El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto,
acudió este lunes a Madrid, antes de ser investido, con un mensaje
claro de apoyo a España en un momento de gran dificultad. Las tornas han
cambiado, y ahora es México quien anima a superar la crisis al país del
que son originarias muchas de las grandes empresas que dominan sectores
mexicanos como el financiero o el de telecomunicaciones. Después de
verse con Mariano Rajoy
—no hubo comparecencia conjunta porque aún no es presidente— Peña Nieto
explicó en La Moncloa que él cree que en Europa se vive una crisis de
confianza. “Vengo a hacer patente mi confianza en España. Un mayor
intercambio con México favorecerá que España salga de este difícil
momento. Nosotros vemos con optimismo el futuro de España”, sentenció en
una manera clara de apoyar a Rajoy.
El presidente español tiene una relación estrecha con Felipe Calderón (PAN). Con Peña Nieto (PRI) ha empezado a construirla este lunes. De hecho, el mexicano le lanzó otro capote: ante las dudas sobre el contrato de Pemex para construir tres barcos en los astilleros gallegos, Peña Nieto no dio detalles pero sí un mensaje político: “Mi Gobierno habrá de continuar las gestiones iniciadas por Pemex, entendemos que el acuerdo genera condiciones favorables para todos, es un ganar ganar”. Esto es, se comprometió a respaldar los compromisos alcanzados por Pemex, empresa pública, mientras Calderón era presidente. En cualquier caso, Peña Nieto no mencionó en ningún momento la palabra contrato ni aclaró el contenido de esos supuestos acuerdos que el Gobierno gallego no quiere enseñar.
Sin embargo, entre todas las alabanzas, Peña Nieto hizo un pero. Se le preguntó sobre el posible rescate de España —no se habló de ese asunto en la reunión, según La Moncloa— e hizo una respuesta general pero dejó claro que coincide con la idea, muy extendida entre los expertos en EE UU y Latinoamérica, de que las recetas de la austeridad están siendo excesivas. “En este proceso de rescate o recuperación a los países de Europa como España se les han impuesto condiciones un tanto difíciles. Lo deseable hubiese sido que tuvieran una mayor gradualidad, y no esta necesidad de acelerar las medidas para cumplir con las condiciones que impone la Unión Europea. Sin embargo, hay optimismo, creo que las medidas que ha implementado Rajoy tendrán frutos en un mediano plazo”, remató Peña Nieto.
Antes de acudir a La Moncloa, el presidente electo de México presentó en Madrid y ante los más potentes empresarios españoles una batería de propuestas para reducir la inseguridad, luchar contra la pobreza, alentar la excelencia educativa, impulsar la inversión privada en el sector energético —habló de “ampliar el acuerdo entre Repsol y Pemex” aunque no se plantea la privatización de esta última—, simplificar el sistema fiscal, etcétera. “Si logra llevar a cabo una décima parte del plan, México estará irreconocible en seis años”, comentó un ejecutivo español antes de que cerraran a la prensa las puertas de la saladel Hotel Villa Magna donde se celebró la reunión.
Allí pasó buena parte de la mañana Peña Nieto, rodeado de los más altos responsables de bancos y empresas como el BBVA, Inditex, Repsol, Telefónica, FCC, Endesa, y un granado grupo de representantes de compañías de turismo como Riu o Iberostar, entre otras. Peña Nieto tocó todos los palos para explicar su programa a los empresarios y dejó claro que su mandato también tendrá un componente social:
“Seguiremos trabajando en una economía de libre mercado, pero haciendo más énfasis en el carácter social”.
El presidente español tiene una relación estrecha con Felipe Calderón (PAN). Con Peña Nieto (PRI) ha empezado a construirla este lunes. De hecho, el mexicano le lanzó otro capote: ante las dudas sobre el contrato de Pemex para construir tres barcos en los astilleros gallegos, Peña Nieto no dio detalles pero sí un mensaje político: “Mi Gobierno habrá de continuar las gestiones iniciadas por Pemex, entendemos que el acuerdo genera condiciones favorables para todos, es un ganar ganar”. Esto es, se comprometió a respaldar los compromisos alcanzados por Pemex, empresa pública, mientras Calderón era presidente. En cualquier caso, Peña Nieto no mencionó en ningún momento la palabra contrato ni aclaró el contenido de esos supuestos acuerdos que el Gobierno gallego no quiere enseñar.
Sin embargo, entre todas las alabanzas, Peña Nieto hizo un pero. Se le preguntó sobre el posible rescate de España —no se habló de ese asunto en la reunión, según La Moncloa— e hizo una respuesta general pero dejó claro que coincide con la idea, muy extendida entre los expertos en EE UU y Latinoamérica, de que las recetas de la austeridad están siendo excesivas. “En este proceso de rescate o recuperación a los países de Europa como España se les han impuesto condiciones un tanto difíciles. Lo deseable hubiese sido que tuvieran una mayor gradualidad, y no esta necesidad de acelerar las medidas para cumplir con las condiciones que impone la Unión Europea. Sin embargo, hay optimismo, creo que las medidas que ha implementado Rajoy tendrán frutos en un mediano plazo”, remató Peña Nieto.
Antes de acudir a La Moncloa, el presidente electo de México presentó en Madrid y ante los más potentes empresarios españoles una batería de propuestas para reducir la inseguridad, luchar contra la pobreza, alentar la excelencia educativa, impulsar la inversión privada en el sector energético —habló de “ampliar el acuerdo entre Repsol y Pemex” aunque no se plantea la privatización de esta última—, simplificar el sistema fiscal, etcétera. “Si logra llevar a cabo una décima parte del plan, México estará irreconocible en seis años”, comentó un ejecutivo español antes de que cerraran a la prensa las puertas de la sala
Allí pasó buena parte de la mañana Peña Nieto, rodeado de los más altos responsables de bancos y empresas como el BBVA, Inditex, Repsol, Telefónica, FCC, Endesa, y un granado grupo de representantes de compañías de turismo como Riu o Iberostar, entre otras. Peña Nieto tocó todos los palos para explicar su programa a los empresarios y dejó claro que su mandato también tendrá un componente social:
“Seguiremos trabajando en una economía de libre mercado, pero haciendo más énfasis en el carácter social”.
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