25 octubre, 2012

Primavera Árabe: La urgente necesidad de reformas económicas

James Phillips


En el debate de política exterior del lunes pasado, el exgobernador Mitt Romney hizo una breve mención a la importancia de una reforma económica para abordar algunos de los problemas asociados al estallido de los alzamientos de la “Primavera Árabe”.
El Índice de Libertad Económica 2012 de la Fundación Heritage confirmó que la falta de libertad económica fue un factor importante a la hora de desencadenar estos alzamientos populares.


No es ninguna coincidencia que las economías de Túnez y Egipto, los dos primeros países que experimentaron la “Primavera Árabe”, estuviesen obstaculizadas por unas herencias socialistas que habían creado una corrosiva corrupción y unas burocracias disfuncionales que eran percibidas como opresivas, en lugar de servidoras de sus ciudadanos. Los sistemas económicos dominados por el estado adoptados por Túnez, El Cairo y muchos otros gobiernos árabes en los años 60 crearon unos problemas estructurales e institucionales que minaron el crecimiento económico y la creación de empleo.
Como resultado de aquello, la tasa de desempleo regional en Medio Oriente y el norte de África promedia más del 10%, una de las más altas del mundo. Las tasas de desempleo son incluso más altas entre los árabes jóvenes, que formaron la vanguardia de las protestas.
El catalizador de la Primavera Árabe fue un joven tendero tunecino llamado Mohamed Buazizi, que se inmoló prendiéndose fuego el 17 de diciembre de 2010, después de que la policía le confiscó su carro de frutas y verduras y lo humilló, al parecer, después de que el tendero se rehusó a pagar el correspondiente soborno. Muchos jóvenes tunecinos se identificaron con su causa y se inspiraron en él para aglutinar protestas populares que derrocaron el régimen autoritario del presidente Zin El Abidín Ben Alí, que huyó del país en enero de 2011.
Y otro motivo principal que ayudó a galvanizar la oposición a los gobiernos de Egipto, Libia, Siria y Yemen fue la corrupción.
Muchos de los países desestabilizados por la Primavera Árabe necesitaban no sólo reformas políticas y el establecimiento de unos gobiernos más sensibles con sus pueblos, sino también importantes reformas económicas.

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