15 noviembre, 2012

La inmundicia que viene

Luis Soto

La inmundicia que viene

El verdadero, auténtico y legítimo sainete panista todavía no comienza. Tendremos que esperar unas cuantas semanas para que salgan a relucir las montañas de lodo, por no decir inmundicia, que dejó el proceso de elección interna de la candidatura presidencial en el PAN y, sobre todo, la campaña electoral de "Jose" contra el apóstol de Macuspana y el acorazado de Atlacomulco, quienes la dejaron viendo estrellitas, apuntan los observadores.

La señora del PAN no podrá seguir guardando silencio durante más tiempo, porque los calderonistas -todavía en el poder hasta el viernes 30 de noviembre- se han encargado de culparla, ¡a ella solita!, por el triste tercer lugar que ocupó el domingo 1 de julio pasado.

Sin restarle méritos a las torpezas, ineptitudes y sandeces cometidas por "Chepina" y los suyos (Los hermanitos Zavala y Roberto Gil, conocido como "Bob mil usos", entre otros), y sin dejar de reconocer que ella fue una pésima candidata, también hay que decir que sus "correligionarios" refugiados en Los Pinos la ayudaron a bien morir.


No contentos con haberle puesto a "Pina" piedritas y piedrotas en el camino, tampoco tuvieron empacho en pavimentar la ruta de Enrique Peña Nieto. Pero ahí no paró la cosa, porque una vez que vieron a "su" candidata con la medalla de bronce en el pecho, llorosa, derrotada, humillada y ofendida, los calderonistas hicieron leña del árbol caído... y siguen haciéndolo, como diría don Teofilito, agregan aquéllos.

Así las cosas, el respetable público está frotándose las manos de gusto, en espera de que salga a escena Josefina Vázquez Mota y le ponga las peras a 25 a los calderonistas que siempre la vieron como intrusa, arribista, recién llegada, bisoña, inepta... pero que nunca pudieron quitársela de encima.

¡Ánimo, "Jose", queremos escuchar su versión de esa penosa historia que fue su candidatura y su campaña presidencial!

Pero antes de que "Pina" responda, los mismos observadores se muestran medio intrigados, por no decir que perplejos, per-ple-jos, por lo que dijo Alejandra Sota: "Calderón nunca pensó en intervenir en comicios", aunque lo que quiso decir fue "proceso electoral", porque la palabra comicios se refiere, exclusivamente, al día de las elecciones, a la jornada en que los ciudadanos depositan su voto en las urnas. Ésos son los comicios.

Pero aparte de ese resbalón lingüístico de la todavía vocera presidencial, llama la atención que diga que Felipe Calderón "nunca pensó en intervenir", porque si alguien acepta comulgar con esa rueda de molino, entonces tendría que aceptar también que la intervención de Felipe Calderón en el proceso electoral fue sin pensar, porque de que intervino, intervino, por más que la señora Sota se empeñe en negar lo evidente.

¿O sea que el presidente de la República intervino en el proceso electoral sin querer queriendo, o sin pensar pensando, y nada más porque "se le chispoteó"?

Ya encarrerados, los multicitados observadores señalan que la vertiginosa y ya muy prolongada gira del adiós de Felipe Calderón es inútil, si tiene como propósito modificar el sitio que la historia le depara a su gestión sexenal; pero es justificada porque se trata de un maratón de inauguraciones de obras chicas, medianas, grandes y enormes, de las que nunca habló por estar demasiado ocupado y preocupado por la guerra antinarco y sus 60 mil muertos.

Sin embargo, lo que no tiene pies ni cabeza y menos justificación es el tour mediático de la vocera presidencial, que ha estado hablando de todo lo humano y lo divino, en su lenguaje lleno de "precisamente", "evidentemente", "claramente", "sin duda".

¿Cuál es la razón de que la señora Alejandra Sota Mirafuentes haya casi dejado de ser el medio oficial para que se escuche la voz de su jefe, y esté permanentemente dedicada a hablar de ella misma: de lo que hizo, de lo que piensa, de lo que cree, de lo que quiere y hasta de lo que se imagina? ¿Y cuál es el beneficio político de hacerlo al cuarto para las 12, cuando las únicas voces que hoy interesan -una más y otra menos- son las de los presidentes: el electo y el que está todavía en funciones?



Agenda previa

A Enrique Peña Nieto le vale madre lo que diga o deje de decir y también lo que haga y deje de hacer el expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León... como también le vale madre a la mayoría de los mexicanos que salieron -salimos- hechos polvo con "el error de diciembre", apunta un "indignado" lector, que nada tiene que ver con el movimiento "Yo soy 132".



Creo que la verdadera razón por la que el "Doctor Z" vino a México y se tomó la foto con el presidente electo, fue porque el mexiquense ya está hasta el gorro de que los bisoños y perplejos insistan en la versión -sin pies ni cabeza- de que otro expresidente también priista, Carlos Salinas de Gortari, ha sido su padrino político y dejará sentir su influencia en el próximo sexenio para convertirse en Ave Fénix que renacerá de sus cenizas.

Mi hipótesis, insiste el lector, es que el Acorazado de Atlacomulco intercambió sonrisas y abrazos con su lejano antecesor priista, con el único y exclusivo propósito de mandar un bonito mensaje a los "analistas" despistados y al propio "Orejotas": "¡A Zedillo lo escucho... pero a Salinas ni lo veo ni lo oigo!"



Por otra parte, no deja de ser cierto que una de las asignaturas pendientes para el gobierno federal ha sido, es y seguirá siendo la consolidación del Estado de derecho, asunto en el que ha insistido el doctor Zedillo... pero que no han podido resolver en casi 200 años de vida independiente los presidentes mexicanos y que, por supuesto, tampoco podrá resolver el futuro inquilino de Los Pinos.

Al personaje a quien hay que seguirle la pista muy de cerca en las siguientes semanas o meses, es a Guillermo Ortiz Martínez, que fue el eficiente operador político encargado de reunir a don Enrique con don Ernesto.

Así que...


No hay comentarios.: