26 octubre, 2012

PRI: acotado y vencido. Martín Moreno

Ni se acabaron los viejos tiempos ni, de la noche a la mañana, los priistas se volvieron demócratas. ¿Qué pasó realmente con la reforma laboral? Un ejercicio puro de realpolitik: el PAN y el PRD —oposición formal dentro de 35 días— encontraron el camino para acotar y vencer al PRI. La alianza azul-amarilla sigue resultando veneno para el priato.
Más allá de los cambios a la ley laboral, la sesión del martes pasado en el Senado fue un “round de sombra” para lo que viene en el próximo sexenio: que la derecha y la izquierda integren un bloque opositor verdadero, eficaz y saludable, para contener a la aplanadora priista. Y esas son, sin duda, buenas noticias para nuestra incipiente democracia.


Porque los 67 votos que corrigieron y transparentaron el texto aprobado en la Cámara de Diputados, son más que una simple votación legislativa. Es síntoma de que el PRI y Peña Nieto no tendrán un día de campo a la hora de proponer reformas a los sectores energético, fiscal o cualquier otro. Si los senadores mantienen el espíritu de erigirse en una verdadera cámara revisora sin someterse a la Presidencia o a los poderes fácticos, entonces estaremos, ahora sí, ante un equilibrio de poderes más consolidado.
¿Que el PRI ya se democratizó? Es como pedirle a Fidel Castro que permita elecciones libres en Cuba. Los priistas por décadas se movieron en torno a la figura del gran planeta: el Presidente de la República. “Sí, señor”, era su credo político.
El ejemplo vivo fue el descontrol que padeció la fracción priista en el Senado, y su coordinador Emilio Gamboa Patrón. Ante la integración de un bloque opositor, Gamboa y el priismo no supieron cómo responder. Desorientados, sucumbieron. ¿La razón? Les faltó la línea presidencial.
A Gamboa lo rebasaron Ernesto Cordero, Javier Lozano y Alejandra Barrales, por mucho, los operadores de esta alianza-veneno contra el PRI.
No confundamos: PRI y Partido Verde “apoyaron” la transparencia sindical… pero no la elección de dirigentes mediante voto libre, directo y secreto; tampoco avalaron rendición de cuentas de líderes cada seis meses, ni informes sobre cuotas sindicales o bienes, o cuentas detalladas del patrimonio sindical; estuvieron en contra de la sanción a líderes por incumplimiento, y de establecer procesos para resolver controversias sobre fondos sindicales. Allí está su voto en contra. Ése no miente.
Será descabellado que en San Lázaro se elimine o se congele lo aprobado por el Senado. El costo político que representaría para el PRI intentar siquiera modificarla. La presión sería enorme.
Sin embargo, Manlio Fabio Beltrones adelantó ayer que los diputados priistas rechazarán lo aprobado por los senadores en materia de democracia sindical. “Lo que buscamos es que los ánimos se enfríen”, advirtió. Será otro agarrón.
El revés al PRI está dado. Su postura histórica para comprender las necesidades y los síntomas de la democracia fue abierta por una alianza opositora, a sólo cinco semanas de que regrese a Los Pinos. Es, sin duda, un aviso de lo que vendrá.
Y otra vez el PAN, el PRD y la izquierda en general se unen y, como ocurrió en Oaxaca, Sinaloa, Puebla y Guerrero, derrotan al PRI.
Si esa será la constante, el PRI deberá sujetarse a las nuevas reglas de la democracia.

ARCHIVOS CONFIDENCIALES
MOREIRA. Puede ser producto del dolor de perder a su hijo, desesperación o información privilegiada, pero Humberto Moreira está obligado a dar nombres cuando afirma, en entrevista con el diario Vanguardia, que empresarios se han enriquecido a costa de negocios con el crimen organizado, y están ligados también al asesinato de José Eduardo. El ex gobernador afirma que la PGJE coahuilense le confió que su hijo fue ejecutado en represalia por la muerte del sobrino del Z40. La PGR debe ahondar en este punto. No basta con presentar a quienes “pusieron” al joven Moreira para ser ejecutado.

ACLARACIÓN. Circula en las redes sociales una cuenta de Facebook bajo el nombre de “Martín Moreno”, arrogándose algunos títulos de mis libros o imputando posturas políticas. Aclaro: este columnista no está dado de alta en Facebook. Solamente estoy en Twitter, cuya cuenta aparece al pie de estos Archivos del poder.

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