Sin embargo, por mucho que Putin se presente en plena forma física, como demostró recientemente durante un vuelo con grullas siberianas, en el terreno político el presidente ruso encarna la paralización cada vez más decadente. La prensa rusa alaba muchas de las facetas del ex jefe de los servicios secretos, que lideró el país tras el caos de los años 90. Pero sólo entre líneas pueden permitirse especular sobre la llamativa tersura del rostro de Putin.
Como viene siendo habitual en esta potencia nuclear y energética, los balances sobre el mandatario no son unánimes. De nuevo vuelve a citarse al funcionario Vladislav Surkov, que califica al presidente de enviado de dios. La cúpula de poder se dirige a él como “líder de la nación” al que nadie ha podido equipararse hasta hoy. Y también el cantante Toliyon Kurbanjanov dedicó una nueva canción a Putin, con un video desde San Petersburgo -ciudad natal del mandatario- en el que lo felicita por su cumpleaños.
Sin embargo, la oposición ve a Putin como un mandatario autoritario que, presionando de una forma sin precedentes, ha retrocedido a los tiempos de la Unión Soviética en los que no se respetaba la dignidad humana. Muchos de sus detractores, como el ex multimillonario Mijail Jodorkovski o las tres componentes de la banda punk Pussy Riot, se encuentran en prisión. Y tampoco se olvida la misteriosa muerte de la periodista crítica con el Kremlin Anna Politkovskaya: fue asesinada en 2006, el día del cumpleaños de Putin, ante la puerta de su casa, en un caso que aún hoy sigue sin resolverse.
El propio Putin sentó hace tiempo las bases de la
llamada unión económica euroasiática con aliados como la dictatorial
Bielorrusia y el autoritario Kazajstán.
Con motivo del redondo cumpleaños, los comentaristas comparan a
Putin con la imagen de un “esclavo de galeras” duro de roer, que
mantiene en marcha el gran buque que es Rusia. Con su presidencia pronto
quedaron enterrados los ideales de la democracia, concluye el
politólogo Fiodor Lukyanov en un artículo para la revista “Ogonyok”.“Su actual forma de proceder puede formularse así: ‘No tocar
El propio Putin sentó hace tiempo las bases de la llamada unión económica euroasiática con aliados como la dictatorial Bielorrusia y el autoritario Kazajstán, en Asia central. Argumenta su permanencia en el poder alegando que sólo él es capaz de proteger de separatistas y terroristas al vasto país, con su extensa frontera con China y el conflictivo Caúcaso norte.
Putin está llamado a convertirse en un segundo Leonid Brezhnev, el hombre que lideró la Unión Soviética durante 18 años, escribe el politólogo Stanislav Belkovski en el diario cercano al Kremlin “MK”. Sus iniciativas para la protección de animales salvajes como la grulla demuestran que le faltan ideas políticas. Y, como Brezhnev, se está convirtiendo en rostro del sarcasmo, opina Belkovski.
Al mismo tiempo, los correos rusos señalan, según los medios, que una montaña de telegramas de cumpleaños se dirige al Kremlin. Las juventudes simpatizantes del mandatario planean confrontar la manifestación contra Putin prevista para el domingo con conciertos festivos. Mientras, el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, subrayó que el presidente no quiere grandes fastos para celebrar sus 60 años y pasará el día “en el estrecho círculo familiar”.
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