Internacional
Su biógrafa, Paula Broadwell, usó el correo electrónico del ex jefe de la CIA para amenazar a su supuesta contrincante
Los celos de una mujer, en su disputa con otra (no su esposa) por las atenciones del general David Petraeus,
fueron los que acabaron con la brillante carrera del director de la CIA
y uno de los más consagrados héroes del estamento militar
estadounidense, símbolo de las campañas de Irak y Afganistán.
Amenazas en correos electrónicos de la biógrafa oficial de Petraeus, Paula Broadwell, denunciadas por la mujer que los recibió, motivaron la investigación del FBI que destapó el affaire del general. «Comenzó con dos mujeres, y en el curso de la investigación llegamos a él. Nos quedamos sorprendidos», han confesado agentes implicados en las pesquisas al «New York Times».
El caso llevó a la dimisión el viernes pasado de Petraeus
al frente de la Agencia Central de Inteligencia, al quedar de manifiesto
que su relación extramarital había puesto en hipotético riesgo la
seguridad nacional, tanto porque podía ser objeto de chantaje como
porque su amante había tenido acceso a información confidencial.
La investigación del FBI parece concluir que no hubo
ninguna violación notable de la seguridad, aunque Broadwell estaba en
posesión de cierto material clasificado, por lo que, al menos de
momento, no se han presentado cargos contra ninguna de las personas
afectadas. Tampoco las amenazas y el acoso de Broadwell contra esa
segunda mujer, cuya identidad no ha sido revelada, fueron
suficientemente explícitos como para adquirir categoría de delito.
Controversia en Washington
La reducción del caso a un asunto de faldas explicaría que
el FBI y el Fiscal General retuvieran las revelaciones durante la
campaña electoral, sin informar ni al Congreso ni a la Casa Blanca, que recibieron la comunicación solo una vez completada la jornada electoral.
La posibilidad de una gestión política del tiempo de algo que podría
haber trastocado las elecciones está generando gran controversia en
Washington.
Broadwell, autora de una biografía sobre Petraeus publicada
a comienzos de año, cuya elaboración le llevó a establecer una estrecha
vinculación con el general que devino en relación amorosa, comenzó a
tener celos de otra mujer con la que se disputaba las atenciones del
director de la CIA.
De esa segunda persona las fuentes citadas por los medios
estadounidenses solo especifican que no era su esposa Holly ni estaba
empleada en la Administración. Tampoco se conoce el tipo de relación que
mantenía con Petraeus, de 60 años. Las fuentes solo se refieren a
relación extramatrimonial en el caso de Broadwell, de 40 años, casada y
con dos hijos.
Sintiéndose rivalizada, Broadwell envió a su supuesta
contrincante correos electrónicos acosándola y lanzándole amenazas, al
parecer utilizando una cuenta personal de correo electrónico de
Petraeus. Asustada notablemente por las misivas, la persona molestada
buscó la protección del FBI. Eso ocurrió meses atrás, y durante este
tiempo la investigación descubrió que las comunicaciones habían salido
de un ordenador usado por Petraeus.
El general fue contactado por el FBI hace dos semanas. El
martes electoral por la noche, Petraeus se puso en contacto con su
inmediato superior, James Clapper, director de Seguridad Nacional, quien le aconsejó dimitir, algo que se materializó el viernes.
Aunque rumores de relaciones de Petraeus fuera de su
matrimonio habían circulado anteriormente, en realidad se debían más a
suposiciones por tratarse de un militar de algo rango de gran éxito, que
por razones del servicio pasaba largas temporadas apartado de su esposa
y que podía verse sujeto a flirteos de mujeres.
Pero la evidencia era la contraria. Según testimonios de
compañeros de armas recogidos por el «Washington Post», Petraeus y su
mujer Holly pasaban por ser ejemplo de matrimonio perdurable en las
complicadas circunstancias de la vida militar. «He pasado mucho tiempo
con él. Nunca le he oído decir, ¡guau, qué buena que está! Nunca decía nada grosero o referente a la apariencia de una persona», dice uno de sus antiguos ayudantes.
Casados durante 38 años, Petraeus y su esposa mostraron una
vez más su supuesta idílica relación el mes pasado cuando asistieron a
la boda de su hija, de 30 años. El matrimonio cuenta con otro hijo,
Stephen, que ha seguido también la carrera militar.
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