicho programa.
Los más de ochenta programas federales de ayuda según ingresos proveen de dinero, alimento, vivienda, atención médica y servicios sociales a las personas con bajos ingresos. He aquí cómo se desglosa el gasto:
· A nivel federal: Con $746,000 millones, el gasto federal para ayuda según ingresos excedió al de Medicare ($480,000 millones), al del Seguro Social ($725,000 millones) o al del presupuesto de defensa ($540,000 millones).
· A nivel estatal: En 2011, las contribuciones estatales a los programas de asistencia social federal llegaron a los $201,000 millones, mientras que los programas estatales independientes sumaron alrededor de $9,000 millones.
· De manera conjunta: El gasto general en la asistencia social según ingresos a partir de fuentes federales y estatales alcanzó los $956,000 millones.
Hay quien podría argumentar que esto es una razonable respuesta temporal a la recesión, pero Obama busca un incremento permanente del tamaño del Estado del Bienestar.
Según los planes presupuestarios del presidente para el ejercicio fiscal de 2013, la asistencia social no disminuirá a medida que termine la recesión, sino que continuará creciendo rápidamente durante la próxima década. En general, el presidente Obama planea gastar $12.7 billones en asistencia social según ingresos durante la próxima década.
El gasto de la asistencia social hace tiempo que superó a la cantidad que se gasta en defensa. En 1993, el gasto en asistencia social superó al gasto en defensa por primera vez desde la Gran Depresión de los años 30. En los años siguientes a esta, la ratio entre los gastos en asistencia social y defensa tuvo un promedio de alrededor de $1.33 a $1. Los planes de gasto de Obama aumentarían esa diferencia: Para 2022, habrá un gasto de $2.33 en asistencia social federal y estatal por cada $1 gastado en la defensa nacional.
No hace falta decir (pero lo diremos de todas formas) que los enormes planes de gasto de Obama darán como resultado unos déficits presupuestarios ruinosos e insostenibles. En parte, estos déficits son el resultado de los espectaculares  y constantes aumentos del gasto en la asistencia social según ingresos. Un paso importante para la reducción del déficit federal sería volver a los niveles de asistencia social anteriores a la recesión.
Duplicar las listas de adscritos a la asistencia social, repartir beneficios sin exigir ningún requisito laboral y gastar el doble en asistencia social de lo que gastamos en defensa: Esta es la nueva normalidad de Obama.

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