26 noviembre, 2012

Egipto: Morsi mueve ficha hacia la dictadura

James Phillips and Amy Payne




Egipto permanece sumido en revueltas después de que su presidente decretara el pasado jueves que ya no se encontraba sujeto a las leyes de su país, otorgándose a sí mismo poder por encima del Poder Judicial y las otras ramas del gobierno.


El presidente egipcio Mohamed Morsi se lanzó a agarrarse todo el poder poco después de ayudar en las negociaciones para el frágil alto el fuego en Gaza entre Israel y Hamás que es la rama extremista de los Hermanos Musulmanes y la organización a la que pertenece Morsi. La agenda de los Hermanos Musulmanes incluye imponer la sharia o ley islámica, reprimir los derechos de las mujeres y de las minorías religiosas, abandonar el tratado de paz de 1979 entre Egipto e Israel y defender la causa islamista en todo el mundo.
Reuters informa de que alrededor de 370 personas han resultado heridas en los choques entre los manifestantes y la policía desde que Morsi emitió el pasado jueves su decreto. El presidente se va a reunir hoy con los jueces, supuestamente para llegar a un acuerdo para enmendar su decreto, pero los manifestantes dicen que lo quieren ver revocado por completo.
Morsi ha puesto la política exterior de Egipto en un nuevo y problemático rumbo desde que llegó al poder en junio. Su gobierno se ha distanciado de Washington al mismo tiempo que se acercaba a China, mejoraba sus relaciones con Irán y violaba su tratado de paz con Israel.
Morsi ha incrementado la cooperación de Egipto con Hamás, la rama palestina de los Hermanos Musulmanes que controla Gaza y que continúa firmemente comprometida con la destrucción de Israel. El gobierno de Morsi, dominado por los islamistas, ha tomado duras medidas contra los medios de comunicación y ha anunciado que los periodistas egipcios serán llevados ante los tribunales por “insultos” al presidente. El gobierno de Morsi está reprimiendo las libertades políticas, sociales y culturales de los egipcios. Y sin embargo, la administración Obama ingenuamente lo continúa tratando como un socio.
Puede que Morsi esté calculando que su ayuda a la hora de administrar Curitas para la herida del conflicto palestino-israelí hará que Estados Unidos y los otros países que prestan asistencia a Egipto se lo piensen dos veces antes de tratar de revocar su toma de poder.
La administración Obama estaba trabajando en un paquete de ayudas a Egipto que incluye olvidar la deuda de aproximadamente $1,000 millones de este país con Estados Unidos. Esto además de los alrededor de $1,500 millones anuales en ayuda exterior por parte de Estados Unidos.
Cuando los manifestantes derribaron la bandera americana en la embajada de Estados Unidos en El Cairo el pasado 11 de septiembre, la reacción pública de Morsi fue de indiferencia. En vez de denunciar inmediatamente el ataque y tomar medidas para reforzar la seguridad en torno a la embajada (como han hecho los líderes políticos libios y yemeníes después de sucesos similares), Morsi esperó un día antes de pronunciarse informalmente, vía Facebook, con una tibia amonestación a los alborotadores .
La administración Obama debería hacer uso de la ayuda americana para presionar al líder egipcio para que respete el Estado de Derecho, acate las decisiones de los tribunales egipcios y abandone su ofensiva para conseguir el poder absoluto. En el pasado, Morsi ha explotado las crisis externas para promover sus propias ambiciones. En agosto, utilizó un atentado terrorista que mató a varios soldados egipcios en el Sinaí como pretexto para purgar el ejército egipcio de sus principales componentes de la era Mubarak. Ahora ha hecho lo mismo con el Poder Judicial.
El poder judicial de Egipto también ha presionado en contra de la toma de poder realizada por Morsi. El Consejo Supremo del Poder Judicial denunció la reafirmación unilateral por parte de Morsi  de su poder sobre el poder judicial como “un ataque sin precedentes contra la independencia judicial”. El Club de Jueces, una asociación compuesta por muchos de los jueces nombrados por el régimen de Mubarak, llamó a la huelga judicial en todo Egipto.
Pero los jueces por sí solos no serán suficientes para revocar la toma de poder de Morsi. El voto decisivo lo ejercerán las fuerzas armadas. Morsi parece confiado en poder contar con el respaldo de los principales líderes militares, a los que escogió cuidadosamente tras purgar en agosto los escalafones superiores leales a Mubarak.
Aunque aún no está claro el veredicto final del ejército acerca de la toma de poder de Morsi, quienes invierten en Egipto votaron con sus carteras y retiraron su dinero del mercado de valores egipcio, que el domingo se hundió casi un 10%.
Pero por desgracia, aquí el gran perdedor es el pueblo egipcio. Sus aspiraciones de libertad y democracia probablemente se perderán en la confusión mientras la “Primavera Árabe” se sume en un invierno islamista. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados (particularmente Israel) también verán socavados sus intereses nacionales por la ofensiva antioccidental de los Hermanos Musulmanes de Morsi.

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