30 octubre, 2012

Las espinas de Felipe

Francisco Garfias

La tarde de ayer llegué a mis oficinas. En el escritorio encontré un sobre con un libro. Se llama El Poder del Águila. El autor es Manuel Espino. Lo edita Miguel Porrúa. Le di una ojeada a los últimos capítulos. Destaca la dureza del  ex jefe nacional del PAN contra el presidente Felipe Calderón.
No me sorprendió. La pérdida del poder multiplica las críticas. Durante el sexenio que termina se tomaron decisiones polémicas, dolorosas y difíciles.


Un capítulo del libro de Espino se llama “De las manos limpias a la silla ensangrentada”. El ex jefe del PAN hace pedazos la decisión “personal” de involucrar a las Fuerzas Armadas en una guerra contra la delincuencia organizada que tomó Felipe “sin la menor reflexión”.
Esta guerra culminó, dice, en una maniobra “fallida y fatal”.
“Con Calderón, la seguridad pasó de ser preeminente misión del Estado a laboratorio del poder del Presidente… El que dijo tener las manos limpias, decidió dejar la Presidencia con las manos manchadas de sangre”, escribe Manuel.
Más adelante se ocupa del saldo de esta lucha del calderonato. “México experimentó el mayor retroceso en su nivel de paz y la guerra del Presidente dejó un saldo de más de 60 mil muertos”, subraya.
Otro capítulo se lo dedica al PAN. Lo titula “Un partido sin alma”. Otro golpe a Felipe y a los “autonombrados” calderonistas. No da nombres, pero cita un informe del Consejo Nacional panista, de septiembre de 2009, que describe las prácticas internas que, según el autor, llevaron al partido a una funesta derrota en las elecciones intermedias de 2009:
“Se han tolerado los actos de corrupción de militantes y funcionarios panistas (…) Existe manipulación de procesos internos. Se permite la democracia simulada (….) se dieron injerencias indebidas de nuestros gobiernos para definir la selección de candidatos (…) La lógica del poder y el dinero le están ganando a la lógica del bien común…”  
Es sólo un botón de muestra del contenido del libro que será presentado el miércoles próximo en el Polyforum Siqueiros por Ramón Sosamontes y el autor.
 Fausto Vallejo acusa a  “grupos de izquierda” de querer “tapar la deuda” que dejó en Michoacán su antecesor perredista, Leonel Godoy, con “actos cobardes” como la ocupación de las oficinas del gobierno de Michoacán en la Ciudad de México. 
No está de acuerdo tampoco con la decisión de un juez de mandar a la calle a los ocho detenidos que participaron en los disturbios de las normales de la meseta purépecha. No alcanzaban libertad bajo fianza por la gravedad de los delitos que cometieron. Vallejo sabe que es peligroso. Puede cundir el ejemplo, alerta.
El priista anda preocupado. Su gobierno no tiene para completar la nómina. Los recursos públicos los absorbe el servicio de la deuda de 32 mil millones de pesos que tiene el estado. Súmele los ocho mil millones de pesos del déficit.
“No he hecho obra. Estoy pagando deuda de administración. Creí que iba a pagar los platos rotos. Pago la vajilla entera”, se quejó.
Vallejo anduvo por la Ciudad de México el fin de semana pasado. Negocia ayuda para dar solución a los problemas, no sólo financieros, sino políticos, que enfrenta el estado. “Estoy esperanzado, no atenido”, aclaró.
De paso, el gobernador desmintió las versiones de que en su partido y en el equipo de transición lo han dejado solo frente a la adversidad. Mencionó el apoyo de Miguel Osorio, de Pedro Joaquín Coldwell. La solidaridad de otros gobernadores del PRI. Luego se preguntó: ¿Para qué meto al equipo de Peña?
Ya encarrerado, dice que su gran logro político es haber restablecido la relación entre el gobierno del estado y la Federación, que encontró a cero cuando llegó al Palacio de Gobierno. “Nos han tratado bien. La SEP, la Policía Federal, Gobernación”.
 El PRI en la Cámara de Diputados votará en el mismo sentido que lo hizo el Grupo Parlamentario del PRI en el Senado, en los artículos que se votaron a favor de la transparencia. Lo adelantó ayer Manlio Fabio Beltrones.
La democracia sindical será para otra ocasión.
“Habrá una reforma laboral, que creo que al que más le interesa es al presidente electo Enrique Peña Nieto, quien asumirá el próximo primero diciembre. El presidente Felipe Calderón ya para esas fechas estará observándonos desde otro lugar mucho más tranquilo y cómodo”, subrayó Manlio.
No será, pues, en el lapso de 60 días que marca la iniciativa preferente. La magia apareció —no hay ley secundaria que la regule— y la reforma laboral ya es iniciativa ordinaria. Va a la comisión del Trabajo para dar una nueva redacción a los “artículos polémicos” que exigen voto libre y secreto como método único para la elección de dirigentes sindicales y la aprobación de los contratos colectivos de trabajo.

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