31 octubre, 2012

Todos coquetean con todos. Jorge Fernández Menéndez

El futuro de la reforma laboral se ha convertido en un galimatías que sólo es comprensible si se asume que lo que está en debate no es el nuevo estatus del trabajo, sino el equilibrio futuro de las fuerzas políticas, dentro y fuera del Congreso. Después de la votación en el Senado, que dio ocho modificaciones y adiciones a la minuta de reforma que fue aprobada por la Cámara de Diputados, los diferentes grupos parlamentarios han jugado cartas distintas, incluso encontradas.


Simplificando las cosas, podemos decir que el PAN, que consiguió el triunfo en el Senado de poder adicionar el tema de democracia sindical y transparencia a la minuta de los diputados, quiere ahora refrendarlo en San lázaro, pero se encuentra con que los mismos aliados que le sirvieron para ese fin en la Cámara alta, ya no le sirven en la Cámara baja. Nadie le quiere regalar un triunfo político al PAN, ni el PRI ni tampoco la izquierda. En este sentido, el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano creen que pueden ganar perdiendo: insisten en su posición de rechazar la reforma como un todo, pero resulta algo más que contradictorio que el presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano diga que quieren hacer un frente antiPRI, por una parte, pero, por la otra que convoca al PAN a que impulsen dejar la reforma en una suerte de congeladora hasta el próximo periodo ordinario que comienza en febrero para, en los hechos, analizar otra reforma laboral. Incluso que sostenga, al mismo tiempo que dice que busca una alianza con el PAN, que lo peor que podría pasar sería que se promulgaran los puntos de la reforma que ya han sido votados por consenso en ambas Cámaras. Lo que sucede es que el PAN también se ha entrampado en el tema de la alianza con el PRD. Hoy mismo tendrán una reunión para ver si pueden avanzar en ella.
Nueva Alianza, según nos dijo ayer la senadora Mónica Arriola (hija de Elba Esther Gordillo y secretaria general de ese partido) en el programa Todo personal, refrendará en la Cámara de Diputados lo hecho por la propia Mónica en el Senado: votarán a favor de la democracia sindical y la transparencia, por lo que si se llevara el tema al Pleno, le terminaría dando los votos necesarios a esas reformas aprobadas en el Senado. Recordemos que Nueva Alianza tiene diez diputados. El tema es si llegará al pleno y no permanece en comisiones, por lo menos hasta diciembre; el PRI quiere de alguna manera postergar su debate hasta que Peña Nieto asuma el poder. Al quitarle la figura de preferente, el priismo quiere que la reforma tenga en todo caso la impronta del nuevo Presidente y que pueda cruzarse políticamente con el paquete de reformas que impulsará Peña Nieto, sobre todo la reforma energética e incluso la fiscal y la educativa. No es casual que el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, haya dicho que al presidente Calderón le faltó hacer política para sacar adelante la reforma. En el PRI consideran que la iniciativa preferente enviada el primero de septiembre por Calderón buscó de alguna forma comprometer y meter en problemas a Peña Nieto. Puede ser, pero en ese camino se olvida que, en los hechos, el presidente Calderón lo que está haciendo es despedirse y que seguramente quiso dejar una huella con esa reforma pero que, en todo caso, la reforma beneficiará a Peña Nieto, y el PAN comienza a soltar con bastante claridad amarras respecto al presidente Calderón. Sí faltó, como dice Gamboa, política del Presidente en el tema. La duda es si el Presidente tenía ganas o interés de hacerla en lugar de dejarla, como lo hizo, en manos de su partido, sobre todo de su grupo parlamentario en el Senado, donde el calderonismo es mucho más evidente.
En todo este contexto, el Partido Verde, que en principio parecía apoyar las modificaciones de la Cámara de Senadores, aparentemente se quedará con el PRI en esa posición.
El hecho es que nadie parece tener un panorama seguro en este ámbito. En todo caso, la administración de los tiempos es una tarea que tendrá que afrontar Manlio Fabio Beltrones en la Cámara de Diputados, recordando que en la Comisión de Trabajo de la Cámara las posiciones en torno a la reforma están empatadas… eso si el PRD y sus aliados apoyan finalmente las modificaciones y no insisten en rechazar la reforma como un todo. Paradójicamente la posición de Zambrano, de postergar todo hasta el próximo periodo de sesiones, termina teniendo coincidencias con el PRI, con la enorme diferencia de que el PRI sí quiere una reforma laboral y el PRD, en principio, no, aunque el equilibrio de acuerdos y alianzas termina siendo tan inestable que todo puede suceder; particularmente, una vez que Peña Nieto asuma la Presidencia y convoque, como se asegura que sucederá, a una suerte de gran pacto nacional, que incluya a partidos, empresarios y sindicatos. Por lo pronto, la moneda, en la reforma laboral y mucho más allá, continúa en el aire.

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