20 noviembre, 2012

Los Hermanos Musulmanes de invitados en la Casa Blanca mientras Israel es atacado

James Phillips

Una delegación de representantes de los Hermanos Musulmanes de Egipto se reunió el pasado miércoles con altos cargos de la Casa Blanca, según un portavoz de la Casa Blanca que afirmó que “hemos ampliado nuestro compromiso para incluir a los nuevos y emergentes actores y partidos políticos”.
Los Hermanos Musulmanes, prohibidos durante largo tiempo en Egipto después de que intentaran asesinar al presidente egipcio Nasser en los años 50, están listos para dominar el nuevo gobierno egipcio tras surgir como los grandes vencedores de las recientes elecciones parlamentarias en Egipto.


La administración Obama ha hecho lo imposible por demostrar sus buenas intenciones hacia esta organización islamista antioccidental, que en estos momentos está en posición de secuestrar la revolución prodemocrática de Egipto. Pero el camino del infierno está lleno de buenas intenciones, como descubrió la administración Carter tras intentar mejorar las relaciones con los radicales islamistas iraníes liderados por el ayatolá Jomeini después de la revolución de 1979 en Irán.
Los Hermanos Musulmanes ya han roto sus promesas de no pretender dominar el parlamento egipcio y de no proponer un candidato para presidente. El pasado sábado, anunciaron que su segundo guía supremo, Jairat al Shater, optaría a presidente en las elecciones de mayo. Ayer, Shater proclamó que su principal prioridad sería instaurar la ley islámica (sharía), la cual impondría restricciones a las libertades de los egipcios, particularmente a las mujeres y a las minorías religiosas como es el caso de los cristianos coptos, que se estima que suman el 10% de la población.
La administración Obama ha restado importancia a la ideología hostil de los Hermanos Musulmanes y ha minimizado la reciente crisis en las relaciones bilaterales que fue provocada por la decisión con motivaciones políticas del gobierno militar de transición de Egipto de perseguir a las organizaciones prodemocráticas no gubernamentales (ONG). La secretaria de estado Hillary Clinton anunció recientemente que Estados Unidos continuará enviando a Egipto $1,500 millones en ayuda anual, a pesar del provocador comportamiento de El Cairo.
Esta decisión envía una señal equivocada a los líderes de Egipto: la de que ellos pueden continuar explotando los sentimientos antiamericanos, avivados desde los medios de comunicación controlados por el estado, con escaso temor a las consecuencias. Conceder ayuda de Estados Unidos de forma incondicional indica también debilidad y virtualmente garantiza que continúen los juicios mediáticos a las ONG.
Las iniciativas de la administración Obama para establecer una buena relación de trabajo con los Hermanos Musulmanes también está condenada al fracaso a causa de la implacable hostilidad de los Hermanos hacia Israel. Poco después de que la delegación egipcia fuese a la Casa Blanca, los terroristas lanzaron un ataque con cohetes contra la ciudad israelí de Eilat desde el desierto egipcio del Sinaí. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu advirtió de que el Sinaí se ha convertido en una “zona terrorista” y de que Israel emprendería acciones para contener el peligro.
Ocho israelíes fueron asesinados el pasado agosto en un atentado cometido por terroristas palestinos desde el desierto del Sinaí y es probable que más ataques de este tipo pongan a prueba en el futuro las relaciones egipcio-israelíes. Los Hermanos Musulmanes de Egipto están aliados con Hamás, el radical movimiento islamista palestino que ha sido el responsable de muchos ataques con cohetes contra Israel. A diferencia del gobierno egipcio de Mubarak, es probable que el régimen liderado por los Hermanos Musulmanes respalden a los terroristas palestinos, en vez de moderarlos.
Por tanto, aunque la administración Obama siga negando la naturaleza hostil de los Hermanos Musulmanes de Egipto, es probable que sus planes de congraciarse con los nuevos líderes de Egipto se desmoronen rápidamente en vista de las crecientes tensiones egipcio-israelíes sobre un terrorismo que no cesa.

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