26 noviembre, 2012

Amenazas ignoradas

Armando González

En la década de 1930, mucha gente no vio venir la amenaza de la ideología nazi. A sus ojos, Hitler estaba simplemente restaurando el orgullo herido del pueblo alemán y reconstruyendo una economía devastada por la Primera Guerra Mundial y por el duro tratado que terminó el conflicto. Seguramente Hitler y el pueblo alemán preferían compromiso en lugar de conflicto, paz y no guerra. Esta visión probó ser trágicamente errónea y decenas de millones de seres humanos murieron como resultado.


Al terminar la Segunda Guerra Mundial, mucha gente no vio venir la amenaza de la ideología comunista. A sus ojos, las sociedades marxista/leninistas estaban emancipando a los trabajadores del sistema capitalista. Esta visión también probó ser trágicamente errónea y en lugares tan disímiles como la Unión Soviética, China, Corea del Norte, Cambodia y Cuba, decenas de millones de seres humanos también murieron como resultado. Hoy, por supuesto, vemos el mundo más claramente. ¿No es así? Bueno, algunos sí y otros no.
Ronald Radosh nació en 1937 en la ciudad de Nueva York y fue criado en un hogar comunista. En su juventud, Radosh planeaba ser un líder del movimiento comunista en Estados Unidos, pero se convirtió en historiador, uno de esos raros historiadores que estudia el pasado y aprende de él en lugar de darle forma, retrospectivamente, para hacerle lugar en sus preconcepciones ideológicas.
Hace unas semanas, Radosh publicó en The Weekly Standard una crítica de la serie de televisión The Untold History of the United States, dirigida por Oliver Stone, que ha comenzado a trasmitirse los lunes a las 7:00 p.m. en Showtime, un canal de cable propiedad de CBS. Radosh pone bien en claro que esta serie no revela nada que no se haya dicho, repetidamente, en el pasado, no hay tal “ untold history”, sino que Stone simplemente repite, una vez más, la manida propaganda del partido comunista de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, recogida y repetida por sus “compañeros de viaje” y digerida completamente por Oliver Stone, quien ahora, como exitoso director de cine, esta erutándola.
Stone argumenta que “el líder de la Unión Soviética en las décadas de 1930 y 1940, José Stalin, ha sido vilificado extensamente por la historia”, por lo tanto se requiere una serie de TV como ésta para que “la teleaudiencia pueda caminar en sus zapatos y en los de Hitler para comprender sus puntos de vista”. Stone asevera que después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se movió a “el lado oscuro ( the “dark side”) de la historia”. Y, cuando el país se involucró en la Guerra de Vietnam: “No estábamos en el lado erróneo, éramos el lado erróneo”.
Radosh apunta no solamente los errores históricos de la serie sino también sus conspicuas omisiones. Por ejemplo: Se les dice a los televidentes que la Segunda Guerra Mundial terminó con el mundo compartiendo las esperanzas y sueños de los “progresivos” liderados por Stalin, cuyos deseos para la unidad de los aliados y por la paz, fueron rechazados por Winston Churchill y por el “sucesor accidental” de Roosevelt, Harry Truman. A los televidentes nunca se les dice que los objetivos y prácticas de los soviéticos, como la brutal ocupación de Europa Oriental por el Ejército Rojo y el derrocamiento de sus gobiernos, reemplazados por gobiernos títeres de los soviéticos, fue una labor cruel de fuerza brutal, una imposición históricamente imperdonable.
Stone hace un héroe del vicepresidente Henry Wallace, un simpatizante comunista que fue removido por Roosevelt del ticket presidencial de 1944 y reemplazado por Truman. La razón de Roosevelt para reemplazar a Wallace fue el llamado de Wallace a que Estados Unidos reconociera el dominio soviético de Europa Oriental; Wallace se opuso, más tarde, a la creación de la OTAN, propuso abandonar Berlín como respuesta al bloqueo soviético de la ciudad, denunció el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa y lo llamó el “Plan Marcial”.
Una vez fuera del gobierno, Wallace creó el Partido Progresivo que, Radosh apunta, era esencialmente un frente del Partido Comunista U.S.A. Aun el periodista Irving F. Stone, de la extrema izquierda de la época, dijo: “Si no hubiera sido por los comunistas, no habría habido un Partido Progresivo”.
Oliver Stone y sus secuaces están haciendo daño en un momento en que el totalitarismo vuelve a amenazar. Esta vez no es la amenaza de gobierno por una raza que se cree superior o por una dictadura del proletariado. Esta vez es la amenaza de fanáticos religiosos.
Stone y sus secuaces están haciendo daño. Lo mismo Showtime y CBS. ¿Es por ignorancia o por mala intención? Yo creo que por las dos.

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