Se esperan cambios en seguridad y en el ramo energético, pero no se cree que se modifique la relación con el sindicato magisterial
Ulises Beltrán y Alejandro Cruz/ BGC, Ulises Beltrán y Asocs., S. C.- 1
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CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre.- Frente al próximo cambio de gobierno, tiende a haber ánimo más o menos positivo sobre el futuro del país en el sexenio de Enrique Peña Nieto, con expectativas menos favorables que las que había hace seis años con Felipe Calderón. Se espera que Peña impulse cambios en seguridad pública y en el ramo energético, pero no se cree que modifiquen las cosas en materia educativa frente al sindicato magisterial, en el combate a las prácticas monopólicas y en el tema del IVA, según la más reciente encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior.
Se observa más optimismo que pesimismo sobre las expectativas de avance para el país bajo el próximo gobierno de Enrique Peña Nieto. 44% cree con alguna posibilidad o con toda seguridad que habrá mejoría, en tanto que 26% piensa que seguramente empeorarán las cosas o que hay algún riesgo de que así suceda; 26% no espera cambio ni para bien ni para mal. Comparativamente se tenían más esperanzas de Calderón (gráfico 1).
En torno a los principales problemas que México enfrenta, las perspectivas de que la administración de Peña Nieto los resuelva generan dudas en significativos sectores de la población.
Existe menos escepticismo en cuestiones como la inseguridad pública y el desempleo, prevaleciendo una división de opiniones al respecto. En cambio, en temas como la corrupción de funcionarios públicos, la calidad de la educación, la pobreza, alza de precios y narcotráfico domina ampliamente la incredulidad de que pueda enfrentarlos exitosamente (gráfico 2).
Hace seis años había más confianza en Calderón frente a estos retos que la que se expresa actualmente sobre Peña.
La población vislumbra un ánimo de cambio por parte de la administración peñanietista en materia de seguridad pública y de política energética.
Sobre el primero de esos temas, se cree que el próximo mandatario va a cambiar la estrategia para combatir al narcotráfico y crimen organizado seguida por el presidente Calderón (67%), que ha sido criticada por la persistencia de la violencia (gráfico 3). No obstante, no cualquier cambio se desea. La opinión pública prefiere que en la política a seguir se mantenga al Ejército y a la Marina en esta lucha, en lugar de regresarlos a sus cuarteles para dejar el combate a las bandas delincuenciales a cargo sólo de las corporaciones policíacas (65%).
Sobre la reforma energética que ha venido adelantando el futuro gobierno, aunque persiste la oposición a la entrada de particulares en la perforación, explotación y distribución del petróleo, se cree que Peña Nieto buscará que haya esa apertura. En efecto, 57% estima que actuará para que agentes privados participen de manera regulada en Pemex (gráfico 4).
En otros ámbitos que en el debate público se han planteado como relevantes para impulsar el desarrollo del país, prevalece la creencia de que Peña Nieto dejará las cosas como están.
En el tema educativo, para los mexicanos es de amplia importancia que el Presidente entrante redefina su relación con la dirigente magisterial Elba Esther Gordillo (mucho/bastante importante, 53%). Sin embargo, existe inclinación a pensar que Peña va a dejar que ella y el sindicato que comanda sigan influyendo en la política educativa (gráfico 5).
Ante el tema de la reforma fiscal para allegarle más recursos al gobierno, existen opiniones divididas sobre si Peña va a subir los impuestos (43%) o los va a dejar como están (37%). En algunos de los puntos más polémicos no se esperan cambios.
Se piensa que, en torno al debate de extender o no el IVA a alimentos y medicinas (gráfico 6), la política que seguirá será la de mantener el esquema de ese impuesto tal y como está ahora (67%). También se cree que sostendrá los incrementos mensuales al precio de la gasolina (59%).
De igual manera, frente a las prácticas monopólicas que se han advertido en diversas actividades económicas relevantes, prevalece el escepticismo de que el nuevo gobierno vaya a actuar decididamente para romper esos esquemas de dominancia de mercados. La mayoría pronostica que no va a buscar mayor competencia (58%).
Por ejemplo (gráficos 7 y 8), se cree que permitirá que Telcel y Telmex continúen controlando el mercado de la telefonía (53% y 58%, respectivamente), así como también se piensa que no hará nada para apoyar que haya una nueva cadena de televisión nacional (59%).
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